Usted está aquí: domingo 23 de marzo de 2008 Cultura Buda Guanyin, tesoros de la compasión, espacio de respiro ante el frenesí diario

■ “Es triste salir de este lugar y regresar a la realidad mexicana”, comentó un visitante

Buda Guanyin, tesoros de la compasión, espacio de respiro ante el frenesí diario

■ Esculturas, pinturas y textos sagrados muestran al espectador la trascendencia del budismo

Ana Mónica Rodríguez

Ampliar la imagen En promedio, unas dos mil personas visitan diariamente la exposición sobre la tradición budista, que se exhibe en el Museo Nacional de Historia, en el Castillo de Chapultepec En promedio, unas dos mil personas visitan diariamente la exposición sobre la tradición budista, que se exhibe en el Museo Nacional de Historia, en el Castillo de Chapultepec Foto: José Antonio López

Un lugar de respiro y reflexión ante el frenesí multitudinario es la muestra Buda Guanyin. Tesoros de la compasión, la cual es una opción “armónica” ante la profusa actividad artística que se ofrece en las cercanías de avenida Reforma, en donde el interminable tráfico atestigua la presencia de los capitalinos en los recintos cercanos y en diversos puntos del Bosque de Chapultepec.

Desde el día de su inauguración, el pasado 6 de marzo, la muestra proveniente de la República Popular China ha recibido los días domingo unas 3 mil 500 personas, mientras que de martes a sábado el flujo de visitantes llega a los 2 mil. El área de Relaciones Públicas del Museo Nacional de Historia en el Castillo de Chapultepec estima que la cifra ascenderá durante estas vacaciones hasta “estabilizarse” en cuatro mil asistentes diariamente.

Bajo sus diferentes nombres, rostros y atributos, Guanyin (o Avalokitesvara) es un ejemplo de la trascendencia del budismo, cuya doctrina fue concebida en la India hace 2 mil 500 años por Siddharta Gautama, llamado también el Buda Sakyamuni.

Con esculturas, pinturas, objetos rituales y textos sagrados se desarrollan los temas que aborda la exposición bajo el eje de la compasión, valor fundamental de la tradición budista.

Las piezas escultóricas elaboradas en distintos materiales como bronce, cobre, madera, piedra, porcelana, más otros objetos textiles y de papel, ofrecen a los visitantes un amplio panorama de esta corriente espiritual. El acervo de más de 200 obras pertenece a las dinastías Liao (916-1125), Luang (1271-1368), Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911).

Para introducir a los visitantes en el mundo budista resurge esplendorosa la escultura de las 11 cabezas y mil brazos, en un recorrido que está divido en tres secciones y es apoyado por cédulas de mano, audioguías, audios y videos interactivos, los cuales, entrelazados, recrean una atmósfera saturada de cánticos y oraciones milenarias.

La ambientación de un templo budista es uno de los mayores atractivos de la muestra, la cual también fue montada en el contexto del Fórum Universal de las Culturas, en Monterrey. Ese colorido espacio sobresale por las ofrendas frutales, jarrones con flores, signos y diversos elementos que anteceden al venerado ser a quien se le rinde culto.

Jóvenes y adultos, y en menor medida niños, además de mujeres maduras que se acompañan entre sí para dedicarle especial atención a los tesoros espirituales, son quienes acuden a la muestra que invita a la reflexión en torno a una forma distinta de estar en el mundo y de convivir en armonía.

“Es triste salir de este lugar y regresar a la realidad mexicana”, dijo uno de los visitantes tras terminar el recorrido por las salas de exposiciones temporales, en donde, por cierto, se debe mostrar el boleto de entrada por lo menos tres veces a los encargados de la seguridad.

Los senderos de la compasión, el universo de Buda, las imágenes budistas, las cuatro nobles verdades, samsara, karma y nirvana; además del origen del Bodhisattva Avalokitesvara, el budismo en China y las manifestaciones de Avalokitesvasra, montañas sagradas y el budismo tibetano son algunos de los temas que permiten a los asistentes acercarse a la doctrina del despertar y el camino de la iluminación.

 
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