■ La obra operística del compositor checo abrirá la edición 24 del Festival del Centro Histórico
Jenufa, buena pieza para que México conozca a Leos Janacek: Chalupecky
■ A dos meses del estreno, el director concertador comenzó los ensayos con el coro y los solistas
Ampliar la imagen El director Jan Chalupecky durante uno de los ensayos con el coro que participará en la obra Jenufa, la cual se interpretará en su idioma original, pero con artistas mexicanos Foto: Carlos Ramos Mamahua
Ciento cuatro años después de su estreno en la ciudad checa de Brno, llega a México Jenufa, obra maestra del compositor Leos Janacek. Esta ópera será el acto inaugural de la edición 24 del Festival de México en el Centro Histórico.
Casi dos meses antes del estreno, el director concertador, Jan Chalupecky, realizó una visita de trabajo para comenzar los ensayos con el coro y los solistas que participarán en Jenufa. En la cafetería del Palacio de Bellas Artes charla con La Jornada acerca de esta obra emblemática del repertorio checo.
Jenufa, cuyo primer nombre fue La hijastra (Její Pastorkyna), es la historia “de una chica absolutamente normal, una mujer que vive en el campo, con una problemática muy particular, algo que pudo suceder hace 100 años y que sin duda sigue ocurriendo hoy día: se embaraza del novio. Jenufa es una persona como nosotros, que quiere lo que nosotros. ¿Y qué quisiera? Ser linda, tener una vida feliz, amor, todo lo que un ser normal quiere. Sin embargo, la situación desemboca en una tragedia. Pero, ¿qué es la vida? ¿Qué sabemos nosotros de lo que nos va a suceder como ‘gente normal’?”, dice Chalupecky.
Esta “es una ópera absolutamente genial. Una de las cosas que me llama la atención es que Janacek es, de alguna manera, producto del romanticismo y, sin embargo, ya no es un romántico, es otra cosa, es nuevo, es diferente. En Jenufa y en sus composiciones posteriores va desarrollando un lenguaje musical que no se puede comparar con obras de ese mismo momento, como por ejemplo Salomé, de Strauss, o Madama Butterfly; Janacek encuentra una manera diferente de expresarse que no permite confundirlo con nadie más.
“No está viendo cómo copiar a los otros compositores, es un producto del romanticismo, sí, pero ya no es romántico. En algunas de sus piezas puede haber una parte romántica y de repente corta y es otra cosa. Es totalmente especial en cuanto a la expresión y busca su propia manera de decir las cosas.”
Chalupecky, de 40 años, aunque veterano en la conducción de Jenufa, señala que esta obra es la más popular del compositor checo, nacido en la localidad morava de Hukvaldy, en 1854. Es la que más se pone en escena en la República Checa, “y es una muy buena introducción para que el público mexicano conozca a Janacek. Es una buena pieza para empezar el viaje, para entender a este compositor”,
Jenufa, añade, es en verdad una historia emocionante. “No tiene un solo momento en el que el espectador se vaya a dormir. Todo sucede en un aliento, en poquísimos minutos, o segundos. No hay tiempos muertos. Es una historia muy clara que rápidamente se desenvuelve dramáticamente”. Para quienes piensen en la posibilidad de un desenlace feliz, Janacek dejó abierta la puerta. “Es decir, que la vida tiene que continuar, tan sólo fue un capítulo que se cerró”.
Reto doble
El reto de montar esta obra en México es doble: se cantará en checo, por eso Chalupecky comenzó la preparación de los cantantes nacionales.
No es común que el director concertador realice esta clase de ensayos, “aunque así es como debería ser, sobre todo con Jenufa, que tiene su dificultad y que además es desconocida por el coro, la orquesta y los solistas. Por ello se necesita una preparación especial, calmada, pausada, para que realmente haya un trabajo profundo”, dice el director.
Chalupecky viene con tanta anticipación para que quienes participen en la ópera puedan decir las palabras, les explica el significado y procura perfeccionar al máximo la pronunciación. A esta dificultad hay que añadir un ingrediente más: Janacek tomó no sólo el checo, sino un dialecto específico del sur de Moravia. También a él se debe el rescate musical de esa zona, ya que mucha de la música de Jenufa está basada en canciones populares de esa región.
Chalupecky ha dirigido esta obra unas 20 o 25 ocasiones en distintas ciudades, se inició como chelista, pero con el paso de los años se encaminó hacia la dirección. “Ahora el chelo está en casa. Lo toco cuando estoy solo y frente al perro, pero el perro se duerme”.
En Jenufa, la música y la historia van juntas: “Es teatro con música en el más amplio sentido de la palabra”.
Ya en su segunda visita, dentro de unos días, Jan Chalupecky llevará un poco más lejos los ensayos, ya que se enfocará en llevar la música, las canciones, a la parte actoral. Primero las notas y el ritmo, precisa el músico, porque eso es la base de la que todo va a partir. “No quiero que ninguno de los cantantes ni el coro esté pensando en qué nota sigue, sino que lo tengan de tal modo integrado en la cabeza y en el corazón que a partir de eso pueda salir la expresión de las palabras. Que los actores, cada uno en escena, estén verdaderamente en el momento dramático sin pensar en la siguiente nota”.
Por eso los ensayos comenzaron dos meses antes, para integrar todos los elementos y así lograr que el público se relacione por completo. “Habrá unos cuantos que estarán buscando los errores o esperando el aria, pero en general quienes están ahí están siguiendo la historia, como en el cine; eso es lo que necesito, que la gente esté por completo involucrada en la historia como dos horas en el cine”.