■ Europa, EU y Australia exigen a China una salida pacífica
Llegan a 100 los muertos en Lhasa, asegura el gobierno tibetano en el exilio
Ampliar la imagen Tropas y vehículos blindados custodian las calles de Lhasa, donde ayer hubo protestas esporádicas Foto: Reuters
Pekín, 15 de marzo. Nuevas protestas aisladas se desataron hoy en la capital tibetana, Lhasa, y en la provincia china de Gansu, mientras el autodenominado gobierno tibetano en el exilio informó de 100 muertos en los disturbios de la víspera, frente a los 10 reconocidos oficialmente por las autoridades chinas.
En Lhasa, que el viernes fue escenario de enfrentamientos, volvieron a salir manifestantes tibetanos, pese a los masivos llamados de las fuerzas de seguridad, informó la organización Campaña por un Tíbet Libre.
También monjes budistas del monasterio de Labrang Tashikyil en Sangchu, en la provincia china de Gansu, volvieron a manifestarse, indicó el exilio tibetano. Los manifestantes, que pidieron la independencia de Tíbet y anunciaron su apoyo al Dalai Lama, se dirigieron a la sede del gobierno regional de Sangchu.
Fuerzas paramilitares chinas actuaron contra los manifestantes, realizaron disparos al aire y utilizaron gases lacrimógenos contra los monjes.
Las autoridades judiciales del Tíbet dieron a los manifestantes plazo hasta el próximo lunes para entregarse y recibir el beneficio de la indulgencia. “Los criminales que no se entreguen en el plazo fijado serán severamente castigados de acuerdo a la ley”, indicó el gobierno tibetano.
La agencia de noticias china Xinhua dijo que 10 “civiles inocentes” murieron en incendios durante los enfrentamientos del viernes en la remota capital instalada en las montañas.
Sin embargo el autodenominado gobierno en el exilio del Tíbet, que tiene su base en Dharamsala, India, informó que “hay 30 muertes confirmadas hasta el momento y cerca de 100 sin confirmar”.
Asimismo, pidió a Naciones Unidas que investigue las circunstancias de los tumultos registrados en las últimas horas y las posibles “violaciones contra los derechos humanos”.
“Estas manifestaciones comenzaron el 10 de marzo, con motivo del 49 aniversario del levantamiento tibetano contra China, y continuaron tras la violenta represión del régimen de Pekín”, agregó la declaración.
Australia, Estados Unidos y Europa instaron por separado a las autoridades chinas a encontrar una salida pacífica al conflicto, mientras que Taiwán, territorio que China proclama como suyo, condenó la actitud de Pekín.
Al menos 150 manifestantes tibetanos, entre ellos monjes ataviados con sus vestiduras tradicionales, protestaron frente a la embajada de China en Washington, y en Sidney, Australia, manifestantes escalaron un muro que rodea al consulado chino y removieron la bandera de ese país en un intento por remplazarla con una de la región de Tíbet.