Usted está aquí: domingo 2 de marzo de 2008 Mundo En comicios más formales que reales, los rusos eligen hoy al sucesor de Putin

■ Sólo el abstencionismo podría frenar el triunfo de Medvediev

En comicios más formales que reales, los rusos eligen hoy al sucesor de Putin

Juan Pablo Duch (Corresponsal)

Moscú, 1º de marzo. Los rusos están convocados a votar este domingo para elegir, desde un punto de vista más formal que real, al sucesor de Vladimir Putin, impedido por la Constitución para ser presidente un tercer periodo consecutivo, pero quien seguirá ejerciendo influencia decisiva en la toma de decisiones en el Kremlin desde el cargo de primer ministro.

Dmitri Medvediev, vicepremier designado por Putin como sucesor, se impondrá por amplio margen a sus tres contendientes nominales, el comunista Guennadi Ziuganov, el ultranacionalista Vladimir Zhirinovsky y el casi desconocido Andrei Bogdanov.

No es un pronóstico, es un hecho irreversible. Y esto se debe a una combinación de factores que inciden en los ánimos del electorado local, entre los cuales cabe mencionar el uso y abuso de los recursos del Estado en favor del candidato del Kremlin, la hidrocarburizada coyuntura económica y la inoperancia de la oposición para movilizar seguidores y cambiar las inequitativas reglas del juego.

En ese contexto, dado que para ser proclamado ganador en primera vuelta es indispensable que la participación no sea inferior a 50 por ciento del padrón, la abstención es lo único que puede no arruinar, pero sí empañar, el relevo en el Kremlin.

De ahí los insistentes llamados, a lo largo de esta semana y desde las tribunas más altas del país, a que la gente acuda a sufragar ante la preocupación de que muchos rusos prefieran quedarse en casa por creer que, con o sin su voto, sólo un candidato puede ganar, al margen de si en lo personal apoyan o rechazan a ese aspirante.

Pero como los caciques regionales, a diferencia de lo que ocurre en Moscú y San Petersburgo, suelen aportar el suficiente número de votantes como para hacer creíble cualquier dato de participación, nada parece indicar que Medvediev no será el nuevo presidente de Rusia desde este domingo.

Con estos comicios, en el quehacer político de Rusia está por instrumentarse una tácita fórmula de gobierno “presidente (Medvediev)–primer ministro (Putin)”, en la cual, a priori, el subordinado marcará línea al superior formal.

La idea implícita en la postulación de Medvediev como sucesor no es sólo que con él habrá continuidad en la política de Rusia, sino que Putin –el presidente saliente– no será ajeno de ninguna manera al cumplimiento de los planes que definió, hace apenas unas semanas, hasta el año 2020.

Planteadas así las cosas, el binomio oficialista alcanzó 80 por ciento en los sondeos de intención de voto. No es claro, sin embargo, cuánto durará esta anómala distribución de papeles en el Kremlin y hasta qué punto Medvediev está dispuesto a ceder a Putin sus facultades más importantes, de facto y sin tener que modificar la Constitución.

Por eso, en el corto plazo mucho va a depender del porcentaje de apoyo que obtenga Medvediev en las urnas: podrá reclamar mayor protagonismo si supera el 71 por ciento que consiguió Putin en las anteriores presidenciales de 2004.

En otro orden de asuntos, después de tres días de permanecer en la zona de deportación del aeropuerto Domodiedovo de Moscú, debido a que se le volvió a prohibir la entrada a Rusia, la periodista moldava Natalia Morar “empezó a sentirse mal al agudizarse la dolencia renal que padece” y, por ese motivo, “decidimos volar hoy a Moldavia”, informó vía celular a una emisora local su esposo ruso, Ilia Barabanov, poco antes de abordar el avión.

 
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