El arte como esplendor único
El pintor, quien fue autodidacta, describía su estilo como “realismo atemporal”
Balthus defendía en sus creaciones la inocencia, el deseo y el erotismo
Dejó un legado de unos 350 lienzos y mil 600 dibujos, tras su muerte, en 2001
Ampliar la imagen Hoy se cumple el centenario del natalicio de Balthus, captado aquí por Henri Cartier-Bresson Foto: cortesía de la Fundación Balthus
París, 28 de febrero. En realidad, en aquellas púberes que eran el tema favorito del artista francés Balthus no habría habido nada comprometedor de no ser por esos pequeños detalles sensuales y eróticos: una falda muy corta o unas piernas demasiado abiertas.
Los críticos y observadores quedaban consternados con la sexualidad subyacente en sus pinturas. Pero para el pintor, fallecido el 18 de febrero de 2001, a los 92 años, sus representaciones no tenían nada de condenable, sino que eran imágenes puramente sensuales de un deseo libre de tabúes y de la inocencia.
Estos cuadros sobre el despertar de la sexualidad en las niñas, reflejado generalmente en interiores burgueses, le valió a Balthus, de cuyo nacimiento se cumplen cien años este viernes, la fama mundial.
“En su primera exposición, en 1934, se produjo un escándalo, porque se interpretó la escena de una de las pinturas como un intento de abuso de una menor”, dijo Sabine Rewald, curadora de una gran muestra individual de Bal-thus que se presentó en Colonia, Alemania, el año pasado.
El artista describía su estilo como “realismo atemporal”. Era autodidacta y su escuela de arte fue el Louvre. Durante semanas, pasaba las tardes en el museo parisino, donde estudiaba y copiaba obras de David, Poussin, Chardin y Courbet.
Era un defensor del oficio de los antiguos maestros. Estaba ligado a lo concreto y sus pinceladas eran directas, clásicas y expresivas.
En los años 20 y 30 del siglo pasado, se relacionó con Alberto Giacometti, André Malraux y Georges Bataille; conoció el impresionismo, el cubismo y el surrealismo, pero rechazaba casi todos los estilos artísticos: “La capacidad de pintar desaparece. Ya no existe casi nadie que la domine correctamente. Para confirmarlo, basta observar a los pintores de nuestro siglo.
“La mayoría de ellos no tienen nada que comunicar y sus obras no contienen nada digno de tomarse en cuenta por otros artistas. El único que supone una excepción es Braque.”
Influencia de la pintura asiática
El artista, llamado en realidad Balthazar Klossowski de Rola y nacido en París en el seno de una familia polaca de artistas, creció en un entorno cosmopolita. Su madre era pintora y amiga del poeta Rainer Maria Rilke. Y a instancias de su padre, un conocido historiador del arte parisino, conoció a Bonnard, Matisse y Monet.
En vida, Balthus era considerado especial y marginal. Durante su primera época parisina trabajaba intensamente retirado en su estudio del sexto arrondissement, en el corazón de la ciudad.
En 1976 adquirió en Suiza, donde había pasado parte de su juventud, la noble y amplia casa de madera Grand Chalet en Rossinière en el cantón de Waadt, en la que vivió hasta su muerte en febrero de 2001, con casi 93 años.
Dejó una obra completa de unas 350 pinturas y mil 600 dibujos, entre ellos un retrato del español Joan Miró, sus paisajes suizos y franceses, las naturalezas muertas influenciadas por la pintura asiática y los retratos eróticos de niñas, que hoy día son los más conocidos.