El premier Hashim Thaci hace la declaración entre airadas denuncias de Serbia y Rusia
Entre fuegos artificiales Kosovo firma su acta de independencia
Para los albaneses, que conforman 90% de su población, es el fin de la opresión de los serbios
Enfrenta grandes retos con la población más joven de Europa y 40 por ciento de desempleo
Ampliar la imagen Fatmir Sejdiu, presidente de Kosovo (extremo derecho), firma el acta de independencia; lo acompañan Jakup Krasniqi, presidente del Parlamento (centro), y Hashim Thaci, el primer ministro Foto: Ap
Pristina, 17 de febrero. “¡Es el día más grande en un millón de años!”, gritó un kosovar extasiado al celebrar la independencia de su país junto con decenas de miles de otros albaneses étnicos la noche de este domingo.
Fuegos artificiales estallaron por toda la ciudad, miles de automóviles desfilaron por las calles, con gran estruendo de bocinas y con banderas albanesas desplegadas en el toldo, mientras hombres y mujeres ataviados con trajes típicos sonaban tambores, bailaban y cantaban.
Este domingo Kosovo se convirtió en la nación-Estado número 193. Para los albaneses, que constituyen 90 por ciento de su población, la declaración constituyó el fin de generaciones de opresión por los serbios, quienes afirman que Kosovo es su patria pero durante siglos han representado una minoría en ella. Pese a la euforia, había un ángulo decoroso, casi sombrío en las festividades. Kosovo entra al escenario con mundial con un respaldo menos que unánime de Europa y entre airadas denuncias de Serbia y Rusia.
La declaración de independencia del primer ministro Hashim Thaci fue seguida de inmediato por una advertencia de su contraparte serbio, Vojislav Kostunica, de que Serbia nunca otorgará su reconocimiento. En Mitrovica, principal foco de tensiones étnicas durante los días oscuros de los Balcanes, se lanzaron granadas de mano, aunque no causaron víctimas. Los jubilosos kosovares se encogieron de hombros ante la amenaza.
“No nos preocupa Serbia”, señaló Meshmet Osmani, de 49 años, empresario de Pristina que celebraba con su hermano. “Serbia perdió Kosovo por completo en 1999. Es la última vez que nos dicen lo que debemos hacer: ahora somos iguales. Los serbios están nerviosos, pero con el tiempo se calmarán. Y eso va también por los serbios que viven aquí. Nadie les hará daño.”
Nueve años después de la campaña de bombardeos de la OTAN –encendida por temores de que Slobodan Milosevic planeaba una limpieza étnica contra los kosovares–, el primer ministro, de 39 años, anunció el esperado nacimiento de la nueva nación. “Este día tardó mucho en llegar –exclamó–, pero de hoy en adelante Kosovo es orgullosa, independiente y libre.”
El ex guerrillero marxista y líder político del Ejército de Liberación de Kosovo mostró escasa emoción al leer la declaración, que por momentos era más bien una especie de manifiesto.
En referencia a su propia vida, expresó: “Mi familia, como la de ustedes, nunca se rindió y nunca perdió la fe en sus compatriotas. Desde el hermano que abandonó a los suyos para ir a la lucha, hasta el agricultor que se negó a ceder su tierra, hasta las mujeres y hombres que abrieron sus hogares y enseñaron a nuestros hijos, hasta el estudiante que se levantó y dijo ‘Basta’… jamás nos doblegamos ni perdimos la fe en nuestros compatriotas”.
Presente, la familia del líder pacifista Ibrahim Rugova
Presenciaban el momento los legisladores del nuevo Estado y la familia de Ibrahim Rugova, el difunto escritor convertido en líder pacifista que hizo más que nadie para imbuir en los kosovares un sentido de destino. Pero no es la primera vez que Kosovo declara la independencia: Rugova la anunció ya desde 1992.
Siguieron siete años de miseria durante los cuales el gobierno de Milosevic sacó a los albaneses de la vida pública para mantener sojuzgada a la provincia. Kosovo había estado tirando de la cadena desde la derrota de Serbia en la campaña de bombardeos de 1999, pero se contenía por la compulsión de sus respaldos internacionales por obtener consenso internacional para esa acción. Jamás llegó.
Luego de un año de negociaciones intensivas con ambos bandos, el enviado especial de la ONU, Martti Ahtisaari, concluyó que un acuerdo entre Serbia y los kosovares era imposible, y recomendó una “independencia supervisada por la comunidad internacional”.
Se esperaba que ese proyecto se volviera realidad el año pasado, hasta que Rusia cambió de parecer y vetó la propuesta en el Consejo de Seguridad de la ONU. Ha pasado casi un año de que Ahtisaari entregó su informe, pero la Unión Europea, endurecida por Estados Unidos, finalmente ha reunido el valor para desafiar a Moscú y Belgrado.
Como Thaci subrayó ante el Parlamento, los desafíos que enfrenta esta pequeña nación son formidables. Con la población más joven de Europa, 40 por ciento de desempleo y pocas industrias de exportación, le resultará difícil abrirse paso en el mundo.
Durante mucho tiempo Serbia ha amenazado con un “plan secreto” de represalias si Kosovo se separaba, el cual podría incluir cortes en exportaciones energéticas y bloqueos camineros. También ha amenazado con tomar medidas diplomáticas y comerciales contra estados que reconozcan la independencia de Kosovo.
El plan de Ahtisaari, que ahora se pone en práctica, comprende medidas destinadas a garantizar seguridad, dignidad y autonomía local a los serbios de Kosovo, con mucho mayor control en los niveles locales y la protección de los monasterios y otras reliquias culturales de los serbios.
Insisten sobre la naturaleza multiétnica del país
El discurso de Thaci estuvo lleno de referencias a la naturaleza multiétnica del nuevo Estado. Pero Belgrado ha dado instrucciones a los serbios de Kosovo de boicotear sus instituciones y ha jurado recuperar la provincia.
Desde el fin de la guerra, los serbios de Kosovo han seguido órdenes de Belgrado y hecho caso omiso del gobierno albanés, a la vez que aceptan la función de la ONU y la OTAN. Ahora que la misión Onumik se descontinuará y será remplazada por una fuerza de policía, fiscales y jueces europeos, es probable que empeoren las relaciones con los serbios, pues Belgrado considera ilegal la misión europea.
Este domingo, fuera de las granadas de mano, no hubo signos de violencia en los primeros ritos del nacimiento de la nación. El gobierno había implorado a los kosovares “celebrar la independencia con dignidad, por un nuevo principio”. “Estoy feliz, los serbios deberían estarlo también”, sostuvo uno de los celebrantes de esta noche. “Todo serbio honesto y que no haya cometido delitos es bienvenido a vivir con nosotros.”