Petróleo, 2008: ¡primera llamada!
Los recientes reportes de las reservas petroleras de México indican que las de petróleo nacional alcanzarán para 10 años. El problema es de gran importancia para el país. En primer lugar, porque una buena parte de su producción de energía se sostiene gracias al crudo. Y en segundo lugar, a que los principales ingresos de la economía se sostienen, también, gracias a él.
Desde hace más de 20 años, muchos científicos y técnicos mexicanos han alertado sobre la necesidad de apoyar a las fuentes renovables de energía, como son la energía solar, la eólica o de los vientos y la que se obtiene de la biomasa. Hoy ya no es un problema secundario, sino uno estructural de la economía mexicana.
Las cifras de las reservas de petróleo mexicano son aterradoras. Y todavía debatimos entre la privatización o no privatización, cuando el problema es mucho más grande y requiere de toda nuestra atención. Sólo hay que responder una pregunta: ¿cómo se va a generar energía para todo México cuando se acabe el crudo? Ya no digamos cómo va a salir adelante el país sin ese recurso, que aporta los principales ingresos a la nación.
El problema está a la vuelta de la esquina para todos, y parece que todavía no nos hemos dado cuenta de su importancia. Un escenario sin petróleo significa que no habrá luz ni agua caliente para todos los hogares mexicanos, así como gasolina, la cual ya importamos desde hace varios años de muchos países, porque todavía no tenemos la capacidad técnica para producirla y satisfacer nuestras propias necesidades. Todo lo anterior, sin considerar que la cultura del coche y la gasolina, es la que hemos privilegiado.
El problema para México de la falta de petróleo es casi un asunto de seguridad nacional, al cual no le hemos dedicado el apoyo que se merece.
¿Cómo vamos a generar la energía eléctrica para llevar la luz a millones de hogares? ¿Cómo vamos a calentar el agua? ¿Cómo vamos a mover nuestro transporte?
Desde hace muchos años se ha hablado de la necesidad de invertir en fuentes alternas de energía, como la solar y la eólica, pero en la práctica se ha hecho muy poco, a pesar de que México cuenta en el norte con las regiones más privilegiadas de asoleamiento. Los esfuerzos son escasos y el problema está encima.
El asunto es tan grave, que habrá que repensar si la alternativa de la energía nuclear se tiene que revivir, a pesar de la contaminación de los residuos radiactivos. Simple y sencillamente, porque se trata de una cuestión de sobrevivencia, que no hemos afrontado.
Aún dejando de lado el calentamiento global, México requiere satisfacer las necesidades de energía de sus habitantes, y el petróleo mexicano se va a acabar. Ante ello, ¿qué estamos haciendo? La respuesta es absolutamente nada. Seguimos sin apoyar la ciencia y la tecnología y, peor aún, no se toman las medidas para cambiar ese negro panorama.
Recientemente, la revista Scientific American publicó un plan de reducción en 65 por ciento del consumo de electricidad en Estados Unidos, con la finalidad de disminuir las emisiones de CO2, plan del cual los mexicanos debemos tomar nota; no tanto en lo relacionado con la baja de emisiones, sino para la sobrevivencia y salir adelante. Se trata de un proyecto para instalar en los desiertos plantas solares de gran envergadura con sistemas de almacenamiento, que reducirían sustancialmente el consumo de petróleo. En el caso de nuestro país, se puede hacer lo mismo en estados como Sonora y Baja California.
El problema de México es que ha hipotecado todo su futuro en el petróleo, y pese a los señalamientos de muchos investigadores y divulgadores de la Universidad Nacional Autónoma de México se ha dejado de lado la necesidad de invertir en nuevas fuentes renovables de energía, cosa que el gobierno ha despreciado.
Los esfuerzos destinados a usar energías renovables no son suficientes para resolver el problema a corto plazo. Y más vale que cambien, si no queremos tener una crisis energética de grandes dimensiones en 10 años. 2008: ¡primera llamada!
No tener petróleo en México será un gran problema, que también afectará a las futuras generaciones, pues 10 años no son nada. La situación está relacionada con la falta de apoyo a la ciencia y a la tecnología, y quienes pueden ayudar a resolverlo; esto es, los científicos y los técnicos, no los políticos. La escasez de crudo es en sí misma una llamada de atención para respaldar a esos sectores, cosa que no se ha hecho. Hoy, 2008, lo dijimos.