Falla comité en favor de la empresa; Juárez y El Paso apelarán
Reabrirán Asarco
Condicionan permiso a que vigile emisiones de plomo y otros metales
Se viola acuerdo que prohíbe industrias contaminantes en la frontera
Ampliar la imagen En imagen de archivo, unas de las protestas que vecinos de las colonias Ladrilleros, Puerto de Anapra y Felipe Ángeles, de Ciudad Juárez, Chihuahua, realizaron frente a la planta fundidora de metales Asarco, a orillas del río Bravo, para demandar que no se autorizara su reapertura, lo cual ocurrió ayer Foto: Rubén Villalpando
Ciudad Juárez, Chih., 13 de febrero. La Comisión de Calidad Ambiental de Texas, Estados Unidos, autorizó a la American Smelting and Refining Company (Asarco) que reabra por cinco años su planta de El Paso, Texas, a pesar de numerosas quejas por contaminación en ambos lados de la frontera.
Los ediles de Ciudad Juárez, Chihuahua, José Reyes Ferriz, y de El Paso, Texas, John Cook, anunciaron que apelarán de la decisión ante el gobierno de Estados Unidos para que se cumplan los acuerdos que prohíben instalar industrias contaminantes a menos de 100 kilómetros de la línea fronteriza.
Asarco está a 250 metros del río Bravo, frente a las colonias marginadas Felipe Ángeles, Anapra y Ladrilleros, de Ciudad Juárez, Chihuahua, y sus emisiones de monóxido de carbono y plomo, entre otros contaminantes, afectaron la salud de la población y el medio ambiente de la localidad mexicana y de Sunland Park, Nuevo México, por lo que autoridades de Estados Unidos la obligaron a cerrar en 1999.
En 2005 la compañía –con sede en Tucson, Arizona– solicitó permiso para reiniciar la fundición de metales, y hoy le fue concedido por los tres integrantes de la Comisión de Calidad Ambiental reunidos en Austin, Texas, adonde llegaron unos 300 manifestantes provenientes de Ciudad Juárez, Chihuahua; El Paso, Texas, y Sunland Park, Nuevo México.
Buddy García –quien encabezó la reunión– dijo que el permiso está condicionado a que se analicen las emisiones en El Paso y Sunland Park; asimismo, en Ciudad Juárez deben analizarse los materiales que se encuentra cerca de la franja fronteriza. Además, no podrá abrir hasta que se instalen equipos para verificar las emisiones de plomo y otros metales.
El gobierno de Chihuahua emitió un boletín en el cual señala: “Un punto importante que se estableció es que la planta tendrá la obligación de realizar monitoreo ambiental permanente, particularmente de plomo, en las comunidades aledañas a la planta, incluyendo los estados de Nuevo México y Chihuahua”.
Agregó que el gobierno de Chihuahua no cuenta con información sobre la propuesta de operación de la planta, pero debido a los antecedentes de la compañía el estado se sumó a la postura de los alcaldes de las ciudades afectadas y del senador estadunidense Elliot Shalpleig, para que la planta no reabra “en tanto no garantice la seguridad de los mexicanos que habitan en sus inmediaciones”.
Cruz Pérez Cuéllar, diputado local panista, dijo que insistirá en que la Secretaría de Relaciones Exteriores intervenga, ya que esta planta estuvo implicada en uno de los casos más graves de contaminación por plomo.
Dijo que Asarco incurrió en actividades ilegales e incluso “criminales” en sus últimos años de operación y nunca reconoció los daños ambientales que ha ocasionado; pese a ello, aceptó indemnizar a la ciudad de El Paso con dos millones de dólares, que la parte afectada no ha exigido en su totalidad.
A partir de 1990, y durante casi 10 años, Asarco utilizó sus instalaciones para quemar residuos peligrosos provenientes de Encycle, empresa recicladora de Corpus Christi.
En la zona de Ciudad Juárez y El Paso, separadas por el río Bravo, están acumuladas 144.3 toneladas de arsénico, 28 de cadmio, 867 de cobre, dos de níquel y 181 de zinc, todos elementos peligrosos que han causado a habitantes de la región cáncer, leucemia y problemas renales, entre otros padecimientos.