El fundamentalista, vinculado con ataques en Argentina
El asesinato del líder de Jihad Islámica libanesa, Imad Mougnieh, en un atentado en Damasco, repercutió en Argentina, donde estaba acusado –sin pruebas fehacientes– de haber presuntamente participado en los ataques contra la embajada de Israel, en 1992, y la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en 1994, donde murieron más de 100 personas en ambos hechos.
Todas las acusaciones se han hecho con base en informes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y del Mossad, el servicio de inteligencia de Israel, sin que existan pruebas concretas.
A pesar de esto y de las irregularidades en la investigación sobre la AMIA que obligaron a cerrar un juicio viciado y obstaculizado por la presión de Estados Unidos e Israel, finalmente el fiscal Alberto Nisman y el juez Rodolfo Canicoba Corral enviaron a Irán una lista de supuestos involucrados en los atentados, en la que figuraba Mougnieh.
Se le acusaba de “planificar el atentado”, según Nisman, a pesar de que no hay pruebas. En 1999, la Corte Suprema argentina atribuyó el atentado dinamitero contra la embajada a Jihad Islámica y dictó orden internacional de captura para Mougnieh, quien también figuraba en la lista roja de Interpol por el ataque a la AMIA.
En ningún expediente por esas causas existe prueba de que Jihad Islámica o Mougnieh hayan sido responsables de “toda la logística, el preparativo y la reunión de los terroristas que iban a llevar adelante el atentado” contra la AMIA.
En 2003, utilizando los mismos elementos por los que se pedía la captura del dirigente de Jihad, el entonces magistrado Juan José Galeano, ahora enjuiciado por las irregularidades cometidas en la causa, pidió a Londres la captura de Haadi Soleimanpur, ex embajador iraní en Argentina, entonces designado en Inglaterra. Cuando la justicia británica solicitó las pruebas para extraditarlo, tuvo que dejarlo en libertad y pagar a Teherán una indemnización.