Con recursos propios, el gobierno capitalino planea adquirir otros 6 Medibuses
Acercan servicios de salud a las zonas marginadas mediante unidades móviles
El programa se concentra en siete delegaciones, informa la Secretaría de Salud local
Ampliar la imagen Más de 40 mil personas de colonias populares han sido atendidas Foto: Carlos Ramos Mamahua
Desde las seis de la mañana empieza a hacerse la fila. Tal vez igual que en casi todos los servicios públicos de salud, las personas llegan temprano para alcanzar una ficha, pero ésta es especial, porque sólo es para mujeres que esperan la unidad médica que llega a la colonia donde viven para realizar exámenes gratuitos de detección de cáncer cérvico-uterino y mamario.
Ventura tiene 62 años y por vez primera se realizó una mastografía. Nunca antes, dice, porque “me siento bien y no se me viene a la mente hacerlo”. Pero hace un par de meses tuvo un dolor fuerte en el pecho y la espalda. Se lo dijo al médico del centro de salud, quien le hizo una exploración física. No encontró nada anormal, pero de cualquier forma recomendó a la señora que se hiciera el estudio clínico.
La semana pasada llegó al pueblo de Santo Tomás Ajusco, en la delegación Tlalpan, donde ella vive, la unidad médica móvil (Medibus) de la Secretaría de Salud del Distrito Federal (Ssa-DF), que desde julio de 2007 recorre las colonias consideradas de alta marginación de la ciudad para fomentar la prevención y la detección oportuna de los dos tumores malignos que representan la principal causa de muerte entre las mujeres.
“Me avisaron que desde el lunes está aquí el Medibus y vine a ver”, comentó el jueves pasado la señora Ventura, quien con su bolsa del mandado en la mano esperaba su turno. Junto a ella estaba Mireya, quien a sus 34 años nunca se había realizado un examen de Papanicolau, prueba básica para la detección de anormalidades en el cuello de la matriz, que luego pueden derivar en cáncer.
Dijo no tener ninguna molestia. “Me siento bien, pero ya me convencieron de que me haga la prueba. Ya es hora, y por mis hijos. Si algo me pasa, ¿quién los va a cuidar?”, se pregunta esta mujer, quien aunque este día no había alcanzado ficha para que le hicieran el examen, esperaba a ver si el médico la admitía.
Desde su entrada en operación, el Medibus se ha visto rebasado por la demanda. La Ssa-DF cuenta con dos de esas unidades para la detección de los tumores malignos que afectan a la población femenina, así como seis vehículos más que ofrecen servicios de prevención de enfermedades, como diabetes, hipertensión arterial, afecciones cardiacas y de la próstata, entre otras.
En conjunto, los ocho Medibuses han proporcionado alrededor de 40 mil consultas con 64 mil estudios de laboratorio, explicó Armando Ahued Ortega, subsecretario de Servicios Médicos e Insumos de la Ssa-DF. El proyecto surgió con el objetivo de acercar los servicios de salud a la población de menores recursos económicos, la cual difícilmente puede cuidar su salud, pero que también desarrolla padecimientos que a largo plazo le puede representar un grave problema por complicaciones como insuficiencia renal, infartos, amputación de extremidades, ceguera y otros ocasionados por males crónicos que ya ocupan los primeros sitios en la tabla de mortalidad general.
Respecto de las mujeres capitalinas, el funcionario resaltó que, como ocurre a escala nacional, la principal causa de muerte por tumores malignos en ese sector de la población son las neoplasias de mama y cérvix. Si bien es posible prevenir y hacer diagnósticos tempranos de ambos males, para las personas que carecen de acceso a las instituciones de seguridad social la situación se complica.
Por eso la decisión del gobierno capitalino de poner al alcance de ese sector los estudios clínicos mencionados e incorporarlos al programa de servicios médicos y medicamentos gratuitos del Distrito Federal.
Ahued Ortega resaltó que en los casos en que se detecta alguna lesión o tumoración, las mujeres son canalizadas para su atención a los niveles de alta especialidad de hospitales dependientes de los gobiernos local o federal.
De las 3 mil 712 colposcopías que se realizaron entre julio y diciembre de 2007, se diagnosticaron 131 casos de virus del papiloma de humano (VPH), causante de la mayoría de los tumores malignos en el cuello de la matriz. A partir de los resultados de los estudios efectuados en los Medibuses, en el Hospital de Alta Especialidad Belisario Domínguez se confirmaron, mediante biopsia, 31 casos de cáncer.
En cuanto a las mastografías, en el mismo periodo se realizaron 2 mil estudios, mediante los cuales se detectaron 20 casos de cáncer de mama, dos de ellos en etapas avanzadas, mientras 24 más en etapas tempranas y se resolvieron también en el hospital Belisario Domínguez. La Ssa-DF tiene pendiente incorporar la atención especializada a las mujeres que tengan el diagnóstico de alguna lesión o tumor en la matriz. Por el momento, esos casos son remitidos a nosocomios federales.
El programa de las unidades médicas móviles se concentra en siete delegaciones del Distrito Federal, en las cuales hay alrededor de 210 colonias, en cada una de las cuales habitan más de 100 mil personas de alto grado de marginación.
Sin embargo, los dos Medibuses para la detección de cáncer en la mujer han sido insuficientes, por lo que la Ssa-DF planea incorporar este año seis unidades más, explicó Ahued. Todo, con recursos económicos del gobierno local.
Y es que en los sitios adonde llegan, por lo general las filas son interminables y la capacidad de atención es limitada, con horario de seis horas diarias. Con la finalidad de atender la mayor cantidad posible de mujeres, el Medibus permanece en el mismo sitio cinco días, pero aun así, reconocieron los médicos, la demanda “nos rebasa”.
En cada jornada realizan 25 colposcopías y de 15 a 20 mastografías. En esta unidad, las mastografías son efectuadas por dos técnicas radiólogas, para que las pacientes se sientan en confianza. Y aunque en ese momento no se les entrega el resultado, es alentador para los servidores públicos que todas acuden a recoger el estudio, ya interpretado, generalmente a algunos de los hospitales dependientes del gobierno de la ciudad, señaló Roberto Pérez, subdirector de Instrumentación de Proyectos de la Ssa-DF y responsable de los Medibuses.
Es un trabajo arduo, dicen los médicos, pues de entrada se enfrentan al bajo nivel educativo de las pacientes. Inclusive, a la persistencia de costumbres, como la de que las mujeres tengan que pedir permiso a los esposos para someterse a exámenes clínicos. Además, la resistencia a ser revisadas por un hombre, en el caso del Papanicolau y la colposcopía.
Cuando el especialista se logra ganar la confianza de las mujeres, viene otro momento difícil si en la revisión se encuentran alteraciones en el cuello de la matriz. “Tratamos de explicarles de la mejor manera, para que entiendan que la decisión de atenderse es más importante que el miedo a la enfermedad”, comentó el ginecólogo colposcopista Leonardo Cardoso.
Eso le pasó a Antonia, de 45 años. El especialista le informó de la presencia de una pequeña úlcera en el cuello de la matriz. No es grave, se puede curar con una intervención quirúrgica muy sencilla, dice la mujer, quien pretende mostrarse segura y decidida, pero sus ojos la delatan. Tiene miedo. Toma aire, y otra vez con voz firme dice que va a buscar un hospital. “No tengo dinero para pagar un médico privado, pero para eso están el (hospital) Gea González, el de la Mujer o el General de México”, asegura al tiempo que sonríe y extiende las manos para recibir a una de sus nietas, quien llegó a abrazarla.