En su propia voz
Ampliar la imagen En la imagen iferior, un contenedor en la terminal del ferrocarril, ubicada en avenida Ceylán, cayó sobre varios vehículos estacionados Foto: Cuartoscuro
“Aquí se sintió horrible. Todo fue muy repentino, comenzó como un viento seco, fuerte, fuera de lo normal, a lo lejos se veían como luces de explosiones, pero después comenzó como a lloviznar, nada más unas gotitas. La verdad parecía como el fin del mundo”.
José Leonardo, comerciante
“Empezó de golpe. Como si te aventara y luego el levantón de tierra que no te dejaba ver. Yo salía del trabajo, en General Anaya, tenía mucho miedo porque no podía ver por la tierra qque me daba en la cara. Tenía mucho miedo de que se me cayera un árbol. Sentía como el montón de basura que se me metía por los pies, las ramas de los árboles me pegaban y me recargué en la pared, pero estuvo bien feo, es la primera vez que siento esto”.
María Isabel Ramírez.
“Fue como un huracán, estaba atendiendo el puesto normalmente, pero empezamos a sentir el aire, las ramas que caían, tuve que cerrar el negocio. Nos refugiamos dentro del puesto, pero todo se movía, se escuchaba el choque de las piedras, la basura y los árboles con las láminas. Luego se fue la luz por completo y pensé que era mejor resguardarme, porque todos corrían y se protegían para que no les pegaran las ramas”.
Alejandro Ferrusquilla
“Estaba en Plaza Universidad. Se fue la luz en todos lados. Suspendieron todos los servicios y desalojaron las salas de cine. Al principio pensamos que sólo era un problema de la planta de energía, pero cuando intentamos salir nos dimos cuenta que no era normal. Nada más había visto algo similar en los documentales de la tele sobre las tormentas de arena en Arizona”.
Gerzayn Torres
“Venía en un microbús. Nada más se oía el silbido del aire, me bajé porque los semáforos dejaron de funcionar, pero fue peor porque en la calle los cables se azotaban. Estuvo tremendo porque hasta se tambaleaba uno. Nunca había visto algo así. Ahorita es otro caos, porque no pasa el camión”.
Enrique García, empleado federal
“Estaba todo nublado, lloviznaba. Hacía un viento espantoso. Se cayó un árbol en una calle aledaña a Plaza Inn y la gente empezó a correr. Me subí al pesero y se escuchaba ese choque del viento contra el vehículo. Yo me sentía desesperada por llegar a mi casa, entre la gente nos mirábamos. Llegué a Universidad y Viveros, a la altura del edificio de Bancomer se cayó un poste de luz y todo empezó a tronar. Se escuchaban las patrullas con las sirenas, era un caos”.
Margarita Escamilla.
“Estaba en el Metro, ahí no se sintió nada, pero cuando salí ya me encontré con todas las ramas caídas. Se veía como un torbellino, como una tolvanera, con trabajos podía caminar porque me entraba tierra en los ojos”.
Susana Toledo
“Yo trabajo en una casa, pero me tuve que salir porque vivo adelante de la estación Constitución del Metro. El viento ya había amainado, caminamos por el Eje Central, pero nos espantamos muy feo porque los árboles parecían que se iban a caer, nada más abracé a mi niño, que me decía mamita, mamita”.
Elizabeth Velázquez