Inseguridad, pobreza e indígenas, los temas prioritarios de su gestión “con rostro maya”
Promete Colom un gobierno con enfoque social para Guatemala
Ofrece resultados palpables de sus políticas en los primeros cien días de administración
Anuncia su interés en desarrollar un proyecto turístico en la zona fronteriza con México
Ampliar la imagen Álvaro Colom en la ceremonia de juramento como presidente de Guatemala, ayer Foto: Ap
Guatemala, 14 de enero. El socialdemócrata Álvaro Colom prometió un gobierno con “rostro maya”, cuyos mayores retos serán frenar la inseguridad que mata a una media de 16 personas diariamente, mejorar la situación de más de la mitad de la población que vive en la pobreza y sacar del ostracismo a la población indígena, la mayoría afectada por la pobreza, al asumir este lunes la presidencia de Guatemala, con la presencia más numerosa de mandatarios en la historia democrática del país.
Tras comprometerse a “trabajar incansablemente” por la “unidad nacional” y por propiciar cambios sociales en beneficio de las mayorías empobrecidas, le dio “gracias a Dios porque por primera vez en 50 años hay en Guatemala un cambio hacia un gobierno socialdemócrata con enfoque social”.
El cambio consiste en que “la política social del Estado será el principal instrumento para propiciar armonía y la reconciliación en el país”. En ese sentido, anunció su apoyo al sistema de justicia para vencer “la impunidad” que prevalece en el país y una lucha “sin cuartel” contra las “mafias globalizadas”.
El nuevo gobierno se centrará en cuatro ejes: nacionalidad, productividad, gobernabilidad y solidaridad, y los resultados tendrán que ser palpables en los primeros cien días de gestión.
Insistió en que estos programas buscan la reducción de la pobreza, el combate a la criminalidad y el crimen organizado, la inclusión de mujeres y la eliminación del racismo contra los pueblos indígenas, que representan 42 por ciento de los 13 millones de guatemaltecos.
Por ello, por primera vez en la historia de este país se invitó a la investidura al Consejo de Ancianos indígenas, donde están representados los 23 pueblos autóctonos.
Aunque evocó la “primavera democrática” de los gobiernos revolucionarios entre 1945 y 1954 –interrumpida por el derrocamiento del presidente Jacobo Arbenz, quien decretó una reforma agraria–, Colom descartó que su proyecto represente una amenaza para la libre empresa y la propiedad privada.
Destacó su determinación de propiciar la productividad mediante el apoyo a las cooperativas y a la pequeña empresa, y tuvo un mensaje más directo hacia los grandes empresarios, a los que pidió “ganar”, pero con “responsabilidad social”.
En su discurso también exaltó la vecindad que su país tiene con México, y anunció su interés en desarrollar un proyecto turístico-arqueológico fronterizo con las autoridades mexicanas.
“Compartimos 974 kilómetros de línea divisoria, que ahora es una amenaza, pero queremos hacerla una frontera con oportunidades”, sostuvo.
Momentos antes de tomar juramento como nuevo mandatario de Guatemala, Colom designó a los dos ministros que tenía pendientes para integrar su gabinete: en Defensa nombró al general Marco Tulio Franco, y en Interior al actual viceministro del ramo, Vinicio Gómez.
Oscar Berger, el mandatario saliente, dijo a su sucesor que le entrega un país en condiciones “más sólidas y ordenadas” que el que recibió.
Colom, de 57 años, recibió la banda presidencial en una ceremonia realizada en el Teatro Nacional Miguel Angel Asturias (el premio Nobel de Literatura guatemalteco), para un periodo de cuatro años, y así se convirtió en el sexto mandatario democráticamente electo después de la reinstauración de la democracia, en 1985.
La ceremonia de Colom, que fue presenciada por los mandatarios de México, Brasil, Ecuador, Venezuela, Colombia, Taiwán, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, fue amenizada por el tum y la chirimía, instrumentos mayas que aún se utilizan en actos religiosos en comunidades de todo el país.
Pero la presencia de varios presidentes latinoamericanos, en particular la del venezolano Hugo Chávez, y el colombiano, Álvaro Uribe, convirtieron esta cita en un foro para hablar de los rehenes de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), tras la reciente liberación de Clara Rojas y Consuelo González, que permanecieron secuestradas cerca de seis años.
Aunque rehusó manifestarse sobre su pedido de que se retire a las FARC de la lista de grupos terroristas, Chávez pidió ayuda a “todos los gobiernos del mundo” para lograr la liberación de “todos los rehenes del mundo”, y aseguró que para esto último es necesario que “se sienten a hablar de paz los actores de la guerra en Colombia”.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, mandó una carta y un mensaje con su enviada, la secretaria de Estado para las Relaciones Exteriores y los Derechos Humanos, Rama Yade, para recordar a los mandatarios latinoamericanos que “la urgencia humanitaria requiere que actuemos cuanto antes y que la comunidad internacional siga movilizada, porque como lo han demostrado las pruebas de vida de Ingrid Betancourt, algunos rehenes se encuentran en estado de gran debilidad”.
Por eso, añadió, “contamos con el presidente Uribe, Chávez y los demás presidentes para que desempeñen un papel de facilitadores. Es una cuestión de urgencia humanitaria”, dijo.
Reuniones con invitados
El nuevo presidente guatemalteco aprovechó la asistencia de los gobernantes invitados a su toma de posesión para sostener reuniones con varios de ellos, incluido el presidente Felipe Calderón, para analizar la relación y reafirmar el compromiso de fortalecer los lazos de cooperación y de amistad con México.
Además de los 11 jefes de Estado, asistieron a la investidura de Colom el príncipe heredero de la corona española, Felipe de Borbón, diez cancilleres y más de mil 500 delegados.