La ampliación del espacio Shegen
Shegen es una pequeña ciudad ubicada en Luxemburgo, donde en 1985 se firmó un tratado, mismo que entró en vigor en 1995. En términos generales, se trata de un acuerdo que permite la libre circulación de los ciudadanos de los países firmantes y elimina los controles fronterizos hacia el interior de la Unión Europea (UE). Pero al mismo tiempo, los controles policiales e informáticos para adoptar semejante medida, también aumentaron. Sobre todo si tomamos en consideración el incremento en las tensiones mundiales desde los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Estonia, Lituania, Letonia, Eslovenia, Eslovaquia, República Checa, Hungría, Polonia y Malta son los países que el pasado 21 de diciembre pasaron a formar parte del “espacio Shegen”, aumentando a 3.6 millones de kilómetros cuadrados la superficie europea sin fronteras internas con una población aproximada de 400 millones de personas. Debe considerarse que de éstos, con excepción de la isla de Malta y Eslovenia (parte de la antigua Yugoslavia), los demás países formaron parte en su momento del Pacto de Varsovia e incluso del territorio de la antigua URSS (los tres países bálticos). Además, la frontera de Polonia con Ucrania y Bielorrusia está considerada como la preferida por los traficantes de personas y de drogas, por lo que desde ahora se anuncia un crecimiento en la tensión en ese punto geográfico de la UE.
El Sistema de Información Shegen (SIS) y la Unidad Central (C-SIS), ubicados en Estrasburgo, permite el acceso de la Europol, Eurojustice, así como a las policías de los países integrantes del acuerdo. Está planeado que para los próximos dos años entre en vigor un SIS II, que incluya información biométrica y de huellas dactilares (Le Monde, 21 de diciembre). Actualmente, 78 por ciento de los datos en el SIS corresponde a documentos robados, 13 por ciento al hurto de automóviles y 5 por ciento a personas extraviadas).
Facilita la persecución in fraganti, la búsqueda de personas y el seguimiento de juicios sin fronteras; dentro del espacio Shegen se obliga a la cooperación entre las bases de datos criminales y, principalmente, sobre los temas de la migración y actividades del crimen organizado. La preocupación es que la posibilidad de que los controles se extiendan a los ciudadanos y los límites legales a las actividades policiacas se pierdan, lo cual ha motivado preocupaciones en organizaciones sociales y partidos políticos. Aunque de momento ha sido recibida la ampliación como un punto de apoyo para el fortalecimiento de las democracias liberales en esos países, también no debe dejarse fuera del análisis que la referida extensión del “espacio Shegen” puede inscribirse en la serie de esfuerzos que se realiza en varias partes del mundo, donde con la intención de hacer frente a las amenazas “no convencionales” (es decir, al terrorismo y al crimen organizado) se pretende construir una muralla informática y de sobrevigilancia, que a querer o no terminará por ser un muy valioso instrumento de control de los gobiernos respecto de los ciudadanos y sus expectativas, conductas y miedos. Estamos ante una evidencia similar a la que Armand Mattelart ha denominado La globalización de la vigilancia (La globalisation de la surveillance), título de su más reciente libro.
Por principio, el principal desafío en esa ampliación geográfica es la capacidad para hacer frente a la inmigración ilegal hacia los países de la UE. Con la secuela de problemas que acarrea la falta de empleo, servicios sociales y de infraestructura, el esfuerzo deberá ser equilibrado para que la convivencia entre culturas, razas y religiones sea lo que permita la convivencia y no el establecimiento de medidas que potencien los conflictos, mantengan las segregaciones y terminen por perpetuar las tensiones.
Pero dejemos estos temas por el momento, para pensar en un mejor 2008, a partir de una sociedad mexicana más justa. Felicidades.