En el tercer cetro de su palmarés, eliminó en la liguilla a Cruz Azul, Chivas y Pumas
Atlante culmina un torneo de ensueño con el campeonato
El cuadro de la UNAM dominó gran parte del encuentro
Maldonado inauguró el marcador, Íñiguez empató y Ovalle definió la final con un golazo
Potros estrenó estadio y se coronó
Ampliar la imagen Celebración de jugadores del Atlante en el estadio Andrés Quintana Roo Foto: Reuters
Cancún, QR, 9 de diciembre. Para el Museo de Ripley, de lo increíble, resultó el Apertura 2007 para los monarcas Potros de Hierro que esta noche vencieron 2-1 a Pumas y se convirtieron en el primer equipo que al estrenar estadio se erige campeón. Atlante logró su tercera estrella y primer cetro desde que se instauraron los torneos cortos.
Federico Vilar, guardameta azulgrana, cayó de hinojos y encima de él sus compañeros para abrazarse en emotiva celebración con que coronaron una campaña de ensueño. Tras el juego de ida, que concluyó 0-0, Giancarlo Maldonado inauguró el tablero al minuto 59; 10 minutos más tarde, Ismael Íñiguez impuso el 1-1, hasta que en la agonía del juego apareció Clemente Ovalle con un golazo para definir todo al minuto 86.
Pumas saltó a la cancha con los ímpetus desbordados y pronto puso en apuros al entumido potro con desbordes por los costados. Por la izquierda llegaron hasta el área azulgrana Rubens Sambueza en veloces y precisas combinaciones con Esteban Solari, quien también encontró huecos por el lado derecho, apoyándose en Pablo Barrera.
Al minuto 9, Ignacio Scocco probó suerte por el centro mientras en su banquillo el Profe José Guadalupe Cruz desbordaba nervioso su área técnica, desesperado ante la avalancha universitaria.
El zaguero local Javier Muñoz Mustafá recurrió primero a una falta fuera del área sobre Barrera; al cobro fue Scocco, quien envió un potente trallazo que se estrelló en un brazo de Andrés Carevic.
El silbante Armando Archundia, fiel a su estilo tibio, optó por no marcar un claro penal de Muñoz Mustafá sobre Scocco. El defensa azulgrana primero intentó frenarlo con un jalón en el hombro, después lo trabó ya dentro del área; sin embargo, el árbitro no vio o no quiso marcar.
Avalancha auriazul
El ataque atlantista era nulo. El Hobbit Bermúdez parecía hacerse más chiquito con tiros de juguete, fáciles para Sergio Bernal. En contraste, el guardameta local, Federico Vilar, tuvo que hacer su primera gran atajada al minuto 28; ante un remate de Solari, el argentino rechazó y todavía los Potros se salvaron de un remate de chilena donde Ovalle resultó golpeado.
Para el 32 de acción, Vilar ya era San Federico, el santo al que todo Cancún se encomendaba, pues el aguerrido Leandro Augusto entró con determinación, trianguló con Sambueza y su disparó se atoró en las piernas encogidas del portero.
El Profe Cruz, quien ya extrañaba al suspendido Alan Zamora, no aguantó más y envió a la cancha a Daniel Borita Alcántar para recuperar la mediacancha y contener el vendaval auriazul.
En la agonía del primer tiempo, Atlante tuvo sus mejores minutos, cuando Giancarlo Maldonado recentró y Gabriel Pereyra se disponía a rematar, pero se estrelló con la cabeza de Darío Verón. Luego, por fin Bernal fue exigido y respondió bien ante un avance por conducto de Maldonado.
Para el complemento, Cruz hizo otro cambio: sacó al inoperante José Guerrero e ingresó a Arturo Muñoz, pero Pumas no aflojó un ápice y mantuvo a fondo la presión de su tridente de ataque, Solari, Scocco y Sambueza, mientras la zaga y mediocampo no desmerecieron.
El dominio de los visitantes era claro y la tensión acallaba el graderío que enloqueció al minuto 59 con el explosivo avance de Potros. Bermúdez dio pase a Joel González, el apodado Chícharo envió excelente servicio para Maldonado a las espaldas de Verón; el venezolano, con un recorte magistral, se deshizo de Fernando Espinosa y definió ante la salida de Sergio Bernal.
Las tribunas azulgranas estallaron en festejos, porras y cánticos que aumentaron con el ingreso de Alain Nkong, al tiempo que los seguidores del conjunto de la Universidad Nacional Autónoma de México emitieron sonidos imitando a un simio. La réplica de Pumas fue instantánea, pues Darío Verón cimbró la meta de Vilar con un pelotazo al travesaño.
Tuca Ferretti hizo un cambio con tino de francotirador, porque ingresó a Ismael Íñiguez, quien con apenas tres minutos en la cancha marcó el tanto del empate.
Solari llegó con temeridad ante la puerta enemiga e impactó la pelota en el poste derecho de la meta de Vilar, pero Íñiguez estuvo justo para capturar el rebote y con certero cabezazo decretó la igualada que revivió a la tribuna auriazul. Las goyas de nuevo vibraron.
Ferretti sacó por lesión a Leandro Augusto e ingresó a Jehu Chiapas, en tanto que el Tano Solari resultó descalabrado en jugada accidental, pero se mantuvo en la cancha con un vendaje en la cabeza.
Luego de un desgarbado disparo de Alain Nkong, en nuevo arribo azulgrana el Hobbit Bermúdez recuperó la pelota en el área enemiga mediante un sombrerito; Pablo Barrera despejó, pero con tan mala fortuna que dejó el esférico a la deriva, entonces apareció Clemente Ovalle con un auténtico riflazo para vencer a Bernal y así sentenció el título para redondear el increíble certamen de este Potro campeón.
Para coronarse, Atlante dejó en el camino a tres de los equipos más populares: Cruz Azul, Guadalajara y Pumas.