Resultados preliminares le dan una amplia victoria con más de 60% de sufragios
Asegura el oficialista Rusia Unida dos tercios de los diputados en la Duma
Alcanza 62 por ciento el índice de participación; el PC, segunda fuerza con 11% de votos
Los opositores de la derecha moderada no tendrán presencia en el Parlamento ruso
Ampliar la imagen Cerca de una casilla electoral en San Petersburgo manifestantes con letreros en los que se lee “Mi voto en venta”, durante la jornada para renovar el Parlamento ruso, ayer Foto: Reuters
Moscú, lunes 3 de diciembre. Los resultados preliminares de las elecciones legislativas de ayer domingo apuntan a que el partido oficialista Rusia Unida (RU), ganó con un amplio margen que le permitirá tener dos tercios de los diputados de la nueva Duma.
El Kremlin, por lo tanto, contará con el respaldo incondicional de la mayoría calificada de la Cámara baja, indispensable para legitimar la conversión del presidente Vladimir Putin en una suerte de “líder nacional” cuando tenga que dejar, en manos de un formal sucesor, la presidencia a partir de marzo siguiente.
El nivel de participación, la única gran incógnita que había, se situó en torno de 62 por ciento del padrón, esto es, 6 puntos más que en las legislativas anteriores de 2003. Dicho de otra manera, cerca de 42 millones de electores, si bien no votaron expresamente en contra de la política de Putin, tampoco lo hicieron en favor.
De acuerdo con los resultados preliminares sobre 64.4 por ciento del total de votos escrutados, que el presidente de la Comisión Electoral Central rusa, Viktor Churov, dio a conocer hacia las cuatro de la mañana de este lunes, Rusia Unida obtuvo 62.8 por ciento de los sufragios, seguido del Partido Comunista con 11.7 por ciento, el Partido Liberal Democrático con 8.8 por ciento y Rusia Justa con 8 por ciento.
Ninguno de los restantes partidos podrá superar el umbral de 7 por ciento, que da derecho a participar en el reparto de los escaños.
De nueva cuenta, y por segunda ocasión consecutiva, la oposición moderada de derecha, cuyos partidos principales son Yabloko (1.6 por ciento) y la Unión de Fuerzas de Derecha (1.0 por ciento), que califican estas elecciones de “injustas y fraudulentas”, no tendrá presencia en el Parlamento, sin hablar ya de la oposición radical, cuyos extremos son La Otra Rusia de Garry Kasparov y el Partido Nacional-Bolchevique, que ni siquiera consiguió registro para poder participar en las elecciones.
Tres factores confluyeron en predeterminar el triunfo oficialista: el uso y abuso de los recursos del Estado, que otorgó amplias ventajas a Rusia Unida sobre los demás; la estabilidad económica, que se debe a la bonanza del petróleo y el gas natural dada la coyuntura mundial de precios; y la debilidad de la oposición, tanto de izquierda como de derecha, incapaz de renovar a su dirigencia y de articular un discurso que sea atractivo no sólo para su electorado tradicional.
Con todo, y a pesar de que la oposición no reconoce la victoria de RU y tratará de impugnar los resultados, el Kremlin cumplió con creces todos sus objetivos y puede sostener que la mayoría de los rusos aprobaron la gestión de Putin al frente de Rusia desde 2000, ya que el jefe de Estado –sin renunciar al cargo, en una maniobra que puso a su partido en una situación de privilegio respecto de los otros contendientes– encabezó la lista de los candidatos oficialistas.
Rusia Unida sacó cinco veces más votos que el segundo en entrar en la Duma, el Partido Comunista (PC), lo cual por sí solo se traduce en 309 del total de 450 diputados.
La bancada comunista, cuyo partido perdió un punto porcentual de apoyo en las urnas en relación con las anteriores elecciones, ahora será la única de abierta oposición con 58 diputados.
El comportamiento de sus representantes en esta legislatura que concluye sugiere que es negociable el respaldo de las fracciones del Partido Liberal Democrático (44 diputados) y de Rusia Justa (39 diputados), lo que le daría al Kremlin, junto con los de Rusia Unida, 392 votos en la nueva Duma, o poco menos de 90 por ciento del total de diputados, una cantidad muy por encima de la necesaria para modificar la Constitución.
Tras la reforma de la legislación electoral, impulsada desde la Oficina de la Presidencia, estos comicios se llevaron a cabo bajo nuevas reglas: se suprimió el mínimo de asistencia, se elevó en dos puntos porcentuales el mínimo de votación requerido para entrar en la Duma y ésta se integrará por completo según el principio de representación proporcional y ya sin la mitad que provenía de distritos de mayoría relativa.