La vorágine de los libros
Entrevista con el narrador Elmer Mendoza, premio Tusquets 2007
La violencia no es el único tema que determina la literatura del norte del país
Guadalajara, Jal., 29 de noviembre. El Premio Tusquets de Novela quedó en casa. Juan Marsé, Almudena Grandes, Jorge Edwards, Evelio Rosero y Beatriz de Moura decidieron otorgarlo a Tomás López, seudónimo con el que Elmer Mendoza inscribió su obra Las balas de plata, que se publicará con el nombre de Quién quiere vivir para siempre.
De nuevo, la narrativa de Elmer Mendoza reconstruye el tramo de geografía sinaloense que va de Mazatlán a Culiacán, y de su pluma vuelven a salir personajes que retoman a los que habitan esas latitudes.
En este caso, el policía ministerial del estado Ernesto el Zurdo Mendieta, quien en la vida real ni es policía ni zurdo, pero sí regentea un café de la Plazuela Machado, de Mazatlán, es asignado a la investigación del asesinato de Bruno Canizalez, abogado de día y travestido de noche (como muchos de los que transitan por el puerto).
“La novela es un policiaco clásico; hay una muerte, provoca otras y destapa cloacas, hay ajustes de cuentas porque el muerto es hijo de un secretario de Estado y tiene relaciones con gente del narco, del arte, con gente normal; es un hombre bastante movido y un día aparece muerto.
“Entonces Mendieta tiene que descubrir quién es el asesino, con todo lo que eso implica”, señala Elmer Mendoza en entrevista con La Jornada Jalisco.
–Vuelve a ubicar su novela en la geografía sinaloense. ¿Por qué?
–Soy uno de los escritores, bueno, creo que todos, con un espacio muy definido en el que trabaja, y es algo que no se advierte porque uno sólo ubica a sus personajes en algún sitio; pero ahora que hay todo un grupo de académicos estudiando el aspecto espacial de la literatura me he enterado de la importancia que tiene la definición de los espacios. Soy de ahí y he aprendido a sentir la tierra y a conocer a la gente, entonces intento expresar eso en mis libros.
Estéticas individuales
–Otra vez un libro policiaco, la violencia. ¿Son estos temas los que están definiendo a la literatura que se hace en el norte?
–Creo que no. En la literatura del norte cada quien mantiene su estética individual . Nos une el espacio que habitamos; ser norteños también es una condición de vida y aparece en nuestros libros.
–Con este premio vuelven las miradas a Sinaloa, pero no por la violencia, sino por la literatura y la cultura, algo que a veces no se ve.
–Hacemos gran esfuerzo y no estamos conformes.