Héroe migrante recibe las gracias... y un puntapié
Lo deportan tras salvar la vida a un niño estadunidense que sufrió accidente
Hermosillo, Son., 29 de noviembre. Manuel Jesús Córdova Soberanes es un joven sonorense que al intentar llegar a Estados Unidos en busca de empleo salvó la vida de un niño estadunidense que se había accidentado –junto a su madre, quien falleció después– y deambulaba perdido en el desierto de Arizona. Aunque fue deportado horas después de su buena acción, no se arrepiente de ella.
En entrevista telefónica desde el pueblo de Magdalena de Kino, en el norte de Sonora, Manuel Jesús dijo que aunque se truncó su sueño de quedarse a trabajar en Estados Unidos, “saber que salvé la vida de un niño me da una gran alegría”.
El viernes pasado llegó a Nogales, Sonora, deportado por los agentes de migración del vecino país. “Nomás me dieron las gracias por haber rescatado a un niño de 9 años, llamado Cristopher, y a su mamá”, refirió.
Era la segunda vez que intentaba llegar a Estados Unidos, pues los trabajos de este lado de la frontera “son muy pocos y mal pagados” y esperaba hacerse allá de una buena cantidad de dinero para su familia.
“Llevaba dos meses sin trabajo y durante los últimos dos días apenas tuve dinero para comer. Por eso me decidí a cruzar por el desierto, con casi nada, un poco de agua y galletas”, expuso.
El joven de 26 años no le avisó a nadie que se iba, ni a su padre. Sólo tomó una mochila y se lanzó a la aventura; durante la mañana del martes 20 de noviembre cruzó por el desierto, y más tarde, del lado estadunidense, se encontró a un niño que bajaba caminando de un cerro junto con un perro; tenía las ropas llenas de tierra y su semblante reflejaba confusión.
“En las manos llevaba como un espejo de un carro; hablaba inglés, pero se veía que había estado en un accidente y ya después que fui con él vi la camioneta entre los arbustos, donde estaba su mamá”, señaló.
El joven originario de Magdalena decidió hacer una fogata para calentar a ambas personas, que habían resultado golpeadas en el accidente. El frío en el desierto de Sonora y Arizona llega a alcanzar temperaturas de congelamiento.
“Ahí estuve toda la noche con el niño y la mamá, que estaba lastimada. Les di de comer lo que llevaba y pasamos la noche frente a la fogata. Ya en la mañana pasaron dos cazadores y los dejé con ellos; me dijeron que me fuera, para que no me agarrara la migra, creo, pero no pasó mucho tiempo de que empecé a caminar cuando me encontraron. Parece que se trasladaron a esa zona cuando les avisaron del accidente”, comentó.
Señaló que no tuvieron ningún trato especial para él. De inmediato lo llevaron a un centro de deportación, le tomaron las huellas digitales y lo sacaron del país por Nogales. “Un agente de la migra que hablaba español me dijo: ‘fue una actuación muy heroica, pero discúlpanos, nuestro trabajo es nuestro trabajo’”, comentó.
Para ir de Nogales a su casa, en Magdalena, tuvo que pedir aventón. Ahora está tan pobre como cuando intentó el viaje aunque con un sentimiento de haber hecho lo correcto que, sin embargo, señala, no le quita el hambre.
Jesús Córdova sólo quiere trabajar…
En un cable fechado en San Diego, California, Notimex, la agencia mexicana oficial de noticias, informó que en una conversación telefónica con Manuel Jesús Córdova, éste dijo esperar que en reconocimiento a su acción, alguien le dé trabajo en Estados Unidos para alimentar a sus siete hijos (cuatro propios y tres de su pareja, con quien vive actualmente).
Dijo que sus pensamientos fueron interrumpidos cuando al caminar por el desierto de Arizona, en la noche, cuando ya había disminuido la temperatura en la región, escuchó primero y luego vio a Christopher.
Sin entender lo que el menor decía en inglés y entre sollozos, el mexicano lo acompañó a donde el niño le indicaba a señas. Era un barranco. Ahí estaba la madre del menor, quien agonizaba atrapada en el automóvil accidentado.
Córdova intentó de varias formas separar de la víctima el tablero y otras partes del vehículo, pero fue inútil. Al comprenderlo, decidió consolar al pequeño. “Me sentí muy mal, frustrado, ya que no pude mover los fierros” del automóvil, dijo.
Más tarde se supo que la madre y el pequeño habían salido al desierto para distraerse, ya que el padre de Christopher había muerto dos meses antes.
El viernes por la mañana, Córdova vio a un grupo de cazadores a la distancia y los llamó a señas. Los desconocidos tenían teléfono celular y marcaron el número de emergencias, pero fue la Patrulla Fronteriza la que llegó primero al lugar.
Christopher fue llevado a un hospital cercano y el mexicano fue detenido y puesto en proceso de deportación, la cual fue consumada en sólo unas horas. El alguacil del condado de Santa Cruz, Arizona, Toni Estrada, dijo a Notimex que cuando quiso entrevistar a Córdova ya había sido deportado.
La Patrulla Fronteriza difundió dos informaciones diferentes sin mencionar la solidaridad del indocumentado con el niño anglosajón. En un primer comunicado, la corporación señaló que había salvado a un niño que sobrevivió con su madre en el desierto, y en otra que salvó al menor y a un trabajador mexicano de la construcción.
Estrada dijo que, sin embargo, los detalles de lo ocurrido comenzaron a circular en el hospital donde se encontraba el menor, y luego por Nogales, donde el Departamento de Bomberos y su oficina decidieron que debían premiar a Córdova.
“Lo encontramos por teléfono, ya en Magdalena”, dijo el alguacil Estrada, “al parecer estaba en su casa, con su familia, y apenas y les había platicado lo que pasó”.
“Mi esposa no sabía nada, hasta que le llamaron y le dijeron que estaban pidiendo una visa para que me dejaran pasar a Nogales, ya que querían hablar conmigo”, dijo Córdova, quien este día esperaba entrevistarse con la presidenta municipal de Magdalena, Adriana Hoyos.
Consultado sobre los motivos por los que decidió permanecer con Christopher, a pesar de que sabía que lo podrían deportar, el mexicano respondió que como padre de familia, nunca abandonaría a un niño en esas condiciones.
El alguacil dijo esperar que por medio del consulado de México en Nogales, el Departamento de Seguridad Interna (HSD, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos otorgue una visa humanitaria a Córdova para que regrese a Arizona.
“Le queremos dar un reconocimiento, aunque sea una pequeña recompensa; la necesita para sus hijos”, apuntó.
Algunos miembros de organizaciones antimigrantes, como los minuteman, protestaron y calificaron a Córdova de “delicuente”, pero “ellos son afortunadamente una minoría; ojalá este suceso les abra los ojos”, dijo el alguacil Estrada.
Comentó que la experiencia de Córdova debería servir para que los estadunidenses que llegan a conclusiones prejuciosas sobre los indocumentados comprendan que son seres humanos que también hacen el bien.
“Yo me siento como un hombre normal, contento porque quise ayudar a Christopher y salió bien. Pero sí me gustaría, si se puede, conseguir trabajo; la situación ha estado muy dura”, dijo el mexicano.