Usted está aquí: sábado 24 de noviembre de 2007 Política Desfiladero

Desfiladero

Jaime Avilés
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Villahermosa: más pruebas

Sin duda, el gobierno provocó la tragedia

Abraham González y los porros cibernéticos

La cinta de Mandoki no perdió un solo cine

Ampliar la imagen Familia damnificada por la inundación en Villahermosa Familia damnificada por la inundación en Villahermosa Foto: Alfredo Domínguez

Pablo O. Sandoval, ingeniero mexicano que vive en San José, California, se declaró “pasmado” por los números que Desfiladero presentó en su entrega anterior, en la que asentó que los 2 millones de litros por segundo que la presa Peñitas derramó durante los últimos tres días de octubre acumularon 488 billones de litros sobre la capital de Tabasco. Así, con un instrumental más eficiente que el ábaco del columnista, confirmó en Internet los datos del desfogue y sacó su propio cálculo.

“Peñitas derramó 2 mil 300 metros cúbicos de agua por segundo. Esto, multiplicado por 3 mil 600 segundos que tiene una hora, da 8.2 millones de metros cúbicos por hora. Si se multiplica esto por 72 horas (o tres días), se tiene un total de 596 millones de metros cúbicos de agua. Un metro cúbico tiene mil decímetros cúbicos o bien, mil litros. Si multiplicamos 596 millones por mil da un total de 596 mil millones de litros (...)

“Por otro lado, me pregunté qué significa este número. Si uno mide Villahermosa utilizando Google Earth (y de manera muy primitiva y simplista) se puede ver que la ciudad cubre un área aproximada de 12 kilómetros por 12 kilómetros (más o menos). Ahora, si uno trata de imaginar el volumen que representan los 596 mil millones de litros, esto es equivalente a una lámina de agua de 12 kilómetros de largo por 12 kilómetros de ancho por 4.14 metros de altura. Pues bien, este volumen de agua es exactamente lo necesario para cubrir la ciudad de Villahermosa”.

Otros lectores coincidieron con el ingeniero Sandoval en que había una evidente equivocación en mis cifras, pero aceptaron como válida la idea de que fue la presa, no la lluvia, y mucho menos la luna llena, lo que causó la inundación. En abono a esta certeza, un amigo me enseñó recortes del periódico Tabasco Hoy, de Villahermosa, que en su edición del martes 30 de octubre reprodujo declaraciones hechas el lunes 29, en conferencia de prensa, por el superintendente de Peñitas, Luis Toribio Martínez Ramírez.

Acompañado por el gobernador del estado, Andrés Granier, Martínez Ramírez aseguró aquella mañana: “el río Carrizal se encuentra por encima de su nivel; en las últimas horas subió un metro 90 por el desfogue de Peñitas. En la tarde se espera que aumente el nivel debido a la turbinación de 2 mil metros cúbicos. En estos momentos estamos sacando mil 500 metros cúbicos por segundo. Esa agua tendrá repercusión aquí dentro de 18 o 19 horas, que es cuando empezará a llegar”.

Pero Martínez Ramírez estaba mintiendo, en perjuicio de la población, como lo evidencian dos hechos. Ese mismo día, Gilberto Segovia Quintero, vocero de la Comisión Nacional del Agua, expresó a los medios: “lo más importante es que el desfogue de 2 mil metros cuadrados por segundo no reviente la capacidad del río Carrizal a la altura de Villahermosa. Los mil 500 metros cúbicos (nota: que estaban sacando de la presa hasta las 8:45 de la mañana) ya se reflejan en el Carrizal, y por ello aumentó este afluente un metro 90 en las últimas horas. Hasta la tarde (de ese lunes 29) se tendrá el reflejo de la nueva turbinación. Si esto no pasa a mayores, entonces podremos confiarnos”.

Por desgracia, la cosa pasó a mayores, y muy pronto. Crónicas del citado periódico relatan que, de acuerdo con diversos testimonios de habitantes de Villahermosa, a las 3:20 de la tarde el agua “empezó a salirse del río”, y a las 3:40 “la gente huyó a las azoteas de las casas” en diversos puntos de la ciudad. Martínez Ramírez faltó a la verdad al hablar de un derrame inferior al que se estaba efectuando y al pronosticar que el agua llegaría hasta el día siguiente, impidiendo que la población tomara providencias de inmediato.

En otras palabras, como prueba la declaración de Segovia Quintero, las autoridades federales cruzaron los dedos para ver qué pasaba, y pasó lo peor: ahora hay un millón de damnificados, no se sabe cuántos muertos y pérdidas materiales incalculables para miles de familias. Sin embargo, en el México de Felipe Calderón y de los golpistas que se robaron el poder sin la mínima capacidad de usarlo en beneficio de nadie, más que de ellos mismos, lo de Tabasco es apenas una de las dos caras de la moneda.

Y es que anteayer, jueves, comenzó a circular un correo electrónico firmado por un tal Arturo de la Peña Peralta para esparcir la calumnia de que Hugo Chávez, presidente de Venezuela, “invirtió 2 millones de dólares para la posproducción y distribución del filme 2 de julio, el fraude que nadie vio (sic) de Luis Mandoki” (que no se llama así, por supuesto). “¿Será que si ganan el Óscar a la mejor película extranjera entrarán Chávez, Mandoki y López Obrador caminando juntos sobre la alfombra roja de Hollywood?”, preguntó el matoncito electrónico.

Minutos más tarde, el infundio fue renviado por Yazmín Gutiérrez ([email protected]). Si todo hubiera seguido su curso normal, pronto habrían hecho lo mismo Francisco Fosther ([email protected]), Paty Medina ([email protected]), Karola Aponte ([email protected]), Arturo Malpica ([email protected]), Mónica Martínez de Alba ([email protected]), Verónica Cifuentes ([email protected] ), y otros.

Todos ellos son integrantes de un “grupo de choque” cibernético, de extracción panista y yunquista, que durante la campaña electoral de 2006 organizó –y aún maneja– el empresario lechero jalisciense Abraham González Uyeda, hoy subsecretario de Gobernación y dueño del rancho El Zapote, donde en mayo de 2004 Francisco Ramírez Acuña destapó a Felipe Calderón Hinojosa.

Su grupo cumple varias funciones: se declara partidario de Jesús Ortega y de los chuchos; escribe todos los días a conocidos periodistas, lo mismo para burlarse de López Obrador, en todos los tonos, que para acusarlo de tener vínculos con el EPR, o cualquier otra consigna que reciba desde Bucareli. Pero también sirve para hostigar a los militantes de la Convención Nacional Democrática, como desde el buzón [email protected], una tal Lechuza Nocturna hizo el pasado 5 de julio, a las 9:59 de la mañana, para decirle a José Ortiz Trejo: “no se haga el loco y póngase en contacto con la señora Rocío Samaniego y luego sigue de palero del peje”, en un correo masivo dirigido a todos los medios, o como el 21 de junio de 2007, a las 13:22, el ya citado Arturo Malpica advirtió, con fines intimidatorios, a la activista veracruzana Silvia Muro, que iba a divulgar todo lo que escribiera en Internet.

¿Por qué esta vez el correo que dizque ligaba a Chávez con Arreola y Mandoki sólo fue enviado por dos de estos porros cibernéticos? Porque a temprana hora un hacker de la sociedad civil descubrió y denunció que había sido enviado desde las oficinas del Centro Nacional de Prevención de Desastres, que dirige el ingeniero Roberto Quaas Wepen, otro corresponsable de la tragedia de Villahermosa, quien debe ser procesado por negligencia criminal.

Lo cierto es que a pesar de todas las maniobras que el “gobierno” federal está haciendo para sabotear la exhibición de Fraude: México 2006, el documental de Mandoki no perdió una sola pantalla en su primera semana, sigue en más de 200 salas, recobró la mitad de su costo y pronto será visto en el mundo entero: una noticia que debería alegrar a los tabasqueños porque anuncia mejores tiempos.

 
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