Economist Intelligence Unit
Mercados
La hora de los mercados emergentes
Ampliar la imagen Fachada iluminada de la Bolsa de Valores de Mumbai, India Foto: Reuters
Para cualquiera con memoria de las crisis económicas de los 25 años pasados, la reciente palabrería sobre los mercados emergentes como las nuevas zonas seguras del mundo financiero podrían parecer, a lo más, un poco extravagantes. En el peor de los casos, podrían parecer el colmo del orgullo.
Pero recordemos agosto. Cuando los mercados globales se bambolearon hubo un problema de deuda en EU, no en Argentina o Tailandia, que no quedaron expuestas a la confusión. Mientras que en el pasado, los mercados emergentes por lo general eran las primeras víctimas del temor al riesgo de los inversionistas, esta vez se mantuvieron firmes.
Desde luego, los mercados emergentes han cambiado. Muchos de sus problemas tradicionales eran causados por su dependencia del “dinero caliente” del mundo desarrollado para financiar sus déficit de cuenta corriente. Pero ahora los mercados emergentes (en conjunto) tienen superávit y el mundo desarrollado está en déficit. En vez de preocuparse sobre la devaluación de las divisas emergentes, los inversionistas esperan (y algunos políticos lo exigen) que se permita que esas divisas se revalúen.
Quizá la principal señal de cambio está en los mercados de deuda. En 2002, los bonos de los mercados emergentes ofrecían un rendimiento total de 10 puntos porcentuales por arriba de los bonos del Tesoro de EU. Este año, aunque los diferenciales hayan aumentado desde los descensos históricos ocurridos en mayo, se han situado en dos modestos puntos porcentuales, más o menos.
El desempeño de los mercados de capital ha sido también impresionante. El índice de mercados emergentes (MSCI, por sus siglas en inglés) se ha elevado en casi 40% en lo que va del año, un logro notable dada la constricción crediticia y las preocupaciones geopolíticas. Aunque la Bolsa de China se haya más que duplicado, esto no explica por qué los mercados polaco, indio, brasileño, paquistaní y de la República Popular hayan subido todos por arriba de 40%
En efecto, la atención de los inversionistas está moviéndose ahora hacia lo que Michael Hartnett, de Merill Lynch, denomina “los mercados emergentes emergentes”, como Botsuana y Kazajistán. MSCI está en proceso de emitir un punto de referencia para tal exotismo, denominado índice del mercado fronterizo.
Una razón por la cual los mercados emergentes se han desempeñado tan bien es la “teoría 1999”. Así como a finales de los años 90, ahora hay una crisis financiera (por aquel entonces, el desplome de la Administración de Capitales a Largo Plazo, un fondo de cobertura; hoy, contracción crediticia) que motivó que la Reserva Federal (Fed) redujera las tasas de interés. Lo que siguió en 1999 fue una carrera por liquidez de combustible que condujo a la burbuja de las empresas punto com; esta vez los mercados emergentes parecen ser los bienes a seleccionar.
En particular, los inversionistas se han enfocado al concepto de “desvinculación”, la idea de que las economías asiáticas han desarrollado un ímpetu autónomo que las hace menos dependientes de la superpotencia americana. Aunque esta teoría aún tenga que probarse ante una verdadera recesión en Estados Unidos, hasta ahora la crisis de los préstamos de riesgo no ha tenido mucho impacto en el crecimiento asiático.
Una explicación más cínica es que muchos países en vías de desarrollo “importan” la política monetaria estadunidense mediante su vinculación con el dólar. Las reducciones de las tasas de interés de la Fed, en respuesta a la crisis de agosto, representaron además una relajación de la política en el momento en que muchas economías emergentes ya mostraban señales de prosperidad. Según algunos, el resultado es otra burbuja, evidente en todas partes desde la Bolsa de China hasta en el precio del oro, ahora en casi 800 dólares la onza.
Aquellos que buscan indicadores de una burbuja tienen más evidencias que proporcionar. De acuerdo con Morgan Stanley, en septiembre se dio un flujo 15.7 mdd destinado a los fondos de capital de los mercados emergentes, la mayor cifra mensual alguna vez registrada. Entre finales de agosto y el 25 de octubre, casi 34 mdd fluyeron hacia esos fondos, por arriba de las cifras totales de 2005 y 2006.
En la actualidad, los mercados emergentes comercian con un nivel mayor de ganancias que los mercados desarrollados, un desarrollo que en el pasado ha sido asociado con picos en el precio de las acciones en los mercados emergentes. Incluso, de manera más significativa, los países en vías de desarrollo que no disfrutaron de las mismas mejorías económicas que otros se han beneficiado del entusiasmo de los inversionistas. Como señala Tim Lee, de pi Economics, la lira turca es tan fuerte en comparación con el euro como en 2002, aun cuando su déficit de cuenta corriente sea de casi 7% de la producción económica y su índice de inflación haya sido mucho más alto que el de la zona europea durante los cinco años pasados.
Sin embargo, como descubrieron los que apostaron contra acciones de las empresas punto com en 1999, éste puede ser un solitario negocio que espera una burbuja para explotar. Jonathan Garner, de Morgan Stanley, dice que los recientes flujos de fondos hacia los mercados emergentes representan una reasignación de apenas tres centésimas de un punto porcentual de la riqueza global. El activo de los mercados emergentes constituye sólo 2.1% de todo el dinero invertido en los fondos de capital estadunidenses. Y los crecientes precios de las materias primas sólo harán que esas economías emergentes parezcan más fuertes.
Fuente: EIU
Traducción de texto: Jorge Anaya