Usted está aquí: lunes 19 de noviembre de 2007 Política México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega
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La “sorpresa” del gobierno

Advierten de nueva inundación en Tabasco

Anegaciones constantes

No concluyen los trabajos de rescate en el anegado Tabasco (70 por ciento del estado se mantiene bajo el agua), y el gobernador de la entidad ya advierte sobre la inminencia de una nueva inundación en Villahermosa, porque las lluvias continuarán, a la par del riesgo por la falta de obras de infraestructura y la sempiterna corrupción.

Lo anterior, a pesar de la gravedad, no resulta novedoso. De hecho, ha sido la constante en cuando menos el último medio siglo, como documenta un detallado análisis (El caso de Tabasco y la sociedad de riesgo, 2004) elaborado por Rodolfo Uribe Iniesta ([email protected]), investigador del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien envió una copia a este espacio y del que se toman algunos aspectos para recorrer la reciente historia estatal en infraestructura hidráulica, ecocidio y corrupción.

Señala Uribe Iniesta que Tabasco es ejemplo de catástrofe ecológica, ya que sólo 3 por ciento de su superficie está cubierta de selvas todavía identificables como tales y pantanos relativamente vivos, aunque casi todos –incluidos los de la Reserva de la Biosfera de Pantanos de Centla– constituidos ya por vegetación secundaria y 60 por ciento del territorio ocupado por pastizales dedicados a la ganadería.

Con el auge petrolero de los 70, la presa de Malpaso y las subsecuentes del Grijalva han trastornado el régimen fluvial y de inundación. La construcción del ferrocarril y la carretera se convierten en bordos enormes que retienen el agua y matan el flujo de los pantanos y tierras estacionales de cultivo, y la ganaderización, además de la deforestación y empobrecimiento biótico que representa, trae una crisis de desempleo en el medio rural. Cuando llega el petróleo, ya en el campo ha decaído la productividad de las tierras, se ha reducido el espacio utilizable estacionalmente y no hay empleo para los jornaleros. La gente indígena se quejaría del cambio hidrológico por la “inundación que no bajó” en 1981, y luego por el cambio de fechas de la “creciente estacional” de octubre a noviembre.

En su investigación señala que dicho cambio dependía de la programación de las presas, de acuerdo con cuestiones meteorológicas de Guatemala y Chiapas, y de las necesidades de generación de energía eléctrica, al grado de que en 1993, con una movilización popular y el apoyo del Instituto Nacional Indigenista, se consiguió de la Comisión Federal de Electricidad una indemnización para todos los pueblos de Nacajuca, no simplemente por inundar, sino por hacerlo fuera de fecha. Con ello queda claro que toda anegación contemporánea no es un hecho estrictamente natural, sino sobre todo dependiente de las decisiones del manejo de las presas.

El auge petrolero de los 70 se registra primeramente en la manera más agresiva: la exploración. Entre sus manifestaciones estuvo una agresiva construcción de infraestructura de caminos y canales para que la maquinaria de exploración y perforación llegaran a los lugares seleccionados, lo que provocó mayores problemas de retención de agua y cambios de régimen de tierras cubiertas y descubiertas, que afectaron fuertemente a los campesinos. El caso más grave fue que para permitir el paso de las barcazas de exploración a las lagunas costeras se rompió un estero (Barra de Panteones), lo cual provocó que se salinizaran casi todas las tierras del municipio de Cárdenas, incluyendo el Plan Chontalpa.

Ocurre entonces el paso de dos huracanes, uno tras otro, Opal y Roxanne, y el hecho excepcional de que este último se regresa sobre el Golfo de México para golpear otra vez el estado. En el medio rural se produce una inundación catastrófica, como las de antes; sin embargo, políticamente se habla de lo “excepcional” del fenómeno (como en 2007). Pero en 1999 es aún peor, ya que ocurre la llamada “contingencia”. Sin ciclón de por medio, sólo por varios nortes y una tormenta tropical, las presas chiapanecas se ven desbordadas, sus compuertas son abiertas y la inundación sorpresivamente ocupa las más lujosas zonas residenciales de Villahermosa. Para evitar que siga inundada la capital se construye un “tapón” en el Mezcalapa, que desvía el agua hacia la Chontalpa chica, donde entra en los pueblos chontales hasta un desusado nivel de dos metros.

Se vuelve a pretextar la excepcionalidad meteorológica y se agrega el elemento político de decir que “las presas se abren para bloquear la candidatura de Madrazo a la presidencia del Partido Revolucionario Institucional”. Sin embargo, el que se anegaran zonas no tradicionalmente inundables de Villahermosa llamó la atención. Estudiando el caso, se descubre que las áreas definidas en los 70 y 80 en el municipio del centro como “vasos reguladores”, o sea lugares de paso de las inundaciones, fueron en varios casos rellenados, uno muy amplio para la construcción del nuevo parque de feria, y los otros para la construcción de nuevos centros comerciales, que fueron negociados como parte de la campaña política para elegir gobernador. Quedó claro que las inundaciones son producto de la falta de continuidad de las políticas y la corrupción institucional.

Los sobresaltos del sistema hidrológico se combinan con inesperadas sequías que obligan, por ejemplo, a los ganaderos a romper las líneas de conducción de agua potable de las ciudades para darle a su ganado. La nueva importancia estratégica del gas y la posibilidad de reinyectar nitrógeno para exprimir los viejos yacimientos de crudo desataron una nueva época de exploración en el campo tabasqueño, donde hoy mismo ocurren, otra vez, todas las barbaridades de los 70, pero con el novedoso elemento de que ahora lo hacen directamente compañías extranjeras con personal extranjero (chinas, por ejemplo). Además, como en los años 70, las cuestionables políticas de seguridad industrial, anticontaminación y remediación ambiental de Pemex, a las que les obliga la recomendación de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, y que fueron tan publicitadas en los años 90, dejaron de aplicarse con la administración foxista.

Pero en el gobierno se “sorprenden”.

Las rebanadas del pastel:

Más allá del pretexto para un día feriado, ¿alguien sabe qué fue de la Revolución mexicana?

 
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