Demanda el titular del Ejecutivo a pobladores no “buscar ganancias en río revuelto”
Entre protestas, Calderón y Granier se placean por Tabasco
El michoacano bromeó cuando le mostraron la fotografía de un lagarto hallado en una zona habitacional
Intercambian ambos mandatarios sinnúmero de elogios
Entrega vales de ayuda a damnificados, un colchón y pide manejar la ayuda con “mucha honestidad”
Ampliar la imagen La titular de la Sedeso, Beatriz Zavala, anuncia la entrega de vales por parte del presidente Felipe Calderón. Al acto acudió el gobernador Andrés Granier Foto: Notimex
Villahermosa, Tab., 15 de noviembre. En medio de reclamos porque las calles están convertidas en “chiqueros” por el exceso de lodo y la ayuda sigue sin fluir con rapidez, el presidente Felipe Calderón entregó los primeros vales para la compra de enseres y pidió a los tabasqueños que no busquen obtener “ganancia en río revuelto”.
Críticos del uso político de la ayuda para los damnificados, el presidente y el gobernador, Andrés Granier, no perdieron oportunidad de placearse para recibir los agradecimientos de la gente que recibió sus primeros vales hasta por 10 mil pesos. En la algarabía, algunas mujeres hasta destaparon a Granier para la Presidencia con gritos de “¡El Químico a Los Pinos, lo vamos a llevar!”.
A la lista de apoyos anunciados hoy se sumaron otros: el gobierno federal otorgará 10 mil pesos a fondo perdido a pequeñas empresas y el Infonavit dará un plazo de gracia de seis meses para que los 27 mil acreditados cubran sus mensualidades y lo mismo ocurrirá con las 10 mil 688 empresas del estado para el pago de las cuotas patronales.
El michoacano visitó Tabasco por séptima vez desde que ocurrieron las inundaciones. Esta vez se buscó evitar que hubiera sobresaltos como el de la gira anterior –cuando los funcionarios fueron desbordados por las quejas–, así que el recorrido se hizo en la colonia Asunción Castellanos, bastión priísta donde previamente se habían entregado vales a 450 personas.
Aun así hubo algunas protestas. En su rápida caminata por las calles, cercadas con cuerdas o vallas metálicas, Calderón escuchó la demanda de Domitila Morales Acosta para que se construya un bordo de contención del río Grijalva. “Ya salimos del agua, señor, pero ahora estamos inundados de lodo”, remarcó.
María Reyes, vecina del sector Los Sauces, se le acercó para pedirle cobertores. “Tenemos todo destruido y abandonado por la autoridad. Dicen que sí nos van a apoyar pero ¿cuánto tiempo vamos a esperar?”, preguntó.
Con voz fuerte, Olga Salazar Velázquez reprochó que el Ejército no ha llevado suficiente ayuda a la colonia José María Pino Suárez. “Todos pasan de largo. Sedeso nos detectó y nos regaló una despensa porque teníamos bloqueado el camino”.
El gobernador se regresó molesto e intentó descalificar las declaraciones de la señora: “¡Olga no mientas! El domingo estuvimos ahí. ¡Olga, Olga, amiga!”.
Pero la mujer no se arredró e señaló que no recibieron una despensa hasta que habló con Granier.
Otra vecina de Asunción Castellanos se acercó al oído de Calderón para pedirle que las calles sean limpiadas porque “vivimos como en un chiquero”. El señalamiento de su intelocutor de que “estamos checando casa por casa” no la dejó convencida y exclamó: “ojalá que el beneficio no sea para los ricos, sino para los pobres”.
En el recorrido, el mandatario se dio tiempo para bromear con los colonos que le mostraron la fotografía de un lagarto encontrado por los soldados en plena zona habitacional. “A ver. Está chiquito mi coronel. ¿Quién lo agarró, coronel?”, interrogó a un militar mientras observaba la imagen en una cámara fotográfica.
Al final de la caminata entregó 21 vales y un colchón a damnificados con una advertencia: “Yo les pido que ese dinero, que no es mío, es de todos los mexicanos, lo manejamos con mucha honestidad, que hagamos bien ese censo”.
La petición cobró sentido en poco tiempo, porque durante la ceremonia realizada en esta populosa colonia los vecinos criticaron a gritos que uno de los beneficiados era dueño de un expendio de cerveza y su casa, de dos pisos, no había sido afectada por las lluvias.
El alcalde priísta Evaristo Hernández también fue abucheado por los habitantes en medio de la entrega de beneficios. “A Evaristo no lo queremos, nunca vino aquí, nunca nos dio nada, simplemente una pomadita para los hongos”, expresó una mujer indignada.
Reunión en sigilo con empresarios
Luego, Calderón tuvo un encuentro en privado con el Consejo de Empresarios del Estado de Tabasco en el hotel Hilton. No obstante que Granier resaltó que fue una “reunión abierta y franca”, la prensa no tuvo acceso y la Presidencia no informó el contenido de la misma.
Como en tono de despedida, el Presidente agradeció durante una reunión de evaluación el respaldo dado por la sociedad mexicana y por la comunidad internacional, y anunció que además de los subsidios de 10 mil pesos para pequeños empresarios se otorgarán préstamos a tres meses de plazo de gracia sin pago de capital e intereses y a una tasa de 5 por ciento por dos años.
No obstante que Calderón y Granier intercambiaron toda clase de elogios, como si la tragedia hubiera terminado, en los balances presentados por distintos funcionarios se reflejó la gravedad del problema: un millón 90 mil afectados, o sea la mitad de la población de Tabasco; 15 mil empresas afectadas, 16 mil casas con daños de las 27 mil que financió el Infonavit, y “severas afectaciones” en edificios culturales, así como 113 unidades médicas con destrozos de las 567 que operan en la entidad.