Astillero
Sin palomitas
Caprichos y censura, película ya vista
Subprocurador prejuzga y politiquea
Maquinaciones contra cinta de Mandoki
Ampliar la imagen La titular de la SEP, Josefina Vázquez Mota, el presidente Felipe Calderón y Elba Esther Gordillo ayer en Los Pinos, durante la entrega de reconocimientos a alumnos y maestros que participaron en la prueba Enlace 2007 Foto: Luis Humberto González
El gobierno fisCal (es decir, sustentado en el impuesto) parece es-tar poco atento a las lecciones del foxismo que no supo enfrentar a un adversario sin hacerlo crecer. Así como, durante años, el palurdo cocacolero invirtió contra su voluntad en el desarrollo de Andrés Manuel López Obrador, al contraponérsele con chapucería y abuso, ahora el fisCal Derón parece empeñado en demostrar que el movimiento social encabezado por el tabasqueño (que este domingo se reúne con sus seguidores en el Zócalo capitalino) no es tan débil e intrascendente como los voceros oficiales y oficialistas desdeñosamente afirman, puesto que, frente a un par de movimientos de resistencia opositora, el felipismo ha respondido con destemplanza institucional grave, mediante declaraciones aberrantes de un subprocurador federal de ¿justicia? y a través de la censura por parte de sus aliados radiofónicos que se niegan a transmitir anuncios de la película Fraude, México 2006, que habían sido contratados y pagados.
Joya de atentado gubernamental contra las propias instituciones es la que en arranque politiquero exhibió, en-garzada en cinismo e impunidad, el comisionado de agencias estadunidenses en el transexenal aparato panista de facciosa simulación justiciera: según ese subprocurador, José Luis Santiago Vasconcelos, es “extremadamente amoral, políticamente reprobable y socialmente desagradable” que un ciudadano, en ejercicio de sus derechos constitucionales, solicite a los órganos de procuración de justicia que in-vestiguen lo que a juicio de esa persona pueden constituir delitos graves cometidos contra la sociedad. “En lugar de presentar denuncias deberían estar cuerpo a cuerpo con sus paisanos tabasqueños rescatando a Tabasco de la desgracia”, señaló el citado funcionario que, a causa de esas palabras, debería ser reconvenido públicamente por sus superiores (en caso de que no hubiesen sido exactamente estos los que le instruyeron a hablar de esa manera), ya que con ellas demuestra un prejuicio que vicia la supuesta voluntad de actuar con apego a derecho (¡zácatelas: el Niño Astillero se pone solemne!) y prefigura la decisión de esa PGR (¡oh, sí: autónoma, independiente, libre, sin consignas ni compromisos!) de dar carpetazo por consideraciones subjetivas, personales o grupales a una denuncia a la que debería darse curso por las razones que esgrime y las sospechas que arroja sobre comportamientos criminales de miembros del mismo equipo político del que forman parte el procurador Eduardo Medina Mora y su subprocurador que prejuzga. ¿Investigar a los responsables de las evitables inundaciones de Tabasco? ¡No, hombre: que los quejosos se acomidan a rellenar sacos de arena antes de que manden militarmente por ellos! Todo, desde luego, conforme a los artículos que correspondan de la Ley de Herodes, que no es una compilación reciente de ordenamientos jodedores, licenciado Santiago Vasconcelos, sino una película dirigida por Luis Estrada.
Esa misma ley del fastidio desgastante le ha sido aplicada a Fraude, México 2006, el documental dirigido por Luis Mandoki, al que se le ha pretendido obstruir su difusión mediante maniobras entre empresas trasnacionales, co-mo Warner Brothers, y nativas, como Televisa y Cinépolis, convertida ésta en Censurópolis. Salvado el problema de la distribución (que conllevaba el de la falta de dinero para elaborar copias de la cinta) y ante un despliegue de trabajo, imaginación y solidaridad que permitió enviar más de mil tráileres a salas de cine (avances que no fueron adecuadamente programados ni difundidos), carteles (mal colocados o de plano no utilizados) y contar con más de 200 copias, ahora el documental esclarecedor se ha topado con que anuncios en radio que ya habían sido pagados no han sido difundidos por no confesas pero sí adivinables razones. Con tales maniobras de censura se pretende que haya poca asistencia a las salas, que a partir de hoy deben poner en pantalla la cinta y, a causa de esas supuestas leyes del mercado, retirar el material indeseado en pocos días.
Historias que parecen de ficción y que alimentarán futuras páginas de historia patria: en Oaxaca continúa la larga marcha cívica en de-manda de buen gobierno y justicia, mientras Ulises Felipe Ruiz Calderón envía palabrería escrita disfrazada de “informe de labores”; la sección 22 del magisterio y la APPO caminan juntas a 10 días del primer aniversario de la represión que, junto con la de Atenco, marca el distanciamiento profundo de la sociedad respecto de sus gobiernos panistas “del cambio” (Vicente y Felipe) y priístas de la continuidad (Ulises y Peña Nieto). Malabarismos judiciales de mala factura que permiten ver fullerías y zurcidos: el secretario de la Función Pública (ja, ja, ja) exonera a un ex director de Pemex en relación con presuntos quebrantos millonarios, anuncia que sigue trabajando afanosamente en buscar pillerías de los oceanográficos hermanos Bribiesca y en encontrar responsables de accidentes pe-troleros en Campeche, y advierte, valiente, guerrero, que no tiene nerviosismo por hacer como que esculca las cuentas del jefe Chente. En el aeropuerto de la capital, mientras tanto, el comisionado del Grupo Carlyle en México, Luis Téllez, inaugura el gran trinquete del foxismo denominado terminal dos (prudente, el Presidente Le-gaL no se apareció en el lugar del crimen, pero hizo anunciar que más delante estará en ese teatro de co-rruptelas). Y Elba Esther le dice a su alumno Felipe que “el magisterio”, es decir, ella y su cacicazgo, necesitan voz y voto para la evaluación de lo que se hace en materia de educación pública (maestra y parte). Y Manlio Fabio Beltrones que empuja a Jorge Alcocer para consejero presidente del IFE, en el nuevo reparto del pastel mediante tres cuchillos partidistas.
Y, mientras el tecleador escribía ayer (indicativo in-consciente de que ya son necesarias unas vacaciones: mmmm, din-don-dan) que los policías linchados en Tlá-huac eran de la Secretaría de Seguridad Pública del DF, lo cual es falso, pues eran de la PFP, ¡feliz fin de semana!