El creador de Canoa participa en encuentro de creadores y productores en Nuevo León
El cine nacional, suplantado por basura de EU: Felipe Cazals
La complacencia sentimental abyecta, norma infalible de las nuevas producciones
Espectadores adocenados y conformistas ha generado la pérdida de su importancia social
Las obras mercantilizadas pierden el rumbo de arte-industria, afirma el director mexicano
Monterrey, NL, 8 de noviembre. El director cinematográfico mexicano Felipe Cazals afirmó que el cine nacional ha perdido importancia en la sociedad y se ha desviado del rumbo arte-industria porque los distribuidores, por mero afán mercantilista, le han transtocado la esencia de espectáculo y de campo sin límite para la exploración y el enriquecimiento del espíritu humano.
Lo anterior, agregó, ha provocado la desaparición del espectador pensante y el advenimiento del trastornado consumidor adocenado, del cliente confortablemente ignorante y conformista. Para lograrlo, dijo el autor de El Apando y Canoa, a los “nuevos mercaderes” les ha sido suficiente perseverar en la aplicación de reglas inflexibles: la más abyecta complacencia sentimental como norma; el escamoteo de la realidad como conducta invariable, y por supuesto, la mercadotecnia, como supremo argumento y razón última.
El realizador cinematográfico llamó a los nuevos creadores nacionales a reclamar y recuperar los espacios que les han quitado las compañías estadunidenses que, dijo, han devastado al país, pues hoy 97.6 por ciento de las pantallas exhibe películas producidas en el vecino país.
Si hoy no se hace más y mejor cine en México no es por falta de talento, expresó Cazals. “No es por la ausencia de Ricardo Garibay, Jorge Ibargüengoitia, José Revueltas; de Tomás Pérez Turrent, en la parte literaria; de un Gabriel Figueroa o de Jorge Stall en la parte técnica-fotográfica o de grandes estrellas en la parte actoral. El problema es que el cine fue suplantado por basura estadunidense, que se ha instalado y que no está dispuesta a salir”.
Al dictar la conferencia magistral El cine como testimonio en la historia de un país, dentro del Tercer Encuentro Internacional de Cineastas Nuevo León 2007, expuso que, desde un principio, la doble naturaleza del cine favorecía el desenvolvimiento de un espectáculo que se quería emparentar con un circo de varias pistas y de campo sin límite para la exploración y enriquecimiento del espíritu humano.
“Ambas naturalezas eran compatibles. Hoy son irreconciliables, por los manipuleos de los nuevos mercaderes de la producción cinematográfica mexicana: los distribuidores de películas”.
Agregó que “el poder de transtorno monetario ejercido sobre la esencia misma del cine y su importancia social, provocó que haya sido desviado del rumbo arte-industria, al impulsar “la desaparición del espectador pensante y el advenimiento del trastornado consumidor adocenado, del cliente confortablemente ignorante y coformista”.
Quehacer responsable
Los cineastas, aparentes responsables de la senda que toman sus obras, afirmó Cazals, se encuentran desde un pricipio ante la eventual posibilidad de escoger caminos ambiguos. La razón, se sabe de sobra, son las leyes del mercado, que obligan a sobrevivir y donde triunfar es la demostración palpable del éxito.
Agregó que, curiosamente no será el consumidor el que les confiera a estos supuestos triunfadores una honrosa categoría o el olvido central de su obra, pues hoy en día el consumidor de películas con dificultad recuerda lo que vio la semana pasada, o durante la función de la tarde, “que exhibía la misma basura en todas las salas del mall y a la misma hora”.
Lo que todavía recordamos es que el cine está hecho de películas inolvidables y de otras muchas que el tiempo se comió. Así de sencillo y de complejo es el llamado séptimo arte. La industria del cine es circo y tesis, supuesta diversión sana y reclamo social; melodramas infernales y denuncias virulentas.
Señaló que si nos adentrarnos en el resentimiento continental de El Cobrador, y luego vemos Cansada de besar sapos, ya sabemos ahora qué vale el cine nacional.
La primera por la excelencia de sus imágenes, por la fuerza titánica de su reclamo, y la segunda por su voluntaria omisión, por su complacencia en la mediocridad y su absoluta nulidad, nos dan un testimonio de la historia de México hoy en día, agregó el realizador.
“El cobrador estará condenada a que la juzgue el recuerdo, mientras que Cansada de besar sapos, habrá hecho más ricos a sus patrocinadores, menos justicia a su país y más daño al cine mexicano”, dijo Cazals.