Usted está aquí: lunes 5 de noviembre de 2007 Mundo Álvaro Colom, virtual presidente electo de Guatemala con 52 por ciento de votos

Vence en segunda vuelta a Otto Pérez Molina; el abstencionismo rebasa 50%: TSE

Álvaro Colom, virtual presidente electo de Guatemala con 52 por ciento de votos

La población dijo “no” a la mano dura de los regímenes militares, sostiene el ganador

El rival derechista admite su derrota y advierte que será un opositor crítico del gobierno

Reuters y Afp

Ampliar la imagen Álvaro Colom al momento de votar en la capital guatemalteca Álvaro Colom al momento de votar en la capital guatemalteca Foto: Ap

Ampliar la imagen En completa calma se desarrolló ayer la segunda vuelta electoral en Guatemala. La imagen corresponde a una mesa de votación instalada en el poblado de Santiago Atitlán, en la zona oeste del país centroamericano En completa calma se desarrolló ayer la segunda vuelta electoral en Guatemala. La imagen corresponde a una mesa de votación instalada en el poblado de Santiago Atitlán, en la zona oeste del país centroamericano Foto: Ap

Guatemala, 4 de noviembre. El izquierdista moderado Álvaro Colom se convirtió esta noche en el virtual presidente electo de Guatemala al obtener 52.70 por ciento de votos en la segunda vuelta de las elecciones, frente a 47.30 de su rival de derecha, el general retirado Otto Pérez Molina, en una jornada en la cual el abstencionismo superó 50 por ciento, según datos del Tribunal Supremo Electoral (TSE).

Al contabilizar 96 por ciento de las boletas, Colom se ubicaba a la cabeza en una jornada que transcurrió en calma y dentro de la normalidad.

En la primera vuelta, celebrada el pasado 9 de septiembre, Colom, de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) obtuvo 28.23 por ciento de sufragios frente a 23.51 de Pérez Molina, del Partido Patriota (PP).

El candidato de la UNE se proclamó vencedor al señalar que “yo estaba seguro de la victoria. Cuando se planifica bien, cuando se siguen los principios y los valores de una institución se logran los triunfos, aunque estuviéramos luchando contra muchísimas fuerzas”.

Colom señaló que la derrota de Pérez significa “un no a la historia trágica” de los regímenes militares que han gobernado con mano dura al país, y que fue el principal lema de campaña del general retirado.

El socialdemócrata insistió que con el triunfo obtenido los guatemaltecos le dieron “vuelta a la página trágica” del militarismo en Guatemala, y dijo que los presidentes de Nicaragua, Daniel Ortega, y de Panamá, Martín Torrijos, le llamaron para felicitarlo.

En su campamento político y entre lágrimas, Colom festejaba con su esposa, hijos y seguidores, que gritaban eufóricos.

Más tarde, Pérez Molina aceptó su derrota tras conocer el resultado preliminar de los comicios que dieron como ganador a su rival.

“Estamos muy claros que hoy hemos perdido una batalla y no la guerra, y la guerra en contra de la corrupción, la violencia e inseguridad, la impunidad y la pobreza sigue vigente en el país, y estamos dispuestos, con todo el espíritu, a seguir luchando hasta ganarla”, dijo Pérez Molina en conferencia de prensa.

“Estamos reconociendo y aceptando la voluntad del pueblo y los resultados del TSE”, señaló Pérez Molina ante dirigentes de su equipo de trabajo.

El militar retirado aseguró además que se convertirá en una oposición crítica del gobierno de Colom.

“Otto Pérez tiene la mejor disposición para que Guatemala salga adelante y sea un país que transite por la senda del desarrollo, la seguridad y la paz que necesita”, agregó el candidato del derechista PP.

El virtual presidente electo, quien se postuló por tercera vez a la máxima magistratura de la nación, ganaba en todos los departamentos, a excepción del Distrito Central, que comprende la capital y 16 municipios, y el departamento de Baja Verapaz, al norte, donde Pérez Molina fue claro vencedor.

Colom sucederá el 14 de enero al liberal Oscar Berger, quien deja un país exportador de café con una de las más altas tasas de homicidios en el mundo y una pobreza que sofoca a la mitad de los guatemaltecos, sobre todo a los indígenas.

Desde 1985 cuando fue inaugurado el actual periodo democrático, ningún candidato presidencial –en seis procesos electorales sucesivos– ha ganado en primera vuelta, por lo cual fue necesario celebrar una segunda ronda electoral.

Según algunos analistas, la elección presidencial despierta menos interés que las municipales o legislativas, realizadas el 9 de septiembre pasado de manera simultánea a la primera vuelta presidencial, en las que la abstención superó 41 por ciento, en un país donde el sufragio no es obligatorio y mucha población indígena debe hacer viajes de varias horas para llegar a los centros de votación.

El jefe de la delegación de observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA), el ex canciller peruano, Diego García-Sayán, en declaraciones a la prensa indicó que la jornada electoral se desarrolló sin sobresaltos y con una adecuada organización.

García-Sayán afirmó que de la observación en un razonable conjunto de centros de votación se desprende que “la totalidad de las mesas electorales” funcionó de “manera adecuada”.

Guatemala acudió dividida a votar, entre las promesas de Pérez Molina de “mano dura” contra la delincuencia que azota el país, y el compromiso de Colom de abatir la pobreza.

El virtual presidente electo, un admirador del presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, y de la presidenta chilena, Michelle Bachelet, hizo de la lucha contra la pobreza su eje de campaña y advirtió que votar por Pérez Molina sería una vuelta a los tiempos de la guerra civil que desangró al país.

Pérez Molina fue jefe de la temida unidad de inteligencia civil durante los años 80.

“Hemos tenido ‘mano dura’ por 50 años y nos ha costado más de 250 mil víctimas en una guerra sucia”, dijo Colom tras emitir su voto.

“Aquí votamos a Colom, aquí la gente no quiere militares”, dijo Miguel Ángel Trianda, un maestro de 26 años, antes de sufragar en Santiago Atitlán, un poblado ubicado a orillas del lago Atitlán y rodeado de cuatro volcanes.

“Aquí muy cerca pasaron cosas horribles”, agregó Trianda al referirse a la matanza de Panajab, un pueblo cercano que en 1990 fue escenario de uno de los últimos actos de violencia de la guerra civil que vivió el país entre 1960 y 1996.

La ronda final para definir la presidencia fue precedida de una ola de agresiones que dejó medio centenar de muertos –entre políticos y activistas– en el último año y medio.

En el más reciente episodio de violencia, una observadora de la UNE –el partido de Colom– murió el sábado en un tiroteo en Coatepeque, al este del país.

 
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