Es una de las voces con más autoridad en el arte, subraya el rector Lema Labadie

Raquel Tibol recibió el honoris causa de la Universidad Autónoma Metropolitana

Arturo García Hernández

La crítica de arte e investigadora Raquel Tibol recibió la noche del miércoles el doctorado honoris causa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), como un reconocimiento a su fructífera y destacada trayectoria intelectual.

Durante la ceremonia, efectuada en el auditorio Pedro Ramírez Vázquez de la Rectoría General de la UAM, la autora de una notable bibliografía sobre arte y artistas mexicanos –Frida Kahlo, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, entre otros– periodista y escritora expresó su agradecimiento y emoción por el grado honorífico, mismo que recibió del rector general de esa casa de estudios, José Lema Labadie.

En el acto, Tibol, periodista y escritora, se pronunció porque las conmemoraciones por el centenario de la Revolución Mexicana sean ocasión para revisar a profundidad las aportaciones del movimiento en todos los ámbitos de la sociedad mexicana. En ese sentido, exhortó a los historiadores e intelectuales a llevar a cabo una reflexión crítica sobre el levantamiento armado.

Por su parte, Lema Labadie subrayó la importancia de la labor de Tibol, a quien calificó como una de las voces con más autoridad en la materia, dentro y fuera de México.

El 9 de julio pasado, el Colegio Académico de la UAM acordó otorgar la distinción a Tibol por su destacada labor en el periodismo e investigación, así como por su incansable impulso y divulgación del arte mexicano del siglo XX.

Fecundo quehacer intelectual

Raquel Tibol nació en Argentina, el 14 de diciembre de 1923. En 1952 se fue a vivir a Chile, donde conoció a Diego Rivera en 1953, durante un Congreso Continental de Cultura organizado por Pablo Neruda. En ese tiempo formaba parte –le contó en una ocasión a Elena Poniatowska– de una “pandilla cultural de adolescentes” para quienes David Alfaro Siqueiros “era un dios, y a mí me dio tanta cursiosidad que me metí a la biblioteca del Museo de Bellas Artes a ver cuánto había sobre arte mexicano, que no era mucho”.

Por tanto, “cuando entré en relación con Diego no era una gente que ignorara todo del arte mexicano, y esto le llamó la atención, sobre todo frente al resto de la gente que lo rechazaba sin tener un mínimo de información”.

La amistad de Tibol con Margarita Aguirre, secretaria de Neruda, le dio acceso al congreso cultural, donde vio “la manera poco grata como los artistas, muy influidos por la escuela de París, recibían a Diego. Casi se tapaban las narices cuando lo veían. Diego parecía un Buda sentado en el escenario del Teatro Municipal de Santiago de Chile”.

A petición de un editor de un suplemento cultural de Argentina, Tibol entrevistó a Rivera en Chile: “Lo primero que me dijo fue: ‘No le voy a hablar de mí, sino de mi mujer, Frida Kahlo’”.

Después de acompañarlo a Bolivia a ver unos murales, le propuso venir a México a organizar un congreso de intelectuales, que finalmente no se llevó a cabo. Llegó aquí en mayo de 1953, a Coyoacán, donde Frida sobrellevaba sus enfermedades. Le propuso hacer su biografía, que se empezó a publicar en marzo de 1954, en el suplemento cultural México en la Cultura del diario Novedades.

Desde entonces, Raquel Tibol ha realizado un fecundo quehacer como crítica, investigadora e historiadora de arte. Labor que ahora la ha hecho merecedora del doctorado honoris causa de la UAM.