Los Olvidados busca preservar la cultura mexicana desde los barrios

Recurre colectivo a la Catrina para denunciar la pobreza y la injusticia

Fabiola Palapa Quijas

Los mexicanos juegan, ríen y sufren con la muerte, pero además, el colectivo Los Olvidados atribuye un sentido social a ésta, la cual es representada por este grupo dedicado al arte de la cartonería, con creaciones hechas en el barrio con esqueletos humanos, para denunciar la pobreza y la injusticia en México.

Al seguir el ejemplo de José Guadalupe Posada, quien realizó una sátira del mundo político y cultural con sus calacas, Los Olvidados –mediante una pequeña calavera embarazada– intentan reflejar lo que sucede en la realidad: la miseria y la impunidad.

Everardo Pillado, integrante del grupo, elabora su trabajo a partir de la certeza de que la cultura mexicana es una de las más ricas en el mundo y, a diferencia de otros países, en la fiesta del Día de Muertos se juega, se ríe y se sufre con la parca.

“Con la cartonería mexicana se interpreta de otra manera. El maestro de la iconografía moderna, José Guadalupe Posada, es quien elimina el sentido religioso y lo hace más crítico, mediante la representación de la muerte.”

En opinión del cartonero, la Catrina es una representación del poder decadente, de quien tuvo el poder y se niega a dejarlo. “Como personas de barrio nos interesa recobrar el sentido social, por eso primero recreamos y nos divertimos, después criticamos y luego hacemos pensar a la gente”.

En la ofrenda monumental que se instala el primero de noviembre en el Zócalo capitalino con motivo del Día de Muertos, el grupo participa con el montaje de una panadería de los años 50, una pequeña ofrenda y un panteón para recordar al poeta guatemalteco Otto Raúl González, al escritor Juan Rulfo y al compositor Chava Flores, entre otros personajes.

“La panadería se va llamar La mejicana, con jota, porque es una reminiscencia de los años 50, cuando no había una que no fuera de un español, por eso jugamos con la ortografía. También queremos incorporar una pieza que nos gusta mucho y siempre la traemos por todos lados: es una calaverita embarazada, para poner un acento social de la problemática de los embarazos relacionados con la pobreza y la injusticia, queremos subrayar este tema”, explicó Pillado.

Sacar el museo a la calle

Los Olvidados, que cuenta con un taller en la colonia ex Hipódromo de Peralvillo, tiene como característica que cada uno de los integrantes aporta ideas y enriquece el proyecto, en el que también participan niños, jóvenes, universitarios y vagos.

“El aspecto social es lo que definitivamente da sentido al trabajo del colectivo. Sería absurdo que fuéramos unos creadores y quisiéramos que nuestros cartones permanecieran en un museo. Desde que hacemos judas y calaveras, siempre hemos tratado de sacar el museo a la calle; trabajamos en este espacio común del barrio para que la gente disfrute, conozca y comente con sus niños y otras personas esta tradición popular.”

Para la megaofrenda que cada año organiza el Gobierno del Distrito Federal (GDF), Los Olvidados realizó 18 calacas: 13 para adultos, que miden 1.50 metros de altura, y cinco de 1.10 metros, para niños.

El cartonero Julio Tován explicó que las figuras huesudas que representan a los infantes serán colocadas afuera de la panadería, mientras que las dientonas de los adultos representarán a los compradores, empleados, panaderos y al dueño español.

En el exterior de la panadería también se instalarán calacas que representan a la señora que vende tamales, al señor con su bicicleta llevando pan; un niño pidiendo su calaverita, otro en su triciclo, así como una pareja de novios.

Los personajes de la instalación, además de ser populares, se distinguen por tener los zapatos rotos con un dedo visible como símbolo de la pobreza en el país.

“El trabajo es colectivo y en mi caso disfruté mucho haciendo los pies de las calaveras; también me gusta fondear de blanco la pieza. Otros compañeros diseñaron los tórax y los rostros, porque nosotros logramos concebir el trabajo de manera grupal, eso es lo rico. Es un disfrute, una integración”, señaló Pillado.

En la plancha del Zócalo también se representarán a unos niños jugando al torito. Un infante llevará capote y unas banderillas en forma de pan, y otro se pondrá unos cuernos de pan.

En la elaboración de las calacas, dientonas, catrinas o huesudas, Los Olvidados utilizan papel kraft, engrudo y pintura vinílica. Una vez armada la calavera, se fondea de blanco la figura y luego se aplica el color y el decorado.

El colectivo, que surgió hace 21 años en la Vocacional Cuatro del Instituto Politécnico Nacional –explicó Tován– busca preservar la tradición popular mexicana, lo vivo de nuestra cultura, para competir con la fiesta del Halloween. “Igual que muchos cartoneros, realizamos calaveras y ofrendas para competir contra eso”.

La megaofrenda de Día de Muertos 2007 podrá visitarse del primero al 3 de noviembre en la explanada del Zócalo. A partir de las 16 horas, y durante tres días, se presentarán artistas como el trío Javier Nandayapa, Óscar Chávez y Los Morales, el Ballet Independiente y el grupo Wunjo,, entre otros.

Puede consultar la cartelera de la Secretaría de Cultura del GDF, en: www.cultura.df.gob.mx