Navegaciones
A modo de ofrenda
Los fusilados de Oviedo
“Una vez que triunfe la República...”
Lancé la red a la Red, caí en un foro de asuntos locales de Ujo (concejo de Mieres, Asturias, España) y encontré una discusión encendida entre los defensores de la memoria y los partidarios del olvido. Entre los primeros, Blanca Álvarez González (no confundir con la escritora homónima, también asturiana, pero natural de Cartavio, Coaña) ha transcrito allí cartas conyugales, paternas, maternas o filiales, escritas antes del paredón desde la cárcel de Oviedo, tras la caída de Asturias en manos de los fascistas. Son letras dignas y gallardas de personas buenas: republicanos capturados o individuos que no tomaron parte en la contienda y a los que algún enemigo o rival denunció como “rojos” ante los esbirros de Franco. A la fecha siguen enterrados en fosas comunes. Me dolió mucho la lectura y sentí pudor por husmear en correspondencia ajena. Pero conforme avanzaba en las líneas fui entendiendo que entre los destinatarios de esas viejas cartas estamos también tú y yo y todos nosotros, y pensé que cederles la palabra a los asesinados es la mejor ofrenda que se puede hacer a los muertos en este su día. Gracias por traerlos de regreso, Blanca.
“Cárcel de Oviedo, abril 1938.
Para mi querida compañera y para mis queridos hijos: En mis últimos días os escribo estas líneas de recuerdo para vosotros. [...] He sido detenido en alta mar en un barco cuando pretendíamos llegar a Francia para poder juntarme con vosotros. [...] Sólo deseo que os queráis mucho y que en la vida seáis ejemplo de honradez y virtud. [...] No quiero que guardéis luto por mí y no os preocupéis dónde reposan mis huesos. [...] Tú, mi querida compañera, no dudes en juntarte con un hombre que pueda hacerte feliz y olvidar tanto como has sufrido. Recibir muchos besos de éste que mucho os ha querido.
J.R.A.”
“Queridísimo cariño: Primeramente unas letras todas llenas de cariño de tu nena, y quiero que me perdones por no haberte escrito antes. No ha sido porque no he querido, sino que me ha sido imposible. [...] Quiero que al leer estas letras, y a pesar de todo el dolor que te puedan causar mis palabras, que tan duras son al llegar de una persona que tanto te quiere, ahogues las lágrimas en tu garganta, piensa que no me acusan de ningún crimen, sino por mi idea política. Por esto quiero que te sientas tranquilo y sereno que no te tiemble la voz al leer lo mismo que a mí no me tiembla el pulso al escribirlo. [...] Recibe todo el cariño que sabes te tiene tu nena, y un millón de besos y abrazos de tu cariño. Adiós.
De.”
“Con gran emoción y sentimiento te escribo, querida hija, mis últimas letras, pues espero de un momento a otro ser fusilado. Hija, no recibiré más tus besos infantiles ni te pondrás más sobre mis piernas jugando como niña mimada, todo lo recuerdo en estos últimos días de mi vida. Tengo un gran pesar, que te pido me perdones: no haberte dado la pluma que el día de nuestra despedida me pedías. Como a tu hermano te ruego seas buena para tu madre y con él para que podáis vivir queriéndoos mucho como os quise siempre. [...] Te aconsejo como a tu hermano que hagas lo posible para que en tu edad de mocita seas una joven libertaria, que luches contra el fascismo que asesinó a tu padre. Me despido sin saber dónde estás con tu madre y hermano, pues no he recibido ninguna noticia vuestra desde que te di mis últimos besos. [...] Recibe de tu padre a la hora de morir, muchos besos y abrazos, nunca me olvides... Tu padre,
H.R.A.
Viva la República!”
“Querido, muy querido hijo de mi alma: en estos últimos momentos tu madre piensa en ti, en mi niñito de mi corazón que es un hombre, un hombrecito, y sabrá ser todo lo digno que fueron sus padres. Perdóname hijo mío, si alguna vez he obrado mal contigo. [...] Voy a morir con la cabeza alta. Sólo por ser buena: tú mejor que nadie lo sabes, hijo mío. Sólo te pido que seas muy bueno, muy bueno siempre. Que quieras a todos y que no guardes nunca rencor a los que dieron muerte a tus padres, eso nunca. [...] Tu padre y yo vamos a la muerte orgullosos. No sé si tu padre habrá confesado y comulgado, pues no le veré hasta mi presencia ante el piquete. Yo sí lo he hecho. Hijo, que no se te borre nunca el recuerdo de tus padres. Que te hagan hacer la comunión, pero bien preparado, tan bien cimentada la religión como me la enseñaron a mí. Te seguiría escribiendo hasta el mismo momento, pero tengo que despedirme de todos. Hijo, hijito mío hasta la eternidad, recibe después de una infinidad de besos el beso eterno de tu madre.
B.”
“Querida hijita: Tu papá te pide que quieras mucho a tu mamá, a tu hermanito y a los abuelos y tíos. [...] Que no te engañen los que hoy matan a tu padre, queriendo haceros ver que si nos mataron fue por crímenes que cometimos. Te advierto esto por si el fascismo fuera el que venciera en la lucha que hoy está entablada, no creo que esto suceda. Pero si la maldad pudiera más que la razón, te pido desde esta celda en que me encuentro condenado a muerte que no ayudes en nada a esa organización. [...] Lo mismo tú que tu hermano estáis sin bautizar, pues no he querido bautizaros porque no creo. Pues si siguieran la doctrina que predican, no consentirían que en el mundo ocurrieran las cosas que pasan, pero si vosotros os queréis bautizar podéis hacerlo. Lo que sí te pido es que no seas falangista y, si te obligan a hacerlo, te esforzarás por hacer lo menos que puedas en favor del fascismo. [...] Bueno hijita, quiere mucho a los abuelos y tíos, a tu hermano y no disgustes nunca a mamá, esto es lo que te pide tu padre a las puertas de la muerte.
Te besa tu papá
No.G.”
“Cárcel Modelo de Oviedo 3/7/1938
Queridos padres: Me alegraré que cuando reciban éstas mis últimas líneas estén bien en compañía de mis hermanos y de mis hijos, a quien hasta los últimos momentos no dejé de pensar y preocuparme por la suerte que correrán. [...] Sé que me espera la muerte segura. Pero no por ser un ladrón ni tampoco un criminal, se me fusila por ser español y defender a mi patria. [...] Así que ánimos, pues tú, madre, has cumplido con tu obligación. Cuántas madres quisieran honrar a España con cuatro hijos comunistas, pero no has hecho nada más que lo que tenías que hacer como española.
Y para terminar un Viva a la República.
Firma: Ig. Te.”
“Mi querida compañera: Salud. [...] Querida mía, no te extrañe que te trate así, porque es la última vez que lo hago y espero me perdones si alguna vez te he hecho sufrir en algún momento porque veinte años que vivimos juntos por necesidad habíamos de discrepar en algo. Pero muero con la seguridad que me has sido fiel y me querías con todo el cariño de una buena compañera y una buena madre para nuestros queridos hijos. [...] Procura que una vez que triunfe la República que hagas lo posible para que a nuestros hijos les enseñen como corresponden a mis ideales. A ver si no llegan a ser tan esclavos de la vida como yo lo fui. [...] Si alguna vez encuentras algún hombre que te quiera de verdad, que no sea para hacer burla de ti, no dudes por hacerlo compañero tuyo y que te ayude en todo lo que haga falta para criar a nuestros hijos queridos. [...] [...] Besos y abrazos de éste tu
F. (Hasta la eternidad)”
Las referencias están en navegaciones.blogspot.com, y muchas más cartas, en su versión completa, en:
http://www.pueblos-espana.org/asturias/asturias/ujo/Fotos+de+ Alumnos+de+la+Escuela+en+A%F1o+1962/