Sarkozy se irrita y abandona entrevista por tv
Dejó el programa 60 Minutos cuando se tocó su divorcio; “si algo tengo que decir no lo haría aquí”
Washington, 29 de octubre. El presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, hizo gala de su mal humor y terminó de manera abrupta una entrevista televisada con la que se buscaba presentarlo al público de Estados Unidos.
En escenas difundidas el domingo por la cadena CBS, el presidente francés discutió con la corresponsal estadunidense Leslie Stahl, llamó imbécil a su secretario de prensa y dijo que estaba muy ocupado como para perder el tiempo con una entrevista “estúpida”.
El encuentro fue realizado hace dos semanas, pero apenas el domingo en la noche fue transmitido en el programa 60 Minutos. Al ser interrogado acerca de su posible divorcio –en aquel momento aún no anunciado– de Cecilia, Sarkozy respondió: “Si tuviese algo que decir sobre ella, seguro que no lo haría aquí.
“Tengo el derecho a no comentar nada, y no quiero comentar nada”, le declaró Sarkozy a su entrevistadora, mientras de forma abrupta se quitó el micrófono, se levantó y salió del lugar. Stahl parecía confundida.
“Bon courage (ánimo)”, dijo Sarkozy fuera de cuadro antes de retirarse.
El mandatario francés, quien confirmó su divorcio el 18 de octubre, siempre se ha negado a hablar en público sobre su vida privada.
En las semanas previas al anuncio de la separación, hubo fuertes rumores sobre el estado de la relación y la posibilidad de un divorcio.
Sin embargo, cinco meses después de haber asumido como presidente de Francia, Sarkozy y Cecilia se separaron y con ello el mandatario se convirtió en el primer jefe de Estado en la historia de Francia, después de Napoleón, que rompe su vínculo matrimonial en ejercicio de sus funciones.
Bonaparte repudió a su esposa Josefina y se divorció en 1809. Desde entonces, ningún otro monarca o presidente de Francia había quebrado sus relaciones conyugales mientras estaba en el poder.
La información puso fin a meses de especulaciones e informaciones de prensa sobre la separación de la pareja presidencial, tras 11 años de matrimonio y 20 de vida en común. Para ambos se trató del segundo divorcio.
Sarkozy tiene dos hijos de un primer matrimonio, y Cecilia, dos hijas de su casamiento con Jacques Martin, célebre presentador de televisión recientemente fallecido.
Nicolás y Cecilia tienen un hijo en común, Louis, de nueve años, cuya patria potestad fue otorgada a su madre.
La pareja, cuyas turbulentas relaciones alimentaron desde hace años las portadas de la prensa del corazón, vivieron una grave crisis en 2005, cuando Cecilia abandonó el domicilio conyugal y se instaló en Nueva York con su amante, el publicista Richard Attias.
Cecilia volvió un año después, muchos dicen que forzada por su esposo, que viajó a Estados Unidos y recuperó al pequeño Louis por la fuerza.
La reconciliación, una cuidadosa puesta en escena, culminó con un publicitado paseo en la Guayana Francesa, pero no consiguió ocultar que Cecilia había cambiado. Desde ese momento sus ausencias se hicieron evidentes. Enamorado de su mujer, según sus allegados, Sarkozy hizo todo lo posible por retenerla.
Tras la separación, el 20 de octubre, Cecilia, en declaraciones a la revista Elle, afirmó que “divorciar(se) es un acto de honestidad”, y le deseó a su ex marido “que sea feliz” y encuentre “serenidad”; honestamente, agregó, “ya no le aporto lo que necesita”.
“Quiero vivir mi vida sin mentir”, declaró Cecilia, de 49 años, quien apareció en la portada de la revista.
En otra declaración al diario regional L’Est Républicain, Cecila confirmó que en 2005 se enamoró y abandonó a su marido, y cuando volvió a su lado no logró reencontrar su lugar. “Eso le pasa a millones de personas”, comentó.
Continuó sus explicaciones al asegurar que ella intentó que funcionara, pero fue imposible. Por eso pidió el divorcio y así regresar a lo que prefiere: “la sombra, la serenidad y la tranquilidad”, porque odiaba estar en el centro de la atención pública.
Negociadora diplomática
Sin embargo, en julio de este año se involucró en la liberación de las enfermeras búlgaras y el médico palestino que estaban en prisión en Libia, después de haber pasado ocho años en la cárcel acusados de haber inoculado el VIH a 436 niños libios, por lo que enfrentaban la pena de muerte.
Cecilia, quien seguía buscando su sitio en el Eliseo y en su vida en pareja, según L’Est Républicain, un día, “sintió que podía ayudar” y espontáneamente pidió al secretario general del Eliseo, Claude Géant, que la subiera al avión que iba a Libia a negociar uno de los más complicados asuntos de la diplomacia europea.
Los socialistas opositores reclamaron una investigación para descubrir si había algún vínculo entre un acuerdo para proveer misiles antitanque a Trípoli, a cambio de la liberación de los médicos.
“Pensé que podía ayudar”, declaró sobre su viaje. “Ahora me tengo que disculpar por haber conseguido la liberación de estas mujeres y este hombre. Eso no está bien”, indicó.
Sarkozy, por el contrario, ha reaccionado siempre muy irritado en cuanto al tema de su separación.
El 18 de octubre, durante la cumbre de la Unión Europea en Lisboa, respondió a una pregunta de un periodista del diario Le Monde al señalar que los franceses no se interesan por su vida privada.
En dos entrevistas, una breve a bordo de un avión y una más formal semanas atrás, Sarkozy expresó su admiración tanto por la ética de trabajo de Estados Unidos como por su música pop.
Interrogado sobre el temor expresado por su padre años atrás acerca de que alguien con un apellido húngaro como Sarkozy no podría triunfar en Francia, respondió que una cosa que admira de la democracia de Estados Unidos es su apertura y las oportunidades que da a todos.
“Puedes llamarte Schwarzenegger y ser el gobernador de California”, sostuvo.