Usted está aquí: domingo 21 de octubre de 2007 Capital Invadió la alebrijemanía el Centro Histórico

Invadió la alebrijemanía el Centro Histórico

Arturo Jiménez

Ampliar la imagen

Ampliar la imagen Miles de personas acompañadas de monumentales alebrijes realizaron un desfile desde el Museo de Arte Popular hasta el Zócalo capitalino, donde se llevó a cabo un espectáculo de saltimbanquis, payasos, monociclos, estatuas vivientes y acróbatas aéreos Miles de personas acompañadas de monumentales alebrijes realizaron un desfile desde el Museo de Arte Popular hasta el Zócalo capitalino, donde se llevó a cabo un espectáculo de saltimbanquis, payasos, monociclos, estatuas vivientes y acróbatas aéreos Foto: Francisco Olvera

Alebrijemanía sería la palabra más adecuada para describir el furor y la convocatoria de miles de personas que provocó el desfile La noche de los alebrijes, que salió a las 6 de la tarde de ayer sábado de la sede del Museo de Arte Popular, en la calle de Independencia, y terminó poco después de las 20 horas.

El desfile de alebrijes monumentales transitó por Avenida Juárez, Madero, dio la vuelta al Zócalo, y regresó por 16 de Septiembre hasta Independencia siempre bajo una lluvia de aplausos y gritos constantes de la gente.

Una de las piezas más importantes que llamó la atención fue Cuauhcoyótl, mezcla alebrijesca de águila y coyote de profundas referencias culturales, identitarias e históricas, que asemejaba a una gárgola erguida y gigante.

Pero también se pudieron ver obras diversas, en su mayoría de colectivos artísticos de la ciudad de México, aunque también de artistas individuales.

Las piezas desfilaron en pequeños carros empujados o cargadas por personas detrás de una banda de música de la Secretaría de Marina y de un grupo de payasos que repartían pequeños silbatos, que al sonar masivamente daban la impresión de ruidos grillescos salidos de los monstruos fantásticos del imaginario popular.

Entre una treintena de ellas destacaron la Orubi wachi, inspirada en las orugas, con alas de dragón, antenas, cuernos y garras; el Gallo picarón, de Felipe Linares, con dientes, cuatro patas con garras y alas de murciélago, y el Ehécatl, especie de oruga con cara de simio.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.