El director de Bonnie and Clyde fue homenajeado por la Filmoteca de la UNAM
Podemos vivir sin el cine, pero no sin la literatura, confiesa Arthur Penn
“Espero que la guerra en Irak termine; es otro de los errores garrafales del siglo XX”
Ampliar la imagen Arthur Penn en Morelia Foto: Iván Sánchez
“La guerra en Irak es otro de los errores garrafales que se han cometido en el siglo XX y espero que termine, eso deseo porque no hay avance, es una situación en la que nos hicieron participar sin darnos cuenta de las terribles implicaciones. (George W.) Bush es un presidente que carece completamente de experiencia”, manifestó el cineasta estadunidense Arthur Penn, homenajeado el día de ayer en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).
Arthur Penn es un cineasta que destaca por ir a contracorriente de la industria hollywodense con sus temas, en los que muestra el rostro de otro país: de los sectores marginados y de los sinsabores en la política estadunidense. Arthur Penn inició su conversación preguntando: “¿Conocen a Kurosawa?”
“Tuve la enorme fortuna de conocerlo y para mi fue un gran momento, porque cuando comencé a hacer películas fue uno de los directores de mayor influencia sobre mi trabajo. El uso del tiempo para él era distinto, hacía que fuera más subjetivo que objetivo y eso me hizo darme cuenta que veía el hacer cine como una extensión de su propia personalidad”, señaló Arthur Penn, quien sin miramientos confesó que la secuencia final de su película Bonnie and Clyde la robó del filme Los siete samurais, de Akira Kurosawa.
El cineasta relató que el guión de su célebre filme Bonnie and Clyde fue presentado inicialmente a François Truffaut, a quien el guión le pareció demasiado estadunidense. Warren Beatty pidió a Penn que hiciera la película; al principio se mostró renuente, pues no le interesaba hacer un filme sobre dos gángsteres, finalmente se dio cuenta que el guión le daba la posibilidad de hacer una historia de amor muy profunda, y de cambio social, por el contexto de la gran depresión.
“Me llegó al corazón, con buen ingrediente para que ser una historia de amor con impacto social. Percibí que el público no estaba listo, porque en ese momento, en Estados Unidos estaban muy procupados por los movimientos juveniles de los años 60 contra la guerra; entonces, no tratamos de hacer una película acerca de los verdaderos Bonnie and Clyde, sino que le hablara a la gente de los 60”, refirió el cineasta.
Arthur Penn además opinó “los mejores actores con que he trabajado: Marlon Brando, Warren Beatty, y Jane Fonda, ninguno de ellos necesita atención especial porque se muestran desnudos frente a la lente, es la obligación de un director tocarlos e involucrarse porque si no, estás dejando a alguien ahí en medio de la nada”, agregó.
Comentó sobre la cinematografía actual hollywoodense: “cuando pensamos en aquellas películas clásicas que hemos visto, que han dejado una impresión verdadera en nuestra vida, vemos que son películas de la vida. Es muy tentador involucrarte en el mundo del cine y pensar que eso es el mundo: el mundo es mucho más rico que eso, hay pintura, música y literatura. Muchos de los jóvenes que están interesados en hacer cine hoy día llegan con esta falta de conocimiento y parecen creer que el cine es el mundo. Espero que no sea así, porque podemos vivir sin el cine, pero no sin la literatura”.
Sobre los efectos que la industria hollywoodense han tenido en el cine comentó: “las grandes compañías, las grandes empresas internacionales y nacionales han comprado los estudios, no es que fueran lo máximo, pero al menos los hombres y mujeres que los manejaban se dedicaban al cine, hoy día se dedican a lo último de la lista y sólo les preocupa cuánto dinero están ganando. Esto ha cambiado la naturaleza de las películas, de tal manera que son mucho menos personales”.
Arthur Penn recibió una medalla de la Filmoteca de la UNAM en reconocimiento a su trayectoria y sus aportes al cine mundial, sobre la cual expresó: “muy amablamente han usado esta cantidad de plata para hacer este premio, lo cual siempre es más agradable para mi que aquellos premios enormes que he recibido porque el metal del que está hecho la medalla proviene de las emociones que provocan las películas”.