A patadas contra la homofobia
Homosexuales aficionados al futbol intentan desterrar el machismo de canchas alemanas
Berlín, 12 de octubre. Luchar contra la homofobia en el futbol es la misión que se han propuesto los clubes de hinchas homosexuales de Alemania, que quieren derribar uno de los últimos grandes tabúes de ese deporte.
Por primera vez, clubes de fanáticos y asociaciones de homosexuales, así como responsables del futbol alemán, se reunieron este viernes en el Estadio Olímpico de Berlín, escenario en el que se jugó la final del Mundial 2006.
El objetivo era inédito: denunciar la homofobia que aún domina en los terrenos de juego, en los vestidores y fuera de los campos. Tenían previsto firmar una declaración “contra la discriminación en el futbol” para reclamar que la lucha contra la homofobia forme parte del reglamento de los estadios.
Y es que “el futbol es fundamentalmente homófobo”, explica a Afp Christian Deker, del Stuttgarter Junxx, el club de fans homosexual oficial del vigente campeón de la Bundesliga.
“Es un deporte popular, conservador y en el que reina el machismo”, diagnostica el portavoz de esa asociación, fundada en octubre de 2004, que junto con otras siete del mismo tipo ha creado la primera fundación de hinchas homosexuales: Queer Football Fanclubs.
Bayern Munich, actual líder del campeonato, Hertha Berlín o Hamburgo tienen cada uno un fan-club homosexual. Pero entre las 60 mil personas que acuden al estadio de Dortmund los fines de semana sólo 30 pertenecen al Rainbow Borussen...
Oficialmente la homosexualidad no existe en el futbol alemán. “Muchos clubes profesionales ni siquiera han contestado a nuestra invitación”, denuncia Tanja Walther, impulsora del encuentro del viernes.
Pero sí se ha dado “un primer paso”, al lograr que la Federación Alemana de Futbol y la Liga Alemana de Futbol tomen conciencia del problema, según esta responsable de la Federación Deportiva Europea de Gays y Lesbianas.
En cualquier caso, la homofobia en los estadios es “más sutil que los insultos directos”, añade. “El portero estrella ataja el balón y el equipo contrario gritará: ‘¡Oliver Kahn, marica!’”, dice Christian Deker. Por no hablar de las pullas dirigidas al árbitro, que suelen referirse a sus supuestas preferencias sexuales.
“Desde su formación, el joven deportista está condicionado por la norma heterosexual. Muchas veces nadie reacciona ante comentarios ofensivos con tintes homófobos cuando un joven comete una falta entrenando”, dice Tatjana Eggeling, del Instituto de Antropología y Etnología Europea de Göttingen.
Como consecuencia, los jugadores no se atreven a revelar su homosexualidad, algo que desde hace años se declara abiertamente, por ejemplo, en política. El alcalde de Berlín, Klaus Wowereit, o el dirigente del Partido Liberal, Guido Westerweller, no dudaron en hacerlo.
Pero en el futbol “arruinaría la carrera de un jugador, sobre todo porque se encontraría en medio de una gigantesca atención pública”, subraya Werner Pohlenz, de Hertha Junxx, un club gay de aficionados berlineses de Berlín, “convencido” de que hay futbolistas profesionales homosexuales.
Ese silencio absoluto deja lugar a todo tipo de rumores, como el que corre entre los clubes de fans sobre la homosexualidad de un futbolista de la selección, sin que se sepa qué hay cierto en todo ello. El silencio reina.