Aspirante a dirigir la UNAM, se muestra seguro de que él será el designado
Debemos asegurar educación a los más pobres, no subir cuotas: Ferrando Bravo
Desde sus oficinas del Fonatur dice esperar que haya muchos candidatos de varias disciplinas
Ampliar la imagen Gerardo Ferrando Bravo, en entrevista con La Jornada Foto: Marco Peláez
Con la convicción de que el cambio de rector en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) representa la oportunidad de diagnosticar y evaluar el actual proyecto de la institución, para determinar “en qué estamos bien y dónde podría haber áreas de oportunidad, para enfocar por ahí el trabajo de los próximos años”, el ingeniero Gerardo Ferrando Bravo, aspirante a ese cargo, se muestra seguro de que él será el designado.
A partir de ahí, el ex director de la Facultad de Ingeniería señala que, “desde luego”, su proyecto será académico y con inclinación a reafirmar el compromiso social de la institución. Acepta como una realidad el envejecimiento de la planta docente universitaria, porque la jubilación “no es atractiva”, aunque reafirma que el hecho de que un profesor sea viejo no implica que no pueda ser útil a la UNAM.
En sus oficinas del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), siempre con un vaso de agua de jamaica –“la bebida de la casa”– al alcance, subraya que el carácter público, laico y autónomo de la Universidad son los valores que reflejan su vocación social. Y enfatiza que es necesidad para la máxima casa de estudios tener mayor vinculación con el resto de las instituciones públicas y privadas de educación superior del país.
Sobre la contienda para suceder al rector Juan Ramón de la Fuente, se pronuncia por que se registre el mayor número de candidaturas para, de ese modo, “reflejar la diversidad universitaria”, y que la Junta de Gobierno (JG) cuente con un “abanico de posibilidades” para la designación. Insiste en que ésta le favorecerá: “me siento con conocimiento, experiencia, vitalidad y compromiso para aspirar a ese puesto”.
–¿Cómo encuentra hoy a la UNAM y cuáles ubica como sus necesidades a corto, mediano y largo plazos?
–Está sólida, activa, con muy buena imagen y en un muy buen momento, sobre todo si comparamos cómo estábamos hace ocho años. Aquí hago un reconocimiento a la excelente labor del rector De la Fuente. Es el legado que nos deja. Pero como él mismo ha dicho, la Universidad siempre da oportunidades para poder llevarla a mejores condiciones.
“Los tiempos por venir en el país serán de grandes retos. En lo social, demográficamente seguiremos teniendo generaciones cada vez más grandes. El bono demográfico todavía no llega a la educación media superior y tardará algunos años; hay que preocuparse. En esto la UNAM tiene un peso importante, debe seguir insistiendo ante las autoridades federales para ampliar las posibilidades de otorgar educación superior y media superior. Es un reto, un anhelo que nuestros chicos lleguen a esos niveles y encuentren una institución cada vez con más calidad”.
–Cada año, a las instituciones públicas de educación superior se les regatea el presupuesto. ¿Está dispuesto a pelear con el Ejecutivo y el Legislativo por los recursos para la UNAM?
–En lo económico, el reto va a seguir presente. Qué bueno que México tiene un crecimiento económico en tasas positivas, pero no estamos todavía a la vista de una etapa de mayor abundancia. Buscar un buen presupuesto no será un pleito; debe ser por diálogo y convencimiento mutuo. Permanentemente tendremos que insistir en que la mejor inversión para que México pueda avanzar en su desarrollo social es la educación.
–¿Qué falta mejorar en la Universidad?
–Existen dos sólidos sistemas que aún tienen mucho por mejorar, aunque se ha avanzado en los últimos años: el fortalecimiento y la revitalización de la planta académica, y buscar un sistema nacional de bachillerato donde también haya vasos comunicantes que permitan que chicos que entran puedan encontrar equivalencias y reconocimientos para continuar en otro nivel educativo. En la enseñanza superior hay que seguir la búsqueda de las nuevas disciplinas y carreras que el desarrollo científico, tecnológico y los problemas sociales van planteando. Una gran oportunidad está en los campus foráneos, donde hay investigación de alto nivel y podemos seguir formando cuadros en disciplinas novedosas.
–¿Cuál sería su proyecto para alcanzar esos retos?
–Desde luego, un proyecto académico que enfatice la búsqueda de mayores condiciones de calidad en todas nuestras actividades, que reafirme el compromiso social de la UNAM con ejes horizontales de desarrollo basados en una planeación participativa y en una evaluación que nos permita aquilatar qué estamos haciendo bien y qué habría que reorientar y corregir.
–¿Propondría la elevación de cuotas?
–El conflicto que vivimos en 1999 ha dejado para muchos universitarios, y yo soy uno de ellos, una postura clara del esfuerzo que tenemos que seguir haciendo para ampliar las posibilidades de educación superior a más jóvenes en el país. Los que falta por atender son económicamente los menos favorecidos; entonces, más que pensar en cuotas tenemos que asegurar que esos chicos lleguen y se sostengan en la educación superior.
–¿Cómo espera la contienda por la sucesión?
–Con el mayor número de candidaturas. Es lo más deseable para la Universidad, y que provengan del mayor número de áreas, tanto de la docencia como de la investigación. Es lo que refleja a la UNAM: diversidad, multiplicidad de actividades y de áreas del conocimiento. Que sea una contienda participativa. Hoy queda en sus manos expresar dónde consideran que están las mejores candidaturas.
Lo que la Universidad y el país esperan
“Y, finalmente, a quienes la Junta de Gobierno se sirva llamar tendrán la obligación de presentar un programa de trabajo. Es ahí el momento culminante donde los 15 miembros tendrán que asumir de manera plena y cabal lo que el país y la Universidad esperan de su gestión; una decisión con profunda vocación institucional, mirando indiscutiblemente el interés supremo de la UNAM, y que en ése están los intereses supremos de la nación”.
–Los procesos más recientes se han caracterizado por una pelea de grupos más que por una contienda entre proyectos. ¿Es usted parte de algún grupo?
–Ni pelea ni grupos. Yo digo: contienda y de universitarios de diferentes orígenes. Somos una institución que desarrollamos funciones muy importantes: educativas, de investigación, de difusión de la cultura, en diferentes disciplinas. Es muy natural que surjan candidatos de diferentes áreas. No veo en las (actuales) candidaturas ninguna improvisación; hay universitarias y universitarios que hemos dedicado nuestra vida a la UNAM, que la conocemos profundamente, que la hemos servido con una dedicación que refleja respeto y amor entrañable por ella.
–¿Se ve con posibilidades?
–¡Enormes!, desde luego. Me he visto con posibilidades a lo largo de estos 34 años de servirla. Hoy el anhelo es de seguirla sirviendo, y en la posición que implica la mayor responsabilidad. Siento que tengo la capacidad para hacerlo. Veré la contienda con el mayor espíritu universitario, no como una pelea. Es una contienda entre colegas.
–Y a todo esto, los estudiantes ¿dónde van a quedan?
–Pues en el centro del interés. Lo han estado a lo largo de mis casi 30 años de docencia. Siempre he tenido el privilegio de estar en la actividad educativa, que nos permite una relación permanente con los alumnos.
“Siempre he tenido el contacto con la comunidad estudiantil; lo tuve muy estrecho en los últimos ocho años con los alumnos de ingeniería y, en general, como director de escuela en el papel de consejero universitario. En diferentes comisiones, actividades del campo del deporte, de la recreación y la cultura se está en permanente contacto con el personaje que finalmente concentra la responsabilidad y el interés de todos los universitarios, que son nuestros estudiantes”.