México SA
Reforma fiscal para salir del paso
Ínfimo crecimiento a costillas de una sociedad indignada
Mensaje a Tv Azteca
Para aprobar lo que llaman “reforma” fiscal, entre Ejecutivo y Legislativo se registraron jaloneos, reacomodos, acuerdos en lo oscurito, sublimación del prianismo y varias puñaladas clavadas en la espalda de los causantes cautivos, en medio de una paternidad vergonzante de los creadores y responsables de un paquete que, presumieron, “es por el bien de México”.
Resultado de lo anterior ha sido la creación de impuestos, el aumento de los existentes, alza de precios previa a la entrada en vigor de los nuevos gravámenes y tantas otras gracias que, aseguran, “es por el bien de los más pobres”.
Pues bien, después de tanto brinco, resulta que en los hechos la más reciente “reforma” fiscal promovida por Los Pinos y aprobada por mayoría prianista en San Lázaro no servirá para mayor cosa: 50 mil empleos más por año (poco más de 4 por ciento de la demanda anual de plazas laborales) y un “crecimiento” adicional de 0.2 por ciento en 2008 y, en el mejor de los casos, de 0.5 por ciento en 2009, siempre y cuando el “entorno internacional” sea favorable.
A estas alturas, ya con el puñal clavado, probablemente sea mayor el gasto propagandístico que Ejecutivo y Legislativo han destinado (en dinero, tiempo y discursos) para promover las eventuales bondades de la susodicha “reforma” (recuerden la versión calderonista del cuento de la lechera), que los supuestos beneficios tangibles que ella aportaría al crecimiento y al desarrollo nacionales (siempre y cuando el “entorno internacional” sea favorable).
Y las estimaciones y cifras referidas no provienen de quienes votaron en contra de la “reforma” y promueven su cancelación, sino de aquellos que (aunque nieguen la paternidad del engendro) la inventaron, negociaron e impusieron, caso concreto del secretario de Hacienda, Agustín Carstens, quien ayer divulgó ante senadores de la República dichos cálculos y proporciones: 50 mil empleos más por año (no especificó si se generarían en el sector formal de la economía) y 0.5 por ciento de “crecimiento” adicional para 2009 (con la mencionada salvedad del “entorno internacional”).
¿Valieron esfuerzo, jaloneos, puñaladas traperas a los causantes cautivos y catafixias vergonzantes entre Ejecutivo y Legislativo para imponer la “reforma” fiscal? Pues no, porque los cálculos de los propios impulsores del engendro no alcanzan ni para el arranque. ¿Toda esa faramalla (que con toda razón ha crispado a la mayoría de los mexicanos) para justificar pírricos 50 mil empleos y medio punto porcentual de “crecimiento”, en el mejor de los casos? Qué desperdicio de tiempo y recursos.
Que la más reciente “reforma” fiscal no sirve ni para el arranque lo confirma lo dicho por el propio Agustín Carstens, quien 15 días después de aprobarse la susodicha “reforma” ya pregona que “va a ser indispensable” fortalecer la recaudación a través de los impuestos al consumo (IVA) y a la renta (ISR).
De nueva cuenta los hechos frente a los dichos. El secretario de Hacienda pregona lo mencionado, divulga el impacto real de lo aprobado (los 50 mil más el 0.5 por ciento), pero asegura que no se trata de una “una miscelanita fiscal”, ni muchos menos de “una reforma “para salir del paso”, sino para “cambiar estructuralmente todos los aspectos relacionados con las finanzas públicas (con) una visión hacia delante”. Sin embargo, nadie con este tipo de visión hace lo que hizo la “continuidad” para “incrementar la tasa de crecimiento potencial del país” en un vergonzoso medio punto porcentual, a costillas de una sociedad cada vez más indignada).
Con la misma “visión hacia delante” y cara dura, la cúpula del Consejo Coordinador Empresarial (uno de los pilares electorales de Calderón) se reunió ayer con el inquilino de Los Pinos para “reconocer” el “impulso” que la “reforma” fiscal dará al “combate a la pobreza y la dotación de infraestructura, así como las perspectivas en materia económica para el próximo año” (léase 0.2 por ciento más de lo originalmente estimado para 2008).
Y si de apapachos se trata, el michoacano se reunió con la cúpula “defensora de la libertad de expresión” agrupada en la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión (CIRT), a la que reiteró su compromiso de “triple C”: cobertura, convergencia y competencia (sin tercera cadena de televisión, obvio es).
A ellos dijo también que “en mi gobierno hemos cerrado más de una docena de estaciones de radio y televisión que operaban en forma ilegal y estamos en proceso de clausurar otras decenas de emisoras que no están registradas y no cumplen con la ley”, de tal suerte que “no hemos permitido, ni permitiremos que por la fuerza se tomen instalaciones de radio o televisión por parte de personas o de grupos; nunca más una toma violenta de una estación o de un negocio lícito en el país”.
Pero, como siempre, uno es el dicho y otro el hecho, porque si el inquilino de Los Pinos fuera congruente, de tiempo atrás hubiera procedido en contra del grupo, encabezado por Ricardo Salinas Pliego, que violentamente secuestró las instalaciones del Canal 40 en el cerro del Chiquihuite y se apropió ilegalmente de la concesión, aunque bien podría revirar: “¡y yo por qué!”
Las rebanadas del pastel
El escuálido erario se prepara para un “rescate” más: nueve años atrás, el gobierno zedillista privatizó los satélites mexicanos; se los entregó a un grupo de origen farmacéutico (Autrey) que ya había quebrado uno de los bancos reprivatizados (Comermex). Ahora, la “continuidad” inyectará recursos públicos para sacar a flote a la empresa privada Satmex… Con ocho meses de retraso, y sin retribución para los afectados, la Procuraduría Federal del Consumidor decidióse a multar a Telcel por la “caída del sistema” que esta empresa reportó en febrero pasado, cuando 15 millones de usuarios resultaron afectados por dicha “caída”, estimando pérdidas por cerca de 100 millones de pesos. Ahora, la Profeco multa con poco menos de un millón de pesos al consorcio de Slim, mientras los consumidores ni un “disculpe usted” recibieron.