Número
135 | Jueves 4 de octubre de 2007 Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER Directora general: CARMEN LIRA SAADE Director: Alejandro Brito Lemus |
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Alguna vez a cierto viajero se le pidió que narrara las costumbres sexuales de una comunidad “exótica”, a lo que él respondió que era un encargo difícil de cumplir, pues los habitantes de esa comunidad parecían más bien no tener costumbres al respecto. Tal vez se le olvidó plantearse una perspectiva
teórica y metodológica, pues la ciencia todo lo puede. Patricia Ponce, por ejemplo, diseñó un censo sociodemográfico y una amplísima encuesta y realizó medio centenar de entrevistas a profundidad para conocer la concepción que sobre el trabajo, el amor y la sexualidad tienen los pobladores del municipio Boca del Cielo, en Veracruz. Lo que encontró fue un desfase entre el discurso y la vivencia cotidiana. En su libro Sexualidades costeñas. Un pueblo veracruzano entre el río y la mar queda claro que lo que la gente expresa verbalmente dista mucho de lo que practica en la intimidad. La investigación indica que la mayoría de los bocacieleños reprueba las relaciones sexuales premaritales, el aborto y la homosexualidad. En los hechos sucede que los costeños son cachondos, permisivos e incluso con doble moral, según se desprende de los testimonios. En Boca del Cielo, de acuerdo con Patricia Ponce, hay un reconocimiento de las necesidades sexuales, que los lugareños definen como brama (en algunos animales, temporada de celo) y explican así: “es un calor que empieza por las patas, poco a poco se te va subiendo y cuando te llega al culo perdiste la decencia…” Esa brama es la que propicia relaciones sexuales antes del matrimonio, infidelidades, encuentros homoeróticos, sexar en variadas posiciones, recurrir al sexo comercial y muchas otras conductas reprobadas discursivamente, ya que no darle gusto al cuerpo puede ocasionar “graves daños a la salud física y mental”. Total, dicen los bocacieleños, “para comer carne no tienes que tener carnicería, te metes al monte, matas un conejo, dejas tirada la piel y nadie se dio cuenta…” Sexualidades costeñas es una investigación etnográfica en primera persona organizada en siete capítulos que incluyen indicadores demográficos, sustento teórico en los campos de sexualidad, género, familia y trabajo, así como una recreación narrativa de la historia de Boca del Cielo, la transcripción de trece entrevistas (trabajadas como testimonios) y las reflexiones de la autora. A lo largo del libro se advierten las simpatías y antipatías de la autora con sus propios resultados, que se reflejan en el uso recurrente de muletillas como “aunque”, “pero”, “no obstante” “sin embargo”, además de que no cuestiona ni interpreta muchas de las aseveraciones de los testimonios. Como sea, el libro no generaliza, sólo registra tendencias. (Antonio Contreras) |
Patricia Ponce |