Usted está aquí: jueves 4 de octubre de 2007 Cultura Un poema de García Lorca plasmado en barro-papel

Aurora Suárez mostrará obra en la Casa Luis Barragán

Un poema de García Lorca plasmado en barro-papel

La ceramista mantiene “una conversación con ese material dúctil y moldeable”, señala en entrevista

Merry MacMasters

Hoy día crece el número de artistas que dan cauce a su creatividad mediante el barro, a la vez que el público aprende a saber que no se trata de cazuelas o platos, y que éste puede ser un trabajo artístico igual que cualquier otro.

Sin embargo, otras personas sostienen la idea que “igual se rompe, que son objetos frágiles o que no valen tanto porque es barro. Eso es un camino más lento, aunque un cuadro también puede sufrir un desperfecto”, expresa la ceramista Aurora Suárez, que el sábado 6, a las 12 horas, inaugurará la exposición Toma este vals (título que tomó de un poema de Federico García Lorca) en la Casa Luis Barragán, en calle General Francisco Ramírez 12, Tacubaya.

La muestra de cerámica de alta temperatura está compuesta de piezas de volumen y murales en bajorrelieve.

Casi todas las primeras obras, explica Suárez, están hechas con una técnica llamada barro-papel, que contiene una fibra de celulosa: “Esta es una técnica que tiene alrededor de 15 años, que le ha interesado mucho a los ceramistas en la medida que tiene más elasticidad, aguanta las tensiones porque no se contrae tanto, entonces permite hacer piezas más extremas o más grandes, porque el barro tiene más posibilidades de no romperse”.

Aurora Suárez se formó como arquitecta, luego, desarrolló el diseño gráfico durante 12 años. Desde hace un cuarto de siglo está dedicada en cuerpo y alma a la cerámica, que trabaja en el taller que tiene en Cuernavaca con Hugo Velásquez, su esposo.

Diseños sencillos

–¿Por qué le gusta la cerámica?

–Me gusta lo dúctil del barro y el hecho de que lo puedes moldear a tu gusto. Es un material con el que siempre te llevas muchas sorpresas cuando sale del horno. No sabes muy bien qué va a pasar. De algo muy blando, se vuelve muy duradero, petrificado. Pero, mientras lo trabajas, hay como una conversación muy padre con el barro.

Los murales de Suárez son esgrafiados, sus diseños sencillos se repiten, sus formas son abstractas, aunque remiten al espectador a ciertos elementos de la naturaleza. Mientras tanto, las piezas que son como estructuras de volumen resultan más decorativas.

“No son esculturas exactamente, pero tampoco se puede decir que son floreros o jarrones. Son como una especie de vasijas, como una técnica a base de churros, que son como cuerditas de barro que se van entrelazando”, apunta la entrevistada.

–¿Cúales son los retos de la cerámica?

–El reto es técnico. Por ejemplo, una placa de ciertas dimensiones, en alta temperatura, tiene el desafío de que no se rompa, de que no esté torcida cuando salga del horno. Por ejemplo, las piezas que hice de volumen, con los churros, por lo general tienen las paredes muy delgadas. Eso también es un reto técnico.

“No todas salen bien porque algunas se pueden romper porque las llevas un poco al límite por lo delgado de la pieza. Bueno, el barro-papel te ayuda a solucionar esto.”

Utilización de engobes

Respecto del empleo del color en su obra, Aurora Suárez señala: “Uso vidriado, pero trabajo mucho también con los engobes, que son los acabados de darle color al barro por medio del barro mismo, colo-reado, que eso es un engobe, que hace que las piezas no sean realmente brillantes sino más bien tengan un tono mate.

“Entonces, en mis piezas de esta exposición hay vidriados bastante mates, que no brillan; hay engobes que tampoco tienen mucho brillo, y luego si tengo algo de vidriado es uno semimate que tiene algún material que hace que no sea una superficie muy brillante.

“También tengo trabajo con el barro pigmentado. O sea, le saco el color al meterle un óxido colorante, que vuelve más rojizo o anaranjado el material, ya que éste tiene un color propio.”

El título de la exposición viene de un poema de García Lorca, al que Suárez se acercó en el momento de trabajar las piezas, ya que se lo leyeron, a la vez que lo escuchó en una canción que grabó Ana Belén. Toma este vals, para la artista es un poema “conmovedor”.

–¿Existe una relación entre la poesía y la música con su obra?

–Cuando trabajo me gusta oír música. En ocasiones escucho un disco y lo repito varias veces si es que me agrada mucho, pero no hay una relación concreta al respecto.

 
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