Usted está aquí: jueves 4 de octubre de 2007 Sociedad y Justicia Cesan a empleada de un albergue; señaló anomalías

Cesan a empleada de un albergue; señaló anomalías

Ángeles Cruz Martínez

“Nadie, en tantos años, nos había sacado los trapitos al sol”. Con esa frase, Gustavo Arroyo, administrador de la institución de asistencia privada (IAP) Árbol de la Vida. Enfermos en recuperación, notificó a Emilia Rodríguez Bátiz de su despido como coordinadora. Durante los pasados dos años, Rodríguez se hizo cargo de la atención de las personas que viven en el albergue, todas ellas enfermas, sin trabajo y algunas totalmente dependientes a causa de sus padecimientos.

En entrevista, Rodríguez Bátiz, trabajadora social de profesión, detalló varias de las irregularidades que todavía ocurren en Árbol de la Vida, tales como la negativa de la presidenta de la institución Emma Medina Martínez y del mismo contador Arroyo para cubrir las necesidades más elementales de los inquilinos del albergue.

Hasta la ropa, les han negado, aseguró. Y eso que entre los muchos donativos que recibe Árbol de la Vida de empresas como Liverpool y Sears, también llegan prendas de vestir que luego son vendidas por la IAP, para allegarse recursos. Se supondría, dijo Rodríguez Bátiz, que si alguien llega a la institución a solicitar apoyo porque a causa de su enfermedad se quedó sin casa, o porque viene de otro estado en busca de ayuda médica, en Árbol de la Vida se le puede dar asilo y proporcionarle lo que de inmediato necesite, como un poco de ropa.

Ese fue el caso de José, quien llegó a Árbol de la Vida, procedente de Chiapas. Sólo traía una muda de ropa y unos tenis casi desechos. Emilia lo llevó al bazar, localizado en el mismo lugar donde se encuentra el albergue en Azcapotzalco, para escoger unos pantalones. “Cuando la presidenta se enteró, nos llamó a los dos y preguntó que quién iba a pagar la prenda”.

Unos días después llegó un donativo de ropa usada, entre la que iban algunos zapatos, Emilia tomó un par para dárselos a José, pero Emma Medina se los quitó.

En cambio, aseguró, tanto la presidenta de la IAP, como el administrador “se atienden bien”, dijo, y mostró una copia de un oficio firmado por Gustavo Arroyo, con fecha 19 de mayo de 2006 en el que informa que desde marzo de 2004, labora en la institución Eva Martha Herrera Arteaga, su esposa, quien, en realidad, sólo va a la IAP, de manera ocasional, y sólo de visita. No trabaja como coordinadora de terapia ocupacional, como se asegura en sendos recibos de pago a nombre de la mujer y cuyas copias están en poder de La Jornada.

Rodríguez aseguró que a partir de que salieron a la luz pública las deficiencias y malos tratos que la presidenta y el administrador dan a los pacientes de Árbol de la Vida, finalmente le proporcionaron los 3 mil pesos que desde hace dos años solicitó para que José Castañeda pudiera ser intervenido quirúrgicamente para aliviar un problema urológico que tiene desde entonces.

Antes, dijo, la presidenta de la IAP había insistido para que “consiguiera la atención médica gratuita”. No fue posible y el paciente tuvo que esperar más de dos años para poder ser intervenido.

La cirugía se realizó la semana pasada, pero con el despido de Emilia Rodríguez, los inquilinos del albergue están preocupados porque la ahora ex coordinadora ya no estará, y era ella quien en su propio coche y con sus propios recursos económicos había obtenido los servicios médicos que necesitaban.

 
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