Salón Palacio
Nuevo local de La Hija de los Apaches
Ampliar la imagen Imagen en el multifamiliar Juárez, en septiembre de 1985 Foto: Fabrizio León Diez
Qué imagen más surrealista de los nuevos tiempos mexicanos: una pareja de jóvenes darks toman su curado de piñón, mientras en la sinfonola se escucha una rola de Javier Solís. Esto sólo puede ocurrir en ese espacio simbólico de “los tiempos híbridos” (recordemos al Profeta del Nopal, Rockdrigo González, fallecido durante el terremoto del 19 de septiembre de 85), que es La Hija de los Apaches, pulquería fundada hace más de 70 años y conducida desde hace 35 por el ex campeón de box Epifanio Leyva, El Pifas. Después de dos meses de que el local original fue clausurado, abrió nuevamente sus puertas en la acera de enfrente, justo en la esquina de Doctor Lavista y avenida Cuauhtémoc (la entrada es por Doctor Lavista), pues las complicaciones jurídicas del viejo lugar eran insalvables.
Ahora, hay alfombra y los baños están muy limpios. La sinfonola es la misma; puede escucharse el rock más arrabalero, sin faltar Jim Morrison, los Beatles, José José, Los Tigres del Norte y, desde luego, Leo Dan. A la entrada, los anuncios acostumbrados: “no drogas, no menores de edad” (me consta que piden la credencial a los más morros), nada prohibido. En las paredes cuelgan las fotos del recuerdo; las caguamas siguen costando 25 pesos y la cubeta de a litro de curado no pasa del tostón.
La Roma y sus nuevos tiempos
Este miércoles se conmemoran 22 años de aquel fatídico despertar que dejó una profunda huella de destrucción y muerte, cuyas heridas subsisten en decenas de personas y edificios. Nacho Betancourt en su texto Estoy bien, sólo tengo una cruda, describe: “Querido diario, hoy me dormí temprano, crudo, a eso de las ocho, muy cansado. A las 11 de la noche me despertó un sueño recurrente, una pesadilla, una cifra maldita. 7:19 del terror, 7:19 el derrumbe de la solidez, siete punto diecinueve, 7:19, el jueves más tremendo de la historia; siete punto diecinueve, la más tremenda de la historia; siete punto diecnueve, la mañana más cruel; siete punto diecinueve…” Y justo un fragmento de este relato concluye el recorrido que propone la revista Generación en su más reciente entrega, dedicada a “La Nueva Roma”, que simbólicamente se presenta hoy a las 19 horas en La Hija de los Apaches.
Independencia de la Roma y Condesa
Nuestro cronista Guillermo Tovar y de Teresa no podía faltar en esta revisitación a la Roma, en torno de la cual hace esta propuesta: “Debería unirse con la Condesa, la Hipódromo, la Hipódromo-Condesa y la Roma Sur para lograr su independencia, formando con ella una nueva delegación política. Lograrlo sería un gran triunfo para el INBA y el GDF. Ojalá que sus actuales y respectivas administraciones tengan la visión para ello y lo lleven a cabo. Lo demás vendría solo”… El presidente del Consejo de la Crónica de la ciudad de México recuerda así el terremoto de 85: “Lo viví en la calle de Colima, cuando mi casa se volvió una licuadora y desde ella vi cómo el edificio de enfrente, de 10 pisos, se redujo a un montón de cascajo, con un zumbido (casi un rugido) que servía de fondo, vi figuritas de personas que dentro de esa inminente ruina, se agitaban antes de morir aplastadas”. Y denuncia: “Fue realmente terrible, aunque ya se haya olvidado, sobre todo entre los actuales funcionarios que permiten la construcción de edificios de alturas prohibidas”.
Otro romano ilustre es también colaborador de La Jornada. Marco Rascón escribe así en la revista Generación: “Son los tiempos romanos de la decadencia y el resurgimiento, concentrados en este espacio, que reúne vivencias y tiempos, que se han convertido en un mirador de jóvenes y viejos tratando de juntar en sus rincones, los recuerdos con los deseos y las búsquedas. Diremos que la Roma es un lugar vital, un conjunto de barrios que no han perdido su carácter. Su población vieja no huyó y se quedó a resistir lo que trajera el tiempo y llegaron los jóvenes, como pájaros a construir el nuevo tiempo de la colonia Roma. Es un lugar donde muchos han intentado ser abstemios…”
Numerosas historias
Las historias de la Roma son interminables, no podrían faltar los poetas beat desde la mirada de otro romano: Jorge García Robles, la artista surrealista Leonora Carrington, las correrías nocturnas de López Velarde, la incansable labor prodignificación de la Roma de Jaquelín Ducolomb, la cantina Covadonga, el bar Mestizo, las evocaciones de Eusebio Ruvalcaba, la crónica colectiva de un asalto, el cineasta Ignacio Ortiz y, desde luego, la portada del maestro Gilberto Aceves Navarro.