Astillero
El verdadero poder
FC, rehén de grupos armados (oficiales)
Vestirse “a diario” con uniforme militar
Resistencia Civil aprende de errores
La administración federal a cargo de Felipe Calderón ha sido rebasada en el caso de los dos mandos del Ejército Popular Revolucionario (EPR) que fueron desaparecidos en Oaxaca. Cercado y controlado por las fuerzas militares que él ha convertido en rectoras, el ex alumno de la Escuela Libre de Derecho se ha aferrado a las versiones previsibles que le brinda la burocracia uniformada (los jefes castrenses y los civiles a cargo de corporaciones policiales formadas por soldados con licencia) en el sentido de que ningún ente oficial secuestró a Edmundo Reyes Amaya y a Gabriel Alberto Cruz Sánchez. En un tono de humor negro con ribetes verde olivo, se ha llegado al extremo de organizar visitas guiadas a campos militares y cárceles civiles para que los presuntos interesados “verifiquen” que en esas instalaciones no están los dos personajes.
El secuestro y muy probable tortura de los dos miembros del EPR ha corrido suertes informativas diversas. De un desdén inicial se ha pasado a declaraciones en forma tanto del propio Calderón, de viaje en India, como del procurador federal de (in)justicia, Eduardo Medina Mora, quien lo mismo califica de pequeño grupo a la organización guerrillera que le atribuye capacidades suficientes para distraer al aparato federal de su otra obsesión calculada, la del reacomodo nacional, por la fuerza, del negocio de las drogas. Para quienes por obligación profesional deben degustar los platillos informativos cocinados en las calderas del poder ha resultado llamativo y sintomático el interés que opinantes en medios impresos y electrónicos han puesto en el fenómeno EPR, otorgando a este grupo una relevancia y una beligerancia que normalmente les regatean. Al análisis exagerado de la fuerza del citado ejército suelen suceder voces alarmadas que convocan a meter en cintura ¡ya, y como sea! a grupúsculos que causan grave daño a intereses colectivos y patrios como los de las instalaciones petroleras y de la paz social.
El carácter impreciso de los grupos que se hacen llamar EPR hace igualmente difícil calibrar intenciones y autenticidad. Pero, así fuese una creación del propio sistema, o de sus subsistemas, alguno de ellos relacionado con los residuos cada vez mejor posicionados del régimen priísta de mano dura envuelta en guante de seda, el mencionado ejército y sus acciones (infiltradas o genuinas) han puesto en evidencia el carácter gravemente subordinado de la presunta presidencia civil respecto de sus puntales castrenses, y sus planes de provocación y represión.
Astillas
El sicoanalista José Antonio Lara Peinado (www.joseantoniolara.blogspot. com) envió hace días un estudio sobre El hijo desobediente (la canción favorita de Felipe Calderón) y ahora hace saber, respecto a hijos obedientes al ser vestidos como militares, que “los pequeños no son culpables. Ahora bien, los niños desgraciadamente son síntoma de los padres, de tal manera que vestir a unos hijos con trajes militares indica una necesidad de autoafirmarse en el ejercicio del poder; igual que el papá que viste a su hijo de Supermán, el señor viste a los niños con su trajecito verde olivo del mismo modo que desnuda al Ejército para vestirlo de civil. El comandante y jefe de las fuerzas armadas ejerce su fantasía vía los hijos, de tal manera que proyecta en ellos una necesidad de afirmarse y de legitimidad que buena parte del pueblo no le otorga. Los pequeños están por su edad en la construcción de sus valores y su identidad; violentarlos con un uniforme simbólicamente ligado a la guerra, a la muerte, al peligro, etcétera, no es sino una violencia de orden sicológico a un menor. La pose del pequeño saludando a las fuerzas armadas nos hace pensar en la infancia que muchos dictadores han tenido en el mundo; no quiero decir con esto que el pequeño se vuelva dictador; sin embargo, el niño será en su adultez lo que simbólicamente le signen los padres”… Por cierto, según el secretario particular de Felipe Calderón, si éste pudiera “se vestiría a diario de militar”. César Nava aseguró que su jefe tiene varios uniformes castrenses, incluido el de gala. La hija del propio Nava fue a la ceremonia del desfile del pasado 16 con una gorra estilo militar, con flores al frente (nota de Silvia Garduño, en Reforma)… Noticias del Sacro Imperio de Jalisco: mañana, a las 19:30 horas, se instalará la comisión de cultura del Congreso de Jalisco en sesión pública en la plaza del municipio de Yahualica para homenajear en su tierra nativa a Juan Sandoval Íñiguez, cardenal de Guadalajara, virtual gobernador (no sólo espiritual) del estado y jefe máximo de la ultraderecha mexicana neocristera. El magno acontecimiento laico y republicano será posible gracias a la propuesta hecha por el cura Eliazer Lara Ruiz, quien preside el patronato que festeja el medio siglo de ejercicio sacerdotal del citado Sandoval Íñiguez y la pronta y desinteresada promoción que en el Congreso tapatío realizó el diputado (obviamente panista) José Luis Íñiguez Gámez, sobrino del cardenal. La decisión de honrar al caudillo religioso fue tomada por tres diputados panistas, un priísta y un perredista.. Varios colectivos y activistas de la Resistencia Civil Pacífica entregaron ayer un documento en las oficinas de Andrés Manuel López Obrador para manifestar su desacuerdo con las negociaciones de cúpula que el pasado 15 impidieron la expresión fuerte y organizada de repudio a Felipe Calderón. El trabajo de reflexión y la propuesta central, de no permitir más manejos de elite, podrían convertir el Zócalo de la noche triste en un paso maduro hacia delante, que, sin permitir que la decepción se instale, aprende de los errores (por cierto, el principal negociador de aquella noche fue Rafael Hernández, miembro destacado del grupo de Los Chuchos)… Y, mientras le sigue lloviendo al acomedido (con el duopolio) gobernador de Coahuila, ¡hasta mañana, con Vicente Fox cabalgando, a lomo de cuacos robados y con alforjas mal habidas, rumbo a un liderazgo internacional de derecha!