Es un “cuadrazo”, digno de un museo relevante, afirma el experto Gustavo Curiel
El estudio del artista, obra que invita a revalorar al pintor Sóstenes Ortega
En su momento, el artista fue considerado al mismo nivel de Diego Rivera o el Dr. Atl
Ampliar la imagen El estudio del artista, pintado por Sóstenes Ortega en 1916 y que puede verse en la exposición La mirada de un anticuario, en el Palacio de Iturbide Foto: Ilustración tomada del catálogo de la muestra
Entre el más de medio millar de piezas incluidas en La mirada de un anticuario, exposición que se podrá visitar hasta el 25 de septiembre en el Palacio de Cultura Banamex (Palacio de Iturbide), Madero 17, Centro Histórico, se encuentra el óleo El estudio del artista (1916), de 1.29 por 1.84 metros, del hoy día poco recordado guanajuatense Sóstenes Ortega (1881-1968), quien en su momento fue considerado un pintor de lo más moderno, junto con Diego Rivera (1886-1957) y Gerardo Murillo, Dr. Atl (1875-1964).
El lienzo ofrece una escena sugerente y enigmática a la vez, con su grado de sensualidad y erotismo, subrayado por varios desnudos en pintura y escultura, así como las blancas figuras de dos de las mujeres, o modelos, allí presentes. Al parecer estamos ante el desenlace de una velada bohemia y embriagadora. El personaje central, de perfil, con los ojos cerrados, intenta desplazarse apoyado en el respaldo de una silla. Su brazo derecho, extendido, señala en dirección de una mujer, que lo mira con extrañamiento, reclinada en una especie de sofá.
La mujer, vestida de blanco, abraza a otra dama, cigarro prendido en mano, cuya cabeza descansa en su regazo. Del lado derecho del cuadro, en un primer plano, una pareja intercambia miradas sugestivas, mientras que del lado izquierdo un hombre, sentado en el piso, descansa su cabeza en sus brazos cruzados. Detrás del hombre sentado se aprecia una figura masculina, de abrigo largo, parada junto a la pared, también con los brazos cruzados y la cabeza inclinada.
Ilumina la escena una luz brillante que entra por un ventanal, justo detrás del personaje central, y a través del cual se ven árboles y una cúpula de iglesia.
Gustavo Curiel, curador de esta exposición itinerante que, en sus presentaciones anteriores, fue dirigida por la fallecida investigadora Juana Gutiérrez Haces, señala que no existe una monografía sobre Sóstenes Ortega, sólo noticias esparcidas, sobre todo en periódicos de mano de la crítica de arte.
El especialista considera a El estudio del artista como un “cuadrazo”, que “debería formar parte de un museo relevante”. El óleo pertenece a Galerías La Granja, institución fundada por Francisco González de la Fuente, figura principal en este homenaje al anticuariato mexicano que representa esta exposición.
Curiel se refiere a la nota Los pintores más audaces de México. La estética nueva en la nueva pintura, publicada el 15 de septiembre de 1921 en El Universal Ilustrado, firmada por Mousieur de Phocas, donde expresa que Sóstenes Ortega, Diego Rivera y el Doctor Atl –en ese orden– “son los tres maestros del talento audaz”.
Ortega es introducido así: “Académico refinado en su primer manera, embadurnó telas, abocetó cuadros, dibujó mil veces del yeso y del desnudo, hizo cosas serias dentro del modernismo. Pseudo-académico de nuestros últimos tiempos, adquirió una sólida cultura, leyendo desde Taine hasta Marinetti, desde Ruskin hasta Frans Picabia. Pasó ‘como las nubes, como las sombras’… entre el ‘Sorollismo’ ridículo de 1910, y llegó, jadeante de entusiasmo, al picacho simbólico de su ‘yo’ pictórico, de su Yo interior”. Ahora, “vive una vida casi ascética en su estudio mirador”, donde lee, escribe, dibuja y pinta.
De su obra, Ortega dice: “Yo le llamo a mi nueva manera de pintar Súper Futurismo, porque el futurismo europeo se concreta a la disgregación de la forma constructiva y se preocupa muy poco de la Psicología experimental. Aquí, en mi manera, cada forma, cada línea, cada color da el complemento múltiple de que debe constar toda unidad, teniendo en cuenta el naturalismo más profundo dentro de la cosa psicológica, mas siempre dentro de la naturaleza realizada con la súper-lógica de nuestros sentidos”.
Curiel hace hincapié en que Ortega marca ya la cuestión sicológica de los personajes: “Fue un pintor terriblemente moderno”.
En 1994, Fomento Cultural Banamex organizó la exposición Un matrimonio de arte, ya que Ortega se casó con la pintora zacatecana Otilia Rodríguez (1876-1959), condiscípula suya en la Academia de San Carlos. Según el breve texto del catálogo, Ortega primero cursó estudios de comercio. Sin embargo, dadas sus aptitudes para la pintura, fue recomendado por su tutor a José María Velasco, quien personalmente lo llevó a San Carlos para iniciar sus cursos de pintura, en 1897.
Ortega ganó en 1918 el primer lugar en el concurso del retrato de Simón Bolívar, convocado por la Universidad Nacional. El pintor fue maestro por 53 años de la después Escuela Nacional de Artes Plásticas.