Una “fuente segura” dio el informe en la ONU; el ataque sería en Carolina del Norte
Alerta de Cuba frustró un atentado contra Reagan en 1984, dice Castro
El ex presidente de EU firmó el primer acuerdo migratorio con el gobierno revolucionario, señala
Ampliar la imagen El ministro de Informática y Comunicaciones de Cuba, comandante de la revolución Ramiro Valdés, durante la cancelación de los cinco timbres postales que servirán para la nueva campaña internacional por la liberación de los cinco cubanos presos en Estados Unidos acusados de conspiración y espionaje. Foto: Reuters
Ampliar la imagen Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional, durante la ceremonia de lanzamiento Foto: Reuters
La Habana, 12 de septiembre. Cuba alertó a Estados Unidos sobre un atentado que se preparaba contra el presidente Ronald Reagan en el verano de 1984, que fue abortado gracias al aviso, según informes difundidos hoy por el presidente Fidel Castro.
El mandatario, alejado de sus funciones hace 13 meses por una enfermedad no precisada, publicó el miércoles un artícuen el que aborda el episodio, junto con una breve evaluación de la actitud del ex mandatario estadunidense hacia la isla.
Castro recordó que Reagan suscribió el primer acuerdo migratorio entre los dos gobiernos, pero advirtió que el presidente de Estados Unidos “no podía escapar de su entorno, porque otros más a la derecha todavía que él lo eliminaban físicamente”, como a John F. Kennedy.
Sin precisar su opinión sobre si hubo un periodo en el que Reagan fue menos agresivo hacia la isla, el líder cubano llegó a la conclusión de que el entonces mandatario estadunidense cambió su posición hacia Cuba en un año electoral, para endurecerla.
Castro también recordó que, según documentos desclasificados de Washington, fue Reagan quien propició el surgimiento de la Fundación Nacional Cubano-Americana, grupo político-empresarial de activa hostilidad hacia el gobierno de La Habana.
En el caso del atentado, el informe llegó por una “fuente segura” a manos de un agente cubano a cargo de la seguridad de la misión de la isla en Naciones Unidas, según el relato suscrito por Castro.
El oficial cubano entregó los datos al entonces jefe de seguridad de la delegación de Estados Unidos ante el organismo mundial, Robert C. Muller, y más tarde a dos agentes del Servicio Secreto de ese país.
Según el reporte de los cubanos, “un grupo de extrema derecha” atentaría contra Reagan, cuando el presidente realizara una gira por Carolina del Norte. El reporte –señaló Castro– precisaba día, hora y lugar del planeado magnicidio, tipo de armamento, el lugar de su acopio, el sitio de reunión y una reseña de lo que habían conversado los conspiradores.
Días después de que los cubanos entregaron ese informe, la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) detuvo a varias personas en Carolina del Norte, a las que imputaron diversos cargos, aunque no el de un atentado contra el presidente. Reagan viajó a ese estado más tarde, como parte de su campaña por la relección, recordó Castro.
El mandatario cubano también difundió la transcripción de una entrevista entre el entonces canciller Isidoro Malmierca y el jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, Wayne Smith, el 30 de marzo de 1981, día en que Reagan sufrió un atentado a tiros en Washington.
En sustancia, Malmierca emitió a Smith un mensaje oficial de pesar por los hechos y los deseos de que el presidente se recuperara pronto. La transcripción muestra un encuentro muy cordial, dentro de la gravedad del momento.
“Tal vez Reagan experimentó algún agradecimiento, tanto por nuestra preocupación cuando sufrió el atentado, en 1981, como por el aviso que le salvó la vida ante un peligro inminente, y lo agradeció a través de Robert C. Muller”, señaló Castro.
En la presidencia de Reagan, Estados Unidos y Cuba sostuvieron la reunión de más alto nivel desde su ruptura de relaciones, en 1961. El encuentro fue en 1981 entre el secretario de Estado, Alexander Haig, y el vicepresidente, Carlos Rafael Rodríguez, en la ciudad de México, promovido por el presidente José López Portillo y organizado por el canciller Jorge Castañeda.