Usted está aquí: viernes 31 de agosto de 2007 Opinión Penultimatum

Penultimatum

Subastas y altruismo

En vida, la princesa Diana regaló 90 de sus exclusivos trajes para que fueran subastados y, con el dinero obtenido, ayudar a agrupaciones que se dedican a la protección de los niños huérfanos, las víctimas de las minas antipersonas, el cáncer y el sida. Cuatro de esos trajes fueron comprados por la compañía estadunidense de televisión WE, dos meses antes del deceso de la princesa, ocurrido justo hoy hace 10 años. Por uno de ellos, el diseñado por Catherine Walter, la compañía pagó entonces 100 mil dólares. Era la prenda que más quería Diana y apenas la utilizó en dos ocasiones: una en Cannes, en 1987, y la otra dos años después, cuando se estrenó en Londres el musical Miss Saigón. El vestido (color celeste y sin tirantes) fue muy comentado por los expertos en modas y por los cronistas de sociales por su singular diseño, que rompió con el vetusto protocolo impuesto por la casa real en actos públicos. Ese vestido sale de nuevo a subasta en 300 mil dólares y se espera que paguen por él unos 2 millones, suma que será destinada al Centro The Promise Allaince, organización dedicada a atender niños que viven abandonados en las calles de las principales ciudades de Estados Unidos. En la gran potencia se calcula que 20 millones viven en pobreza extrema.

Otra subasta, esta vez de la casa Christie’s, tendrá lugar en diciembre, y entre los objetos que saldrán a la venta figuran las dos guitarras en las que fueron tocados algunos de los grandes éxitos de la historia del rock. Pertenecieron al beatle George Harrison y al rolling stone Keith Richards. La primera, que Harrison a veces prestaba a su compañero John Lennon, fue utilizada para las grabaciones del Album blanco de Los Beatles. La de Richard es la que lució en su famosa presentación en el talkshow más visto en Estados Unidos hace 40 años, el de Ed Sullivan. La subasta incluye también una carta de Kurt Cobain a Courtney Love, que el líder del grupo Nirvana aparentemente escribió en 1991 bajo la influencia de algún ácido.

Son 200 ilustraciones a color elaboradas por Bob Dylan entre 1989 y 1992 las que se exhiben a partir de este fin de semana en Chemnitz, al este de Alemania. El músico ya las había publicado en un libro The Drawn Blank Series, título que le dieron también a la muestra en el museo Kunstsammlungen. Galeristas de otras ciudades europeas, entre ellas Londres, París y Barcelona, así como de Nueva York, expresaron su interés en mostrar la colección. La idea final es hacer una subasta con fines benéficos.

La revelacion de la semana: “Si ya no quiere ser mamá, si ya no quiere ser suegra, me parece bien. A mi mamá ninguna novia que le llevé le cayó muy bien que digamos, le sacó la tarjeta roja. Pero la invito a que sea abuela, porque creo que es un lujo muy grande que le puede dar la vida a una mujer y la hará sentirse contenta”: Christian Castro, el charro cantor del nuevo milenio solicitándole a su mamá, Verónica, que acepte conocer a su nieta Simona, de dos años de edad. Christian acaba de anunciar que se divorcia. Por segunda vez.

 
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