Usted está aquí: jueves 23 de agosto de 2007 Estados Constata Calderón efectos del huracán Dean, que se suman a los de la pobreza

En gira por la zona afectada, recibe reclamos y peticiones de los pobladores

Constata Calderón efectos del huracán Dean, que se suman a los de la pobreza

CLAUDIA HERRERA BELTRAN

Ampliar la imagen En Majahual, Felipe Calderón, acompañado de Félix González Canto, gobernador de Quintana Roo, realiza un recorrido por la zona devastada por el huracán Dean En Majahual, Felipe Calderón, acompañado de Félix González Canto, gobernador de Quintana Roo, realiza un recorrido por la zona devastada por el huracán Dean Foto: Carlos Ramos Mamahua

Othon P. Blanco, 22 de agosto. En cuanto el presidente Felipe Calderón se detuvo frente a la pequeña clínica del ejido Chacchoben, que estaba rodeada de fango y ramas derribadas, una mujer pidió a gritos: "Señor, no tenemos medicamento. Pase a ver cómo está nuestro dispensario".

Como a esta señora, Calderón se encontró en su recorrido por esta comunidad y la de Los Monos con decenas de personas desesperadas porque a sus carencias habituales, producto de la pobreza en que viven, se sumaron la falta de luz y de agua potable y la pérdida de casas, pertenencias y empleo.

Sólo así, con la presencia del Presidente, que dio corte marcial a su gira al usar una gorra negra en su carácter de comandante supremo de las fuerzas armadas, los damnificados lograron recibir las primeras despensas o, por el momento, la promesa de atención a sus necesidades urgentes.

Después del recorrido relámpago que hizo la noche anterior, el cual reveló que si bien no se contabiliaron pérdidas humanas sí hubo graves destrozos en algunas comunidades de esta entidad, el Presidente durmió en una suite del hotel Holiday Inn de la ciudad de Chetumal, el único que contaba con planta de luz.

El hotel también fue centro de operaciones de funcionarios. Se podía ver en los pasillos a los secretarios de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña; de Comunicaciones, Luis Téllez; de Desarrollo Social, Beatriz Zavala. También estaban el de la Defensa, Guillermo Galván, y el de Marina, Mariano Francisco Saynez Mendoza.

Muy temprano, el michoacano, junto con el gobernador priísta Felix González Canto, y los funcionarios, emprendió una nueva gira a bordo de helicóptero por las zonas más afectadas por Dean, y lo que encontró fue algo más que la huella del paso del huracán: fue la de la pobreza agravada.

En Los Monos, ejido del municipio de Othón P. Blanco, las personas se arremolinaron a su alrededor para pedirle la reconstrucción de sus casas. Aquello parecía una zona de guerra: chozas deshechas, árboles derribados, algunas casas aún encharcadas.

Ahí platicó con "una paisanita", como él mismo llamó a Francisca González, originaria de Michoacán, quien contó cómo se quedaron sin empleo los cortadores de caña por la pérdida de las cosechas. "No se me achicopale, doña Francisca", le respondió Calderón, y prometió el envío de láminas.

Como todo aquel que se le acercaba pedía una nueva vivienda, éste buscó con la mirada a la titular de la Sedeso, pero cómo no la encontró, exclamó: "¿Dónde está la secretaria?" Y ésta rápidamente acudió para escuchar la orden de que "vayamos haciendo un programa de vivienda".

Cuando visitó una choza derruida, el mandatario resbaló en las escaleras de piedra, pero como fue auxiliado de inmediato por los elementos del Estado Mayor Presidencial el asunto no pasó a mayores.

Lo que sí encontró fue la clínica de la comunidad sin medicamentos y anegada. En el exterior había cajas de inyecciones usadas nadando en un charco, mientras el secretario de Salud caminaba luciendo pantalones y botas como si fuera a un safari.

Y ya que por primera vez un presidente había pisado el suelo de Cacchoben, la gente aprovechó para plantearle otras demandas. "Llevamos cuatro meses y no sabemos por qué razón no se paga el Oportunidades", expresó un hombre.

La titular de la Sedeso intentó refutarlo diciendo: "Llega cada dos meses", pero eso no convenció al quejoso, quien agregó a su denuncia los retrasos en la entrega de los recursos del Procampo, hasta que el Ejecutivo le prometió que como una excepción se adelantará la distribución de los fondos de Oportunidades.

En Majahual, pueblo pesquero que vive de la visitas de los cruceros, el panorama era más desolador, porque el muelle se perdió por completo.

La ayuda no va a ser regalada

Aunque Calderón escuchó las exigencias, hizo ver que la ayuda no iba a ser regalada. Lo hizo cuando le tomó la palabra a uno de los líderes del pueblo, de nombre Margarito, para decir que se darán "créditos de largo plazo, de bajas tasas de interés, para que vayan reconstruyendo sus locales comerciales".

Ante la exigencia de los pobladores de que el muelle funcione pronto, porque "sin éste no hay vida en Majahual", reconoció que la reconstrucción de este que se perfilaba como el "diamante del sur" -como señaló un comerciante- puede llevarse medio año

La foto en Campeche

De ahí viajó a Ciudad del Carmen, Campeche, donde en una rápida reunión de evaluación con funcionarios estatales y federales, concluyó que "a pesar de la furia con la que se presentaba este huracán, hasta ahora hemos salido bien, porque estábamos preparados".

Y aunque no hubo infraestructura dañada y 70 por ciento de los 128 albergues ya se habían cerrado -como informó el gobernador Jorge Carlos Hurtado-, Calderón todavía acudió a uno de éstos, instalado en una secundaria, lo que se convirtió en una oportunidad para que se tomara la foto y recibiera porras de los damnificados, que al final recibieron despensas de obsequio.

Aunque también a su llegada escuchó a un hombre gritar: "¡Nomás viene a tomarse la foto!" y todavía a la salida, otros machacaron: "¡Vaya a las colonias!"

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.