Muchos de los problemas ginecológicos que experimentan las mujeres seropositivas también afectan a las mujeres que no lo son. Pero para las mujeres con VIH, esta afecciones tienden a ser más frecuentes, más serias y más difíciles de tratar. Pueden deteriorar aún más el sistema inmunológico, por consiguiente, es muy importante que el médico les dé seguimiento, las diagnostique y las trate lo más temprano posible. A continuación se describen algunas de las más usuales.
Candidiasis Vaginal
La levadura es un hongo común que existe normalmente en el organismo. La candidiasis vaginal es un exceso de crecimiento de dicha levadura en la vulva y la vagina.
Para las mujeres VIH positivas, la candidiasis es el primer síntoma común del VIH. A medida que los recuentos de células CD4 caen por debajo de 200, aumenta el riesgo de que ocurran infecciones de levadura repetidas en la vagina, la boca o la garganta.
Existen diferentes maneras de tratar la candidiasis vaginal, incluyendo cremas y óvulos como el clotrimazole, que se puede adquirir sin receta médica. Si la candidiasis no responde al tratamiento local, el fluconazole o el ketoconazole vía oral suelen ser eficaces. Varios estudios advierten que las mujeres con recuentos de células CD4 por debajo de 50 que han usado extensivamente el fluconazole son más propensas a desarrollar una candidiasis resistente.
Herpes
El herpes genital es una infección de transmisión sexual, causada comúnmente por el virus del herpes simplex 2 (VHS-2). Su pariente cercano, el VHS-1, es el que causa el herpes en la boca, los labios y la piel —el cual se manifiesta como fuegos. El herpes genital es recurrente y no tiene cura; los síntomas incluyen una o varias ampollas que después de varios días se revientan y se convierten en pequeñas llagas. Otros síntomas incluyen hinchazón en la vulva, fiebre e inflamación de los ganglios linfáticos en el área del estómago y la ingle.
Aunque el herpes puede permanecer latente durante largos períodos, la erupción puede aparecer en cualquier momento, especialmente en aquellas personas con sistemas inmunológicos debilitados. Para las mujeres VIH positivas, las lesiones dolorosas tanto dentro como alrededor de los genitales o el ano tienden a ser más frecuentes, durar más tiempo y requerir dosis más altas para su tratamiento.
Sífilis
La sífilis es una infección de transmisión sexual causada por una bacteria que ingresa al organismo a través de pequeñas grietas en la piel, donde se multiplica y luego se propaga. Cuando la sífilis está presente, existe un riesgo de dos a cinco veces más alto de contraer el VIH.
El tratamiento estándar es una inyección de penicilina. La dosis dependerá de la etapa en que se encuentre la infección. Para las pacientes alérgicas a la penicilina, se suele recetar doxiciclina y tetraciclina. La penicilina elimina a la bacteria y previene los daños posteriores, pero no repara ningún daño ya causado.
Varios estudios reportan que el tratamiento de la sífilis con una dosis única de penicilina podría fallar en las personas VIH positivas. Por consiguiente, puede resultar necesario tratarla con dosis más altas o requerirse otros antibióticos.
Otras infecciones de transmisión sexual como la clamidia, la gonorrea, la vaginosis bacteriana y la tricomoniasis ocurren comúnmente en las mujeres con VIH. Cuando estas infecciones ocurren, el nivel de ácido vaginal cambia, haciendo que esta área sea más propensa a otras infecciones como el VIH.
Cervicitis
La cervicitis es una inflamación del cuello uterino. Varios problemas pueden llevar a una cervicitis, incluyendo la clamidia, la gonorrea, la tricomoniasis, la vaginosis bacteriana y el citomegalovirus. El tratamiento para la cervicitis depende de su causa. Una cervicitis leve, podría no provocar ningún síntoma. Sin embargo, cuando ocurren, incluyen un flujo vaginal parecido al pus con un olor desagradable, relaciones sexuales dolorosas, manchado o sangrado después de las relaciones sexuales, y dolor en el abdomen o la espalda.
Enfermedad Inflamatoria Pélvica
La enfermedad inflamatoria pélvica consiste en una variedad de trastornos del tracto sexual superior, incluyendo la trompa de Falopio, el útero, los ovarios y, en etapas avanzadas, del recubrimiento abdominal. Entre los síntomas comunes se encuentran dolor crónico, sensibilidad en el zona abdominal, períodos menstruales irregulares, sangrado fuera del período menstrual, y ardor al orinar así como necesidad de hacerlo con mayor frecuencia. Al igual que otros problemas ginecológicos, la enfermedad inflamatoria pélvica parece ser más común, severa y resistente al tratamiento en las mujeres con VIH.
Cambios menstruales
Los cambios en el período menstrual son comunes. No se sabe exactamente cómo afecta el VIH al sistema reproductivo, las hormonas y el ciclo menstrual. También se desconoce cómo las hormonas femeninas —estrógeno y progesterona— interactúan con el sistema inmunológico. Se presume que los problemas del sistema inmunológico en una mujer debidos al VIH provocan cambios en sus hormonas y, por consiguiente, problemas en la menstruación.
Existen varias maneras de aliviar muchos de los síntomas que conllevan los problemas menstruales. Los cólicos, antes y durante los períodos, por lo general responden a los medicamentos de venta libre como la aspirina, el ibuprofeno o el naproxen. Algunas mujeres prefieren tratar sus síntomas con terapias de reemplazo hormonal, o con terapias herbales o nutricionales. Reducir el nivel de estrés, añadir vitaminas a la alimentación, hacer ejercicio regularmente y mantener una buena nutrición pueden incluirse en cualquier plan de tratamiento. |
Tomado del material informativo “Los problemas ginecológicos y el VIH/sida”, de Project Inform, octubre de 2005. www.projectinform.org
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