Palle Seierson Frost presenta exposición en el Antiguo Palacio del Arzobispado
Busca artista aprehender “el espíritu” del papel desde una perspectiva lúdica
En la “religión” de Palle Seierson Frost (nacido en Hjorring, Dinamarca, en 1935 y naturalizado mexicano), el material es adorado. Es decir, se busca el “espíritu”, sea del papel o del acero, para hacer algo.
Con el papel, ya que su historial se remonta a varios siglos, el arquitecto y artista visual más bien se pregunta lo que quiere hacer. De allí que en su obra importe más la materia que su creador, quien se define como un humilde catalizador, por ejemplo, entre el grafito y el papel, o la geometría y el papel.
Papel se titula la exposición con obra de 1994 a 2007, que Seierson Frost presenta en el Museo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Antiguo Palacio del Arzobispado (Moneda 4, Centro Histórico). Allí, la gama de papeles ha sido mojada, corrugada, doblada, pintada, quemada, rota y cortada con tijeras, para ofrecer formas bi y tridimensiones, así como animar series como Moriscas –nacidas de un viaje realizado a Marruecos y las estalactitas moras–, Humorescas, Satiescas –nombradas así en honor del compositor Eric Satie– y Testimonios.
Radicado en México desde 1963, el entrevistado habla de sus búsquedas dentro del papel: “Si se dobla un papel, que es básicamente bidimensional, se consigue la tercera dimensión. Y cuando doblas un papel la vista de repente le da una fuerza estructural. Muchas de las piezas de la exposición, como las Moriscas, están trabajadas con su nueva estructura, su nueva fuerza.
“Si pones uno de mis relieves sobre una mesa horizontal y colocas un plato, o cualquier cosa, encima, aguanta. El papel no aguanta nada, excepto con esta transformación. Las piezas llamadas Satiescas adquieren una fuerza enorme en sus curvaturas con el papel. Todos sabemos que la forma de concha da fuerza.
“Tuvimos aquí al arquitecto Félix Candela, quien construyó un gran porcentaje de nuestros mercados públicos. Esas conchas, que son delgadísimas, tienen una forma que da fuerza al papel, al cartón y a la cartulina.”
Recortar y moldear el papel encierra un sentido lúdico que se percibe en la serie Humorescas. Por ejemplo, Narciso (2001), obra hecha con cinta de télex, es un “retrato de mi cerebro, hueco y perforado a la fregada”.
Una vez, relata Seiersen, le ofrecieron las cintas, cuando el télex pasó a la historia. “Mándamelas –contestó–, a ver qué hago. La cinta de télex permite decir ciertas cosas, lo cual significa que ese material, igual que las carreteras en las montañas, pueden ir abajo con las curvas. La cinta es recta, pero si la doblas, poco a poco puedes darte la vuelta y cubrir una esfera”.
Grafito bruñido como el barro negro
Humoresca No. 25 (2004), que semeja un gran huevo, está cubierta con venda y yeso, en vez de papel, y pintada de rojo. El uso de silicón directo del tubo parece sostener la pieza, a la vez que lo adorna. Al artista le gusta usar el silicón como si fuera pintura, como se aprecia en Humoresca No. 24 (2007), otra esfera ovalada, después pintada de color negro que contiene grafito que ha sido bruñido, al “igual como las indígenas de Oaxaca que bruñen su barro”.
La serie más reciente es Testimonios (2006-2007), resultado del “encuentro del grafito con el papel”. El título se refiere a un sistema que el expositor utiliza para trabajar y consiste en emplear la madrugada para resolver sus problemas: “Cuando me enfrento a un problema lo hago a un lado, me voy a la cama, duermo, y la mañana siguiente de repente algo pasa. Hay imágenes de la escultura o del dibujo, que trato de anotar en un papel lo mejor que puedo para luego trabajarlos. El resultado es bueno, porque los problemas se resuelven en 90 por ciento”.
Reconoce que de cuando en cuando las visiones en sus sueños tienen que ver con imágenes de su niñez, como las púas presentes en Testimonio No. 29, dunas o luces entre siluetas. Seierson busca resultados que simpaticen con el alma.