Nina Serrano
Nuevo México, donde el desierto se encontraba con los huesos polvorientos y las aves enormes se nos venían encima. Atravesamos las sombras frescas de los piñones tropezando entre cactos, espinas, piedras y polvo para descansar en la loma donde se encontraba el tinaco, esa marca de la civilización de los humanos que dominan la Tierra.
Pero el agua no caía a las casas de adobe allá abajo pues sólo algunos tienen derecho, gente con dinero para pagar la pipa. La pipa que puede subir la polvorosa/cacturienta/espinada loma.
Bajamos cargando las cubetas que se columpiaban llenas de agua para hervir en el fogón. El fogón necesita leña. Leña que hay que cortar con el hacha, apilar y llevar adentro para preparar el café, las papas, los frijoles, las tortillas y los chícharos de lata.
Apenas si se siembra ahora. Sólo hay los cheques del gobierno, los programas, opresión caída del cielo para comprar votos, sometimiento y alcohol. El aullido de los borrachos Rebota su eco en los cerros y los coyotes responden desde la meseta púrpura y negra.
¿Dónde se esconderían ahora los caballos salvajes? La compañía maderera arrasó con todos los árboles. Pero en el pueblo abajo la vida es tranquila porque cada mes llegan los cheques del gobierno.
|
Nina Serrano, poeta y cineasta, nació en Nueva York en 1934. Empezó a escribir en 1968, cuando se hizo colaboradora y amiga del poeta salvadoreño Roque Dalton. Sus películas Qué hacer (1972) y Después del terremoto (1979) fueron premiadas internacionalmente. Este poema, titulado "Nuevo México", pertenece extrañamente a la serie Canciones para la lucha, donde la autora celebra, entre otros, a Pablo Neruda, Lucio Cabañas, Lolita Lebrón y Roque Dalton. (Traducción del inglés: HB).