El presidente venezolano busca sentar las bases de futuras compras de armamentos
Visita oficial de dos días de Chávez a Rusia para impulsar la cooperación económica
Moscú, 27 de junio. El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, comenzó esta noche aquí una visita oficial de dos días -la cuarta que realiza a Rusia durante la gestión de su homólogo ruso, Vladimir Putin-, con una agenda cuya prioridad es impulsar la cooperación económica bilateral y sentar las bases de futuras compras de armamento por parte del país sudamericano, las cuales en el año y medio recientes rebasaron ya los 3 mil millones de dólares.
Cada cual a su manera, conscientes de que más allá de la retórica no es viable sellar una verdadera alianza estratégica, Moscú y Caracas buscan sacar provecho de esta reunión al máximo nivel con la mente puesta en Washington.
Para el anfitrión, la presencia de Chávez en la capital rusa es una renovada oportunidad de hacer gala de autonomía en materia de asuntos internacionales, con el aliciente adicional de concretar jugosos negocios tanto en el área civil como en la militar.
Para el huésped, quien con el mismo propósito político tendrá como siguientes escalas de esta gira Bielorrusia e Irán, dos países excomulgados por la Casa Blanca, ser recibido en el Kremlin es poco menos que testimonio de que Rusia comparte el frontal desafío de Venezuela a Estados Unidos.
A la vez, hay un factor que -al menos desde la perspectiva rusa- puede quitar brillo al significado político de esta visita de Chávez. La cumbre que, dentro de contados días -y camino a la reunión del Comité Olímpico Internacional en Guatemala en que se decidirá la sede de los Juegos de Invierno, a la que entre otras candidatas figura la ciudad rusa de Sochi-, celebrará en Estados Unidos el presidente Putin con su colega George W. Bush, no deja mucho espacio a declaraciones conjuntas antiestadunidenses con el mandatario venezolano.
La víspera de su encuentro en la localidad costera de Kennebunkport, en la cual Putin y Bush tratarán de encontrar entendimientos sobre algunas de sus múltiples discrepancias, el Kremlin prefiere manejar con bajo perfil la presencia de Chávez, a sabiendas de que de todos modos el visitante no va a desaprovechar la ocasión de arremeter contra el titular de la Casa Blanca.
Esto explica que la mayoría oficialista en la Duma haya bloqueado la iniciativa de la bancada del Partido Comunista para que el gobernante venezolano pudiera hablar desde la tribuna de la Cámara baja del Parlamento ruso en sesión plenaria, un privilegio que en esta legislatura han tenido sólo los presidentes de Bielorrusia y Kazajstán, dos ex repúblicas soviéticas.
Finalmente Chávez intervendrá ante los diputados rusos, pero en una sala que tiene cabida sólo para 40 personas.
Por lo mismo, no se espera la firma de contratos de suministro de armas rusas, como los suscritos el año pasado, que incluyeron la entrega de 24 cazabombarderos Sujoi-30 MK2 y 53 helicópteros de combate MI, así como la construcción de una fábrica en Venezuela para producir fusiles automáticos Kalashnikov AK-103, complementarios a la partida de 100 mil que adquirió en 2004.
"Si no fuera por Rusia estaríamos casi desarmados hoy. Hay que reconocer el coraje del gobierno ruso, que no cedió a las presiones del imperio", dijo Chávez el domingo, durante el desfile del Día del Ejército.
Aunque se asegura que la compra de nuevos tipos de armamento ruso no está en la agenda, fuentes de ambos países no descartan que se aborde el tema y se sienten las bases de futuras adquisiciones.
Chávez, quien tiene previsto conocer la fábrica de helicópteros de Rostov del Don, tratará de concretar la intención de producir esos aparatos en Venezuela, al tiempo que mantiene su interés por los sistemas de misiles tierra-aire TOR-M1 y los submarinos diesel-eléctricos equipados con misiles.
Mediante filtraciones a la prensa, se llegó a dar por hecho que Venezuela compraría 10 submarinos de esta clase, pero el propio Chávez dijo hace poco que dicha posibilidad "es sólo una idea que se ha presentado".