México SA
Greenspan confundió la gimnasia con la magnesia
Si se privatiza Pemex, ¿quién va a pagar los impuestos que sostienen las finanzas públicas?
Ampliar la imagen El ex presidente de la Reserva Federal estadunidense, Alan Greenspan, durante su intervención en una convención en Nueva York Foto: Ap
Habló el gurú, y el gran capital, con su gerencia en Los Pinos, aplaude el amable empujón que a su proyecto de colonización energética le ha brindado Alan Greenspan, a quien "todos deben hacer caso", según decían sus seguidores en los tiempos en que este personaje ocupaba la presidencia de la Reserva Federal estadunidense.
Podría pensarse que el gurú llegó a México más turbado que en otras ocasiones, porque a todas luces confundió la gimnasia con la magnesia para justificar públicamente la privatización de Petróleos Mexicanos, toda vez que el eje de su "recomendación" (difundida en Expomanagement 2007, por cuya participación habría recibido 150 mil dólares) es que "habría una crisis fiscal en el país" si el precio internacional del crudo se desploma, ergo la nación "está al borde de una crisis fiscal", y por ello Pemex debe abrirse a la inversión privada. Ello, porque "hay mucho petróleo en el Golfo de México, y el problema no es que se tenga crudo en el subsuelo, sino cómo sacarlo", y como el gobierno no tiene dinero, pues allí está el siempre desinteresado capital particular.
Difícilmente podría apreciarse a Greenspan más turbado que en otras ocasiones, porque en realidad su "recomendación" en el foro Expomanagement 2007 es del todo interesada, y no sólo corresponde a su tradicional visión de cómo deben hacerse las cosas, sino a su nuevo empleo: abrir puertas y concretar suculentos negocios para la trasnacional alemana Allianz-Pimco, un gigante en seguros, pensiones, servicios financieros e inversiones en los sectores económicos más lucrativos del planeta (el petróleo mexicano privatizado, por ejemplo).
Y como al gurú "todos deben hacerle caso", lo mejor es privatizar no sólo Pemex sino el sector energético nacional, porque el gobierno "no tiene dinero" y se avecina "una crisis fiscal en el país". ¿Qué no habrá notado Greenspan que la crisis fiscal mexicana (patente desde hace muchísimos años) no es precisamente causada por Pemex, la paraestatal que aporta casi 40 por ciento de los ingresos del gobierno?
¿Quién paga impuestos en este país, más allá de los causantes cautivos? De entrada Pemex (que Greenspan "recomienda" privatizar), una entidad que aporta casi 40 centavos de cada peso que "administra" el gobierno federal. Entonces, privatizada la paraestatal, ¿quién cubriría el enorme hoyo en las finanzas públicas?, porque el gran capital no es precisamente un contribuyente cumplido, ni mucho menos ejemplar.
Que no hay dinero y que por lo mismo se requiere privatizar, dice Greenspan, pero hace un lado la espeluznante sangría que a las finanzas mexicanas significa la "innovadora" política fiscal del gobierno. Un balance inmediato nos refiere que sólo en el sexenio del "cambio", el erario dejó de captar más de 2 billones 300 mil millones de pesos (más de 200 mil millones de dólares) como resultado de los regímenes especiales, tasas preferenciales, estímulos fiscales y demás privilegios, que han convertido a México en uno de los paraísos tributarios más atractivos del mundo (para la minoría, desde luego), y a las finanzas nacionales en una de las más endebles del planeta.
A esa cifra hay que añadir los cerca de 520 mil millones que por igual concepto dejará de captar el erario (sólo en el primer año de la "continuidad"), sin considerar los 500 mil millones por "créditos fiscales" que difícilmente visitarán las arcas nacionales, unos y otros autorizados en beneficio de las grandes empresas, muchas de las cuales eventualmente participarían en la privatización de Pemex "recomendada" por el gurú. Negocio redondo para unos cuantos y, en efecto, una crisis fiscal sin precedentes en la historia del país. Que el gobierno no tiene dinero, insiste el gurú, pero es imposible que lo tenga con una política fiscal como la descrita. Y si se privatiza Pemex, menos.
En efecto, la participación de los ingresos petroleros en los ingresos presupuestarios es creciente: en 1995 representaron 33.2 por ciento; en 2000, 32.6 por ciento, y para 2006 llegaron a 38.5 por ciento. Además, en el sexenio del "cambio" los ingresos petroleros excedentes sumaron 403 mil 500 millones de pesos.
El problema radica en que mientras unos se incrementan, otros se reducen o en el mejor de los casos permanecen estancados. Por ejemplo, nuestro glorioso comercio exterior prácticamente no aporta nada en materia fiscal, entre otras razones por la caída del impuesto a la importación, la disminución o eliminación de aranceles y la firma de tratados de libre comercio con otros países.
La captación por ISR promedia 4.5 por ciento del PIB en el periodo 1995-2006, observando la menor participación en el primero de los años citados como consecuencia del crack económico, al ubicarse en 3.8 por ciento del PIB, pero en tiempos de "jauja" (Fox y Calderón dixit) la situación tampoco mejora. Los ingresos tributarios durante el periodo 1995-2000 "crecieron" un punto porcentual del PIB (8.3 a 9.4 por ciento); en el lapso 2001-2003 permanecieron constantes, al ubicarse en 9.8 por ciento, y en 2004-2006 disminuyeron a 9.3 por ciento.
Cierto, pues, que no alcanza el dinero, ni alcanzará si se mantiene la política fiscal.
Las rebanadas del pastel
Resulta que en el partido México-Panamá los locutores de Televisa se dieron vuelo con la deserción de dos futbolistas cubanos, quienes, junto con su selección nacional, participaban en la Copa de Oro de la Concacaf, que se desarrolla en Estados Unidos. Tales locutores "olvidaron" que en los 90 minutos, más 15 de descanso, que duró el encuentro, 105 mexicanos (uno por minuto) cruzaron la frontera México-Estados Unidos en busca de asilo económico, por ser expulsados de su tierra. Y de este asunto ni pío, aunque el marcador (dos cubanos contra 105 mexicanos) es por demás contundente, sin considerar a la mexicanada que se instaló en las tribunas del estadio Reliant Park, en Houston, para apoyar a los escuálidos ratoncitos verdes.