Bajo la Lupa
Rusia restaura el "equilibrio estratégico" con Estados Unidos, según China
Ampliar la imagen George Bush, Angela Merkel y Vladimir Putin, el pasado viernes en Heiligendamm Foto: Ap
Lo más importante de la cumbre caótica del G-8 en Heiligendamm sucedió al margen y no tuvo nada que ver con su agenda formal (lo cual seguramente se le escapó al radiante turista Felipe El Breve más "globalizado" que nunca): la restauración del "equilibrio estratégico" de Rusia con Estados Unidos, como detectaron los estrategas chinos (People's Daily, 8-06-07).
Para entender en la coyuntura presente se sugiere operar de dos maneras: leer al revés la prensa anglosajona, la más desinformativa del planeta, y enterarse de lo que piensan los principales afectados, colocados siempre en forma pueril del lado del "imperio del mal" (la antigua URSS) y el "eje del mal" (Irak, Irán, Norcorea) -a quienes se busca derrocar, invadir, bombardear o aniquilar-, como si la dupla de Baby Bush y el premier Tony Blair encarnaran el monopolio omnisciente del "bien".
La dupla anglosajona, derrotada en Irak (y en Afganistán), acaba de recibir una paliza geopolítica en Asia central, por lo que intenta compensar sus descalabros mediante la recaptura de Europa y la colocación en sus entrañas, en la periferia inmediata de Rusia, del "nuevo caballo de Troya" de la posmodernidad: el sistema misilístico antibalístico de la "mini guerra de las galaxias" que ha retornado al planeta a una nueva guerra fría.
Para la vil propaganda de los cómicos multimedia anglosajones, hoy la nueva bestia maldita que ha retornado a expandir el "mal global" es Rusia, gobernada por su "tirano" execrable, el zar Vlady, quien, por cierto, goza de mayor popularidad que Bush y Blair juntos.
Una semana previa a la cumbre del G-8, las "fuerzas de cohetes estratégicos rusos", remarcan los chinos, "lanzaron exitosamente dos misiles de significado único (¡súper sic!): el RS-24, misil balístico intercontinental con ojivas múltiples, y el Iskander-M, misil táctico de corto-alcance. Comentan en su periódico gubernamental que el "RS-24 supuestamente puede penetrar cualquier sistema defensivo, y el Iskander-M ha sido proclamado como arma moderna de destrucción de alta precisión", lo que llevó a declarar al viceprimer ministro Sergei Ivanov: "finalmente (sic) Rusia puede estar tranquila en su seguridad y defensa".
Sueltan una frase demoledora que seguramente habrá cimbrado introspectivamente a los centros estratégicos anglosajones: "los nuevos misiles tienen gran significado estratégico. Indican la determinación rusa de restaurar el equilibrio estratégico con Estados Unidos, como en la era de la guerra fría".
Consideran que el lanzamiento de los misiles rusos es una "respuesta (sic) al retiro unilateral (sic) de EU en 2001 del tratado misilístico antibalístico (ABM, por sus siglas en inglés) y a su insistencia (sic) en desplegar un sistema misilístico de defensa" (v. gr. en Polonia y la República Checa).
Tras enumerar las maravillas del cohete RS-24 (¿no se morirán de ganas de poseer uno?) de un alcance de 12 mil kilómetros (muy superior al estadunidense Minuteman III), nuestros amigos chinos rematan con una estocada perfecta: "el "mito (¡súper sic!) del sistema misilístico de defensa Skynet ha quedado completamente destruido". ¡Adiós a Hollywood!
Cabe rememorar que Estados Unidos ganó la guerra fría con el montaje hollywoodense de la guerra de las galaxias al que sucumbieron en forma inverosímil Yuri Andropov y el mariscal Nikolai Ogarkov (Bajo la Lupa, 14-08-05).
Ahora Washington pretende ganar su "cuarta guerra (sic) mundial" contra el espantapájaros de Al-Qaeda con el mismo método de montaje global y que en realidad va dirigido a tomar desprevenidos por la retaguardia a Rusia y a China que se han vuelto complementarios en sus sicologías contraofensivas frente a las provocaciones unilaterales estadunidenses: lo que le falta a uno de malicia le sobra al otro; lo que le sobra a uno de fuerza nuclear le falta al otro.
Honor a quien lo merece. Scott Ritter (The Christian Science Monitor, 4-01-05), lúcido inspector nuclear estadunidense, quien exhibió las mendacidades de la dupla Cheney-Bush sobre las inexistentes "armas de destrucción masiva" de Saddam, fue el primero en advertir el "rudo despertar" estadunidense sobre la proeza rusa, lo cual detectamos de inmediato en Bajo la Lupa (9-02-05 y 28-01-07): "De un plumazo, el sistema balístico ruso Topol-M, de 'trayectoria impredecible que lo hace inmune (sic) a la destrucción' (incluyendo los impactos electromagnéticos), acabó con el sueño defensivo estadunidense y su dispendioso costo del sistema misilístico defensivo, como predijo Scott Ritter".
En la percepción china, la probable colocación por Estados Unidos de misiles antibalísticos en Europa constituye la "mayor amenaza a Rusia". Ya habíamos advertido que el artículo muy tóxico, "El ascenso de la primacía nuclear de EU", de Keir A. Lieber y Daryl G. Press, publicado por la influyente revista Foreign Affairs (marzo/abril, 2006), con justa razón había indispuesto sobremanera al Kremlin (ver Bajo la Lupa, 2-05-07).
La "respuesta" rusa no se ha hecho esperar: el despliegue de los misiles Iskander-M para "mantener un equilibrio estratégico global cuando Estados Unidos ha causado una nueva carrera armamentista". Los Iskander-M "pueden evitar la intercepción de sistemas antimisilísticos y poseen fuertes capacidades de golpeo y una muy buena movilidad. Con la utilización de satélites o de aviones automáticos pueden garantizar golpes precisos en pequeños objetivos". ¿Cuándo y a cambio de qué adquirirá China su primera dotación de Iskander-M?
Los mismos argumentos, con sus matices desde luego, que esgrimió el presidente Kennedy en 1962 para el desmantelamiento de los misiles soviéticos en Cuba, son ahora más válidos que nunca, 45 años después, en referencia al unilateral despliegue provocativo de Baby Bush de su panoplia bélica de la guerra de las galaxias en Polonia y República Checa, es decir, en la periferia inmediata rusa.
Constituye una tragedia geopolítica que Polonia y la República Checa, con maravillosas sociedades civiles (quizá, entre las más civilizadas del planeta), tengan la pésima suerte de contar con dos gobiernos irresponsables de vocación suicida que no aprendieron nada de su lúgubre historia reciente y que sirven de carne de cañón a los unilateralistas neoconservadores straussianos. En forma tonta, Europa parece sucumbir al "síndrome de Estocolmo" con Estados Unidos: cuando el secuestrado mimetiza la conducta de su violador.
Quizá por pudor, pero los chinos no comentan que el "éxito" ruso sucedió cinco días después del estrepitoso fracaso del ensayo de intercepción misilístico de Estados Unidos (Le Monde, 28-05-07), que forma parte del monopólico diseño bushiano del espacio sideral (Bajo la Lupa, 22-10-06)
Los analistas chinos concluyen que las "consecuencias" de la restauración del equilibrio estratégico entre Rusia y Estados Unidos "permanecen desconocidas (sic)".
Siempre al margen de la cumbre caótica del G-8, el zar Vlady y el presidente chino, Hu Jintao, se reunieron a solas para "construir más estrechas relaciones" (People's Daily, 9-06-07).
Por lo pronto, una "consecuencia conocida" es que China prefiere el RS-24 y el Iskander de Rusia al vetusto Minuteman III y a la fantasiosa guerra de las galaxias de Baby Bush.