Usted está aquí: jueves 7 de junio de 2007 Economía México SA

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Carlos Fernández-Vega

Lavatorio de manos

Larios recibió ''presiones normales'' para votar por la ley Televisa

Pablo Gómez ''se equivocó'' sin presiones

Ampliar la imagen Mandatarios del G-8 y sus cónyugues, en la foto oficial frente al castillo Gut Hohen Luckow, en Heiligendamm, Alemania Mandatarios del G-8 y sus cónyugues, en la foto oficial frente al castillo Gut Hohen Luckow, en Heiligendamm, Alemania Foto: Ap

Más de un año de tupido debate, y cerca de dos meses de discusiones y decisiones en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, fueron necesarios invertir para desandar la fétida decisión anticonstitucional que aprobaron, en escasos siete minutos, los sospechosamente unánimes diputados de la LIX Legislatura.

A los senadores de dicha Legislatura les tomó un poco más de tiempo, pero de igual forma, aunque no por unanimidad, sino por mayoría, votaron en igual sentido que los diputados, y ahora que la SCJN prácticamente dio el tiro de gracia a la ley Televisa, los que antes ocuparon escaño y hoy curul, o viceversa, simple y sencillamente se lavan las manos.

Por ejemplo, el actual coordinador del PAN en la Cámara de Diputados, Héctor Larios (que ocupó igual posición en el Senado cuando se votó la ley Televisa y dio línea sobre el sentido del voto blanquiazul) ahora dice que, en efecto, "hubo presiones" de "algunos" medios de comunicación electrónicos, aunque según él estas "son normales". ¿Qué entenderá el empresario por "normales"? Tendría que explicarlo, porque queda la duda. Cuál de las siguientes puede calificarse como "una presión normal" del duopolio: una maleta llena de dinero; regalar automóviles de lujo y/o viajes a paraísos turísticos; tasas preferenciales en sus fondos de inversión; amenazar con una campaña mediática de desprestigio, en el entendido de que los políticos tienen muchísima tela de donde cortar; propaganda política gratuita y abundante en plena campaña electoral a cambio del voto favorable; defenestración mediática del candidato que encabezaba la intención del sufragio; un fin de semana con liberales cuan curvilíneas modelos de las televisoras; una fábrica de sueños con lavadora de abonos chiquitos... ¿Qué es, a juicio de Larios, una "presión normal" que lo llevó, junto con su bancada, a votar favorablemente una ley anticonstitucional?

No sólo el empresario, porque uno de los arquitectos de la ley Televisa, Emilio Gamboa Patrón (en igualdad de posiciones que su colega Larios, es decir, antes en Xicoténcatl y ahora en San Lázaro como pastor del rebaño) asegura que él votó "en conciencia. Y siempre he dado la cara, pero no fui yo solo... ¿Por qué no van y le preguntan a 327 diputados de todos los partidos y 82 (en realidad 81) senadores de la República? ¡Me hacen muy importante!" Cierto es que votó "en conciencia", y por ella entiéndase su paso por la secretaría particular del presidente de la República, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (particularmente generoso con Televisa), el IMSS, el Fonatur y demás grandes negocios en los que el yucateco ha estado, está, involucrado.

Y del entonces coordinador de la bancada perredista en San Lázaro, ahora cómodamente instalado en Xicoténcatl, Pablo Gómez, ni qué decir. Junto con su rebaño alzó la mano (en realidad apretó el botón para el registro electrónico del voto por el sí) para contribuir a la unanimidad de los diputados a favor de la ley Televisa. De nada sirvió que poco después humildemente afirmara que "a mí nunca me han presionado las televisoras; el error lo cometí yo solito y no le voy a echar la culpa a nadie. Hablo con la verdad: fue un error, yo lo cometí". En el PRD se limitaron a decir que fue "un trágico error de omisión de los diputados". A todas luces la disculpa no enmendó la "falta".

Al momento de votar (siete minutos) la ley Televisa, presidía la Cámara de Diputados el priísta Heliodoro Díaz Escárraga, poco después designado secretario general de Gobierno de Ulises Ruiz, y ahora presidente estatal de su partido en Oaxaca. Junto a él, los líderes de las bancadas: movidísimo estaba el panista José González Morfín, ahora senador de la República; Emilio Chuayffet pastoreaba a su rebaño tricolor, y a su lado el exitoso cuan profesional bofe Jorge Kahwagi, entonces cabeza de los verdes y ahora secretario general del Partido Nueva Alianza, por obra y gracia de Elba Esther; Convergencia con Jesús Martínez Alvarez, y el Partido del Trabajo con Alejandro González Yáñez, quien ahora ocupa un escaño en Xicoténcatl. Y todos se quedaron tan frescos.

Por el lado de los senadores, el inenarrable Enrique Jackson no sólo coordinaba la bancada priísta, sino que presidía el Senado de la República. Sobre la ley Televisa ahora dice que "con una enorme responsabilidad y seriedad la aprobamos; no hay nada de qué avergonzarse ni se respondió a intereses particulares. Los senadores siempre supieron lo que se estaba discutiendo y la trascendencia que tenía; hay una brutal diferencia entre lo que hizo el Senado y lo realizado por la Cámara de Diputados; los senadores discutieron el tema más de cuatro meses, los diputados aprobaron las modificaciones a las leyes de telecomunicaciones y de radio y televisión en sólo siete minutos". Cierto, no es lo mismo robar en siete minutos que en cuatro meses.

Al lado del sinaloense, que se frotaba las manos por su "candidatura" a la Presidencia de la República, el maestro del chanchullo y el tráfico de influencias: Diego Fernández de Cevallos, entonces pastos del rebaño blanquiazul, quien ahora hace lo mismo, pero directamente en su bufete. Por los verdes, otra joya de la democracia nacional, Jorge Emilio González Martínez (ahora diputado). Por allí andaban Jorge Zermeño (¡qué golpazo para los españoles!), Manlio Fabio Beltrones, Federico Döring y otras joyas de la política nacional.

El día de la votación de la ley Televisa en el Senado presidía la mesa el priísta Carlos Chaurand Arzate, quien celebró con la siguiente frase: "...esta presidencia ha tomado una determinación: el derecho constitucional de presentar iniciativas equivocadas o no, le asiste a todos los señores legisladores..."

Las rebanadas del pastel

¿Qué consecuencias habrá para los legisladores que reciben "presiones normales", que votan "en conciencia", que no se avergüenzan y que ejercen su "derecho constitucional" de votar favorablemente por iniciativas "equivocadas o no"? Ninguna; no les pasará nada, porque llevan 25 años hundiendo al país y todavía sonríen.

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