Una de sus maniobras preferidas es pactar con autoridades para relegirse indefinidamente
Sindicalismo en México, compendio de traiciones, venganzas y trapicheos
Los ilícitos de los líderes son tolerados por el Ejecutivo con el argumento de la autonomía
Ampliar la imagen A Alberto Juárez Blancas sólo la muerte lo pudo despojar del poder en la CROC Foto: Marco Peláez
Ampliar la imagen Joel Ayala es el líder desde hace nueve años de la Federación de Sindicatos al Servicio del Estado Foto: Guillermo Sologuren
Ampliar la imagen Napoleón Gómez Urrutia, dirigente del sindicato de mineros, y el extinto Leonardo Rodríguez Alcaine, sucesor de Fidel Velázquez. Ambos han sido personajes polémicos en sus respectivos gremios Foto: María Meléndrez Parada
Si hubiera que escribir sobre las vidas de los dirigentes sindicales mexicanos, una obra en varios tomos se dedicaría a las traiciones en la búsqueda del poder, de sus amores gremiales y sus odios de asamblea.
En ese libro, un capítulo especial tendría que ser el de la maestra Elba Esther Gordillo, quien desde finales de la década de los 80 no ha soltado el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Estuvo formalmente seis años como secretaria general -ya que reformó los estatutos para repetir en el cargo-; sin embargo, han pasado ya tres nuevas dirigencias y continúa como la "líder moral" del gremio desde hace 26 años.
Sin importar que el SNTE es una de las organizaciones cuya dirigencia es la "que mayor número de denuncias públicas ha acumulado; que la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) ha iniciado innumerables denuncias de corrupción en contra de esta dirigente del magisterio; que hay reclamos de todo tipo contra ella, desde desvíos y malversación de cuotas, influyentismo, enriquecimiento inexplicable, nepotismo y, sobre todo, traición, Gordillo no se inmuta y deja ver su pretensión vital de morir sin soltar el poder de ese sindicato", advierte el libro El sindicalismo en México.
Esta compilación de trabajos de varios autores, en un apartado titulado "Los sindicatos ante el conflicto sociolaboral", señala que las relaciones corporativas de la profesora con los gobiernos en turno "son muy fuertes, ya que su poder radica en que apoya lo que proponga el gobernante en turno sin importar los intereses de los maestros, aun cuando negocia a nombre de ellos, como ahora, que se le reclama haberlo hecho al impulsar la reforma a la Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE)".
Las relaciones entre algunos de los líderes sindicales son tan "laxas" y "volubles" que no importan las enemistades o amores para mantener el poder, señala el documento, y añade que aun cuando la profesora Gordillo había roto política y sindicalmente de manera abrupta con el líder de la Federación de Sindicatos al Servicio del Estado (FSTSE), Joel Ayala, en un distanciamiento que llevó a la escisión de esta central y a la creación de la Federación Democrática de Sindicatos de Servidores Públicos (Fedessp), no importó la enemistad cuando se trató de sacar la reforma a la ley de este instituto y los dos enemigos se sentaron a negociar con el gobierno.
La profesora ya tiene experiencia en esas maniobras -empezó temprano- desde que traicionó al veterano dirigente de la SNTE, Carlos Jonguitud Barrios, para sucederlo, señala el profesor distinguido de la Universidad Autónoma Metropolitana Enrique de la Garza Toledo, quien también es doctor en sociología.
Joel Ayala Almeida, quien lleva nueve años al frente de la FSTSE, dos periodos de relección -y en el más reciente también, como casi todos los demás líderes, modificó los estatutos para aumentar de 4 a 6 años su gestión y terminar en 2012-, tampoco tuvo empacho en impulsar la misma reforma que Elba Esther Gordillo quería y que ha sido impugnada por amplios sectores de trabajadores al servicio del estado.
Desde su llegada a la FSTSE ha brincado de la Cámara de Diputados a la de Senadores y viceversa, se le desmoronó su organización al quedarse con sólo uno de cada ocho trabajadores públicos, vio salir de sus filas a sindicatos como el propio SNTE, el de Trabajadores de la Secretaría de Agricultura, de Desarrollo Social, el de Telecomunicaciones y Transportes, el Metro y otros, e inclusive la profesora Gordillo -que encabeza moralmente también la Fedessp- le está disputando legalmente "la posesión de los bienes patrimoniales y cuentas de los trabajadores públicos". Pero eso no importó: se pusieron de acuerdo para la reforma a la Ley del ISSSTE.
La familia Gómez también ha sido cuestionada porque después de más de 40 años al frente del sindicato minero, Napoleón Gómez Sada supuestamente "heredó" a su hijo esta organización.
Gómez Sada fue electo líder en 1962 y permaneció en ese cargo hasta su muerte, en 2002, fecha en que fue sucedido por Napoleón Gómez Urrutia. Este último, quien tiene posgrados en la universidades de Oxford y en la de Berlín, fue funcionario y director de la Casa de Moneda. A partir del año pasado ha ocupado los titulares de los medios informativos por dos razones: por acusaciones de desvío de 55 millones de dólares del fideicomiso minero y por haber sido desconocido y restituido en el cargo por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.
En la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) también se estilan las relecciones. A Alberto Juárez Blancas sólo la muerte le quitó el liderazgo, ya que fue nombrado presidente del comité ejecutivo de la organización en 1976 y continuó en él hasta 2005, "cuando sufre un accidente por el que queda en estado de coma lo obliga a su retiro de la vida sindical"; falleció cinco años antes de que se cumpliera su mandato, que concluía en 2010, por lo que "sólo" estuvo al frente de la organización 30 años.
Según la investigadora Angélica González Vega, del Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal), al deceso de Juárez Blancas no se siguió lo estipulado en los estatutos, y un cuerpo colegiado determinó que asumiera la dirigencia nacional Isaías González Cuevas, quien ya también tenía varios años de líder de la Unión Nacional de Trabajadores de la Industria Alimenticia, Restaurantera, Gastronómica y Similares y Conexos Donceles 28. El oponente más cercano de González Cuevas era en ese entonces Carlos Mireles, quien al no llegar al poder abandonó la CROC y fundó su propia central, la Confederación Mexicana Sindical.
También la cúpula obrera-corporativa del país, el Congreso del Trabajo (CT), tiene en su directiva a un veterano del viejo cuño cetemista. Enrique Aguilar Borrego, quien sólo lleva 15 años al frente de la Federación Nacional de Sindicatos Bancarios (Fenasib), va por su quinta relección y desde noviembre del año pasado ocupa la silla que luego de varias relecciones y enfrentamientos, finalmente le dejó Víctor Flores Morales, el líder ferrocarrilero.
Aguilar Borrego vio pasar, durante más de una década y media como dirigente de los trabajadores bancarios, la fusión y extranjerización de 90 por ciento de las instituciones, registró el despido de más de 50 mil trabajadores del sector y el crecimiento sin precedente del outsourcing o subcontratación. Llegó al CT con la consigna de llevar a cabo la "operación cicatriz", ya que la disputa por el poder de esta central fraccionó a sus integrantes a tal grado de que, en la víspera de su 40 aniversario, esta central amaneció con dos dirigentes.
La lista de relecciones podría ser interminable. A los casos más visibles hay que sumar los de líderes que desde el anonimato se perpetúan en el poder. Uno de ellos es el del Sindicato de Trabajadores de la Industria Embotelladora (STIE) de la CTM, Armando Neyra Chávez, en la sección 12 de esta organización, de la cual es secretario general desde 1970, relección tras relección.
"El líder sindical no nace corrupto, se hace corrupto", indica el investigador Marco Antonio Leyva Piña, del departamento de sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana, y apunta que las prácticas ilegales en el sindicalismo son toleradas por el Ejecutivo, con el argumento poco creíble del respeto a la autonomía sindical.